Por Mariana Carbajal
Al final de
una semana en la que el candidato a gobernador por el justicialismo, Carlos Ruckauf,
pidió vía libre a la mano dura de la Bonaerense, una investigación judicial
reveló que la policía no está lejos de responder a su llamado. Cinco jóvenes, de 17 a
26 años, denunciaron que el 24 de julio fueron detenidos por efectivos de la comisaría
1ª de San Martín a golpes y disparos, en el centro de esa ciudad, sin un motivo
aparente, y en la seccional recibieron varias golpizas y la tortura conocida como
submarino seco, que consiste en poner una bolsa de plástico en la cabeza de la víctima,
impidiéndole respirar. La policía justificó la detención con una acusación por robo
calificado contra el grupo, pero los jóvenes fueron rápidamente liberados por falta de
mérito. La causa por apremios ilegales quedó a cargo del fiscal Marcelo
Iván Sadot, quien 48 horas después de iniciar esta pesquisa recibió una denuncia casi
idéntica: otros dos jóvenes de 19 años, detenidos por personal de la misma seccional,
dijeron haber sufrido igual tormento. El 26 de julio la comisaría fue allanada. Según
informó ayer Sadot a Página/12, en el operativo se secuestraron varias bolsas de
nylon, cuya descripción podría ser compatible con la denuncia de los chicos. Lo
llamativo es que no es la primera vez, en los últimos 9 meses, que policías de la 1ª de
San Martín son acusados de practicar tormentos: ya hay dos agentes procesados por ese
delito, que antes de fin de año serán juzgados por el Tribunal Oral Nº 1 de San
Martín.
Usted sabe bien que la gente que delinque hace este tipo de denuncias contra la
policía. Las bolsas que secuestraron son las que van en los tachos para los
residuos, contestó ayer a Página/12 el comisario Darío Sosa, a cargo de la
cuestionada seccional, restándole importancia a la investigación del fiscal. No
obstante, reconoció la existencia de las dos causas abiertas semanas atrás, aunque
aclaró que en ese momento él estaba de vacaciones. Acá no se tortura a
nadie, aseguró.
Sin embargo, esta semana, cuatro policías de esa dependencia, cuyas descripciones
coinciden con las que hicieron los jóvenes denunciantes, participarán de una rueda de
identificación en los tribunales de San Martín. La medida fue ordenada por el juez de
Garantías Juan Carlos Sorondo.
Según denunciaron ante el fiscal los cincos jóvenes, en la madrugada del sábado 24 de
julio fueron detenidos en una zona de boliches de la ciudad de San Martín, a pocas
cuadras de la plaza principal. Habíamos salido del pub Pancho Villa. Después de
caminar una cuadra, en la puerta de la hamburguesería Pancho Dotto, observamos una
discusión, en la que un hombre discutía con otra gente porque no quería darle un
sandwich a un chico de la calle. Después supimos que ese hombre era un policía de la
Federal. La discusión se transformó rápidamente en una pelea y quedamos metidos en
ella. Nos defendimos y nos fuimos. Una cuadra más adelante, en la esquina de 25 de Mayo y
Perón, nos sentamos en la vereda y en ese instante vimos doblar de la esquina a varias
personas de civil y minutos después a dos patrulleros, contó a este diario Sergio
Cabrera, de 26 años, estudiante del CBC, de la carrera de Derecho. Lo acompañaban
Andrés Castro (21), estudiante de periodismo en la Universidad Nacional de Córdoba, su
coterráneo Lisandro Córdoba (17), alumno del colegio secundario Montserrat, de la
capital cordobesa, Mario Sieben (24) y Guido A. (21). Los cinco están asesorados
legalmente por la Coordindora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi).
Según su declaración, fueron aprendidos a los golpes. Yo me quise escapar y la
policía me tiró varios disparos, aseguró Guido. Fuimos trasladados a la
comisaría y adentro nos siguieron pegando, agregó Mario. Tanto Andrés como Sergio
aseguraron que fueron sometidos en varias oportunidades, de a uno por vez, en una
habitación con puerta roja con la luz apagada, al tormento conocido como submarino seco.
Me llevaron los brazos para atrás, me agarraron entre tres y me pusieron una bolsa
en la cabeza. De la desesperación pude sacármela y me zafé. Me volvieron a agarrar y
otra vez, me pusieron la bolsa. Así varias veces. Terminé llorando arrodillado en el
piso. En ese momento me acordé de la década del setenta y de los desaparecidos. Pensé
que me mataban, relató ayer Sergio, visiblemente conmovido por el recuerdo.
Todo el tiempo nos preguntaban por un fierro. Después nos enteramos que en la pelea
de la hamburguesería el de la Policía Federal había perdido su arma, agregó
Mario.
Alrededor de las 13 del sábado 24, los cinco fueron revisados por una médica de la
policía que según afirmaron constantó que tenían lesiones: golpes en
distintas partes del cuerpo y la cara y múltiples hematomas. Ayer, Mario tenía todavía
un derrame en el ojo izquierdo e hinchazón en el pómulo. En el Hospital Thompson
me dijeron que tengo una fractura en la nariz, añadió.
