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“Soy un tipo libre en un país careta”

Baby Etchecopar, el curioso personaje que conducía en cable el “Angel de la medianoche”, saltó al aire y debutará mañana  en América.

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Por Karina Micheletto
t.gif (862 bytes)  Si el sentido común es el menos común de los sentidos, Baby Etchecopar parece confirmarlo todos los domingos desde su programa “El ángel de la medianoche”. El ciclo se mantuvo en el canal Ideas (27 de Cablevisión) durante casi dos años, luego de pasar por distintas FM y canales zonales, y a partir de mañana comenzará a emitirse por América, de 23 a 0.30. Con una mesa ratona por todo decorado, el curioso conductor propone un tema cualquiera para discutir con los televidentes: a partir de allí, puede predicar contra la droga o las dictaduras, insultar a los presidentes Macri o Menem, pedir a la gente que vaya más a la biblioteca y menos a la cancha o llamar a las travestis al recato con igual vehemencia, cambiando su discurso con la misma facilidad con que cambia de cámara. “Casi como un taxista”, acepta. “Es que somos todos taxistas, y la ambigüedad es inherente al argentino. Pero mi mensaje no es ambiguo, es criterioso”, aclara. “Es no mandar a la gente a pelear a Plaza de Mayo, pero sí a quejarse, no hacer romper vidrieras, pero que voten en contra. Creo que no es tan ilógico.” En diálogo con Página/12, Etchecopar, que trabajó como actor en el “Drácula” que protagonizaba Carlos Calvo, explica cómo será el programa. “Quiero que la gente no se duerma, quiero que a los argentinos no nos duerman”, subraya.
–¿Qué cambios va a introducir en el programa para el aire?
–La estructura es igual. Una mesa, fondo oscuro, sin decorado, bien austero. Pero vamos a poner dos líneas de teléfono, para que la gente hable entre ella y se conteste. Y yo voy a estar en el medio metiendo cizaña, porque creo que del disenso salen los resultados. Lo bueno es que ahora no me van a putear tanto a mí, se van a putear entre ellos. El resto sigue igual: un argentino diciendo lo que piensa de la Argentina que está viviendo. Viene a ser la conjunción de toda la gente anónima que no tiene medios para ser escuchada, o la gente que sale a hablar en los noticieros y es tomada por loca. Una suerte de homenaje a Norma Plá.
–¿Piensa seguir insultándose con la gente?
–Claro, me encanta. Esa es la gratificación del programa, poder mandar a la mierda a los mediocres. Cuando alguien te llama y te insulta, primero tenés que ver de parte de quién viene. Si es un tipo coherente tratás de explicarle lo que querés decir, si es un mediocre lo mandás a la mierda. El mediocre es el tipo que llena un shopping con un sol bárbaro afuera y mete a toda la familia bajo techo, el que cuando agarra dos mangos se compra un 0 km a pagar en 72 cuotas para mostrarle al vecino de enfrente. El mediocre es el hipócrita que habla de la patria, la familia y la propiedad y se caga en los pobres, o dice que la democracia es bárbara pero con los milicos estábamos mejor. De eso hay mucho en este país, .
–¿Tiene algún tipo de experiencia militante?
–Milité toda la vida. Mi padre fue un hombre muy allegado a Illia, desde chiquito me llevaba a las manifestaciones. Dejé de ser radical con el pacto de Olivos: en este momento estoy observando porque todos me parecen mentirosos. Tengo 46 años, un padre perseguido por la dictadura y un hermano que peleó en Malvinas y murió en el continente.
–¿Qué le gustaría llegar a lograr con el programa?
–Quisiera ocupar eternamente un espacio en el aire, para decirle a la gente todos los domingos a la noche “despertáte”. Que vean a un tipo libre en un pais careta , y hagan lo mismo. Que cuando algo les molesta no se callen por miedo a perder el laburo. Cuando lo digamos todos, va a ser posible. No me interesa ganar guita, quisiera quedar en la historia como Olmedo o Tato Bores. Me gustaría llevarme un Martín Fierro, aunque digan que es un negocio, para dejarles una estatua de bronce a mis hijos y que puedan decir: “Papá pasó por la vida y peleó por sus ideales”.

 

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