El fiscal llegó a la comisaría alrededor de las 14 del mismo sábado 24, y a través de
él, los jóvenes se enteraron de que no estaban detenidos por averiguación de
antecedentes, como pensaban, sino por robo calificado, doblemente agravado, en
poblado y en banda, atentando y resistencia a la autoridad, y lesiones. La policía
alegó que les había secuestrado una campera y dos relojes robados. Tras escuchar el
relato de los tormentos, y recibir una segunda denuncia similar de dos jóvenes de 19
años que estuvieron algunas horas detenidos, ese mismo fin de semana, por
averiguación de antecedentes el lunes 26, el fiscal pidió realizar un allanamiento
en la seccional. El juez Sorondo ordenó el procedimiento y paralelamente trasladó a los
cinco amigos a otras comisarías de San Martín. Dos días después fueron liberados
por falta de mérito y los acusados pasaron a ser los efectivos de la bonaerense,
informó la abogada María del Carmen Verdú, de la Correpi.
Antes de fin de año, otros dos agentes de 1ª de San Martín serán juzgados por el
Tribunal Oral Nº 1. Se trata de Adrián Cremona y Marcelo Gamboa, quienes están
procesados por apremios ilegales, en una causa iniciada por tres jóvenes
detenidos a la salida de la bailanta Bus, de San Martín.
EL JEFE POLICIAL DE
PERGAMINO, ACUSADO DE APREMIOS EN LA DICTADURA
Voto del Concejo contra el comisario
Por Carlos Rodríguez
El actual jefe de la
Policía Departamental de Pergamino, comisario mayor Omar Ledesma, fue acusado de cometer
apremios ilegales contra personas que estuvieron detenidas durante la dictadura militar.
La denuncia, notificada hace unos días al ex ministro de Seguridad bonaerense León
Arslanian, fue fundamentada en una sesión del Concejo Deliberante de Pergamino por el
titular del bloque justicialista, Carlos De Luca, quien dijo que él y su hermano Miguel,
por entonces militantes de la Juventud Peronista, fueron golpeados y
torturados por Ledesma, en persona, quien los detuvo en la vía pública el 30 de
abril de 1976, cuando se encontraban en la calle pintando leyendas políticas en una
pared.
De Luca relató que en esa nefasta noche de su vida fue torturado por el
hoy jefe departamental, el señor comisario Ledesma, quien en ese momento se
desempeñaba como titular del Servicio de Calle de la comisaría 1ª de Pergamino. Los
hermanos Carlos y Miguel De Luca estuvieron presos casi un mes en esa seccional y con
posterioridad fueron llevados a San Nicolás, donde estaba la conducción militar en la
zona, en el Regimiento de Zapadores 601 del Ejército. El hoy concejal De Luca estuvo
cinco años preso, a disposición del Poder Ejecutivo nacional.
El radical Guillermo Illia, presidente del Concejo Deliberante de Pergamino, dijo a
Página/12 que De Luca hizo la primera denuncia ante el cuerpo legislativo hace unos 40
días, al conocerse la designación de Ledesma en la Departamental, que tiene
jurisdicción en una amplia zona del norte de la provincia de Buenos Aires. En esa primera
sesión, sin difusión pública, los 20 concejales que integran el cuerpo aprobaron por
unanimidad hacer un planteo institucional ante el entonces ministro Arslanian.
Hace diez días, el ex titular de la cartera de Seguridad recibió en La Plata a Illia,
quien viajó acompañado por Carlos De Luca y por los jefes de las bancadas del
radicalismo, Sergio Bocanera, y del Partido del Frente Grande, Julio Courtial. En esa
ocasión, De Luca le expresó a Arslanian que no llevaba ninguna propuesta
descabellada, pero que estaba preocupado porque la gente de Pergamino no
quiere esa seguridad, no quiere un elemento como Ledesma para que resguarde a los
adolescentes.
Guillermo Illia resaltó que todos los bloques apoyaron a De Luca porque el problema
es de carácter institucional y nosotros buscamos dejarlo fuera de la disputa
electoral. La respuesta de Arslanian, según precisó Illia, fue que Ledesma
carecía de denuncias en contra, tanto en la ex Conadep como en la Justicia y que,
además, contaba con una brillante foja de servicios. Arslanian se comprometió a
analizar la situación, pero el nombramiento se mantuvo y Ledesma sigue en funciones.
En una nueva sesión del Concejo Deliberante, realizada el lunes pasado por la noche, De
Luca relató por primera vez en público lo que le había tocado vivir esa noche de abril
de 1976. Hasta ahora nunca formuló la denuncia en sede judicial, aunque es posible que la
haga la semana próxima. Lo grave dijo el concejal peronista en la
sesión es que con mi hermano fuimos castigados y esposados, tirados como perros en
un móvil policial donde fueron torturados por el hoy jefe de la
Departamental.
El edil radical Sergio Bocanera resaltó que la designación de Ledesma también fue
objetada ante el intendente de Pergamino (el peronista Alcides Sequeiro), pero tampoco
fuimos escuchados. Los concejales de las distintas bancadas ratificaron su decisión
de seguir cuestionando esta designación y de promover una profunda
reconsideración de lo que es la seguridad en Pergamino. Anoche, en la
Departamental, el comisario inspector Basilio dijo a este diario que Ledesma se había
retirado y que él no tenía nada que decir sobre el tema. |
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