Por Adriana Meyer
Los que no
se resignan a la democracia y siguen reivindicando la guerra sucia y reclamando
condecoraciones acaban de llevar su actividad a un nuevo escenario, la Internet.
Terrorismo en Argentina: Para que la violencia no regrese Nunca Más es la
página de la web que refleja el pensamiento de un grupo de militares que ya guardan sus
uniformes con naftalina. Los artículos del site no se firman, apenas alguno tiene
iniciales, y ningún grupo o persona se hace responsable del contenido. Página/12 pudo
establecer que el sitio fue registrado por el presidente del Grupo de Almirantes
Retirados, el marino Carlos Torlaschi. Como en los comunicados y publicaciones
convencionales del grupo, la prédica agresiva e insultante contra los organismos, las
personalidades y los medios relacionados con la lucha por los derechos humanos es su sello
distintivo. Este diario navegó en forma exhaustiva por ese espacio de la amplísima red
de redes y sobrevivió para contarlo.
Aunque los contenidos son en castellano, se presentan como True Peace y
parecen estar conformes con el amparo de ese anonimato. Publican su material gracias
a la gentileza de Geocities, un entorno que permite la difusión de ideas en forma
gratuita. Además de establecer quién es el responsable de la página, el experto en
informática Ariel Garbarz descubrió que el programador es Enrique Torlaschi, quien tuvo
la habilidad de darle un dominio propio que facilita el acceso. En un sólo día llegaron
a recibir más de cien consultas en la dirección come.to/terrorismo, en donde
el ocasional visitante puede leer completo el libro In Memoriam, del represor Genaro Díaz
Bessone, o el capítulo referido al terrorismo en la sentencia del juicio a las Juntas.
Este es también el lugar donde el capitán de navío Jorge Perrén eligió quejarse
porque una revista habría desvirtuado sus declaraciones judiciales ante la
jueza María Servini de Cubría, en setiembre de 1998, en la causa que investiga varios
casos de sustracción de menores. Y lo hizo enviando una carta de lectores.
Pese a las sistemáticas faltas de ortografía que muestra, para True Peace
el uso correcto del lenguaje es esencial. Y por eso proponen cambiar el término
represión por guerra, porque aseguran que fueron las
organizaciones armadas las que declararon la guerra. Un artículo editorial firmado
con las iniciales R.D.B. lo ejemplifica con citas del Che Guevara y del V Congreso del
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Además, argumenta que los decretos
emitidos por el gobierno de Isabel Perón ordenaron a las Fuerzas Armadas aniquilar
el accionar de los elementos subversivos, y si sólo hubieran deseado reprimir, ésa y no
otra debió ser la palabra que era necesario emplear, porque no se ordena aniquilar cuando
sólo se trata de contener, moderar o templar, según la definición de
represión de la Academia Española. El autor concluye que la
represión puede excederse, no así el aniquilamiento, que es reducir a la nada. Los
almirantes retirados denominan a la dictadura la guerra que emprendieron los
guerrilleros para destruir nuestro sistema constitucional, y cuestionan el cobro de
indemnizaciones por parte de los familiares de las víctimas de la represión, a quienes
nombran como las víctimas del tan mentado terrorismo de Estado que los
derrotó militarmente.
Una de las metodologías que adoptaron para atacar a distintas personalidades, como el ex
fiscal Julio César Strassera o la diputada frepasista Adriana Puiggrós, es
pinchar sus correos electrónicos. También inventan polémicas reproduciendo
entrevistas como la que este diario realizó en agosto de 1998 a Emilio Mignone, en la que
se expresaba a favor de disolver las Fuerzas Armadas y contraponiéndole una respuesta del
rector del Instituto Superior del Ejército, brigadier Horacio Mauro, publicada en las
cartas de lectores de otro matutino. Tras calificar de intelectualmente penosa
la opinión de Mignone, los marinos invitan a los lectores a sacar sus propias
conclusiones. Pero no piden lo mismo cuando transcriben con elogios las declaraciones del
polista Alberto Pedro Heguy a El Gráfico, en las que consideró a Videla como un
Cristo pagano.
La sección Derecho y Justicia tiene un grado de documentación y
argumentación digna de la pluma de los abogados de los represores. En la subsección
Plan sistemático para robar menores, una nueva mentira de algunos comunistas
derrotados, se refieren a la modificación de leyes y fallos judiciales con
sentencia firme para continuar persiguiendo a los militares, y abordan su argumento
favorito: el principio de cosa juzgada. En el juicio a las Juntas de 1985 los militares
fueron absueltos del delito de sustracción de menores, pero en base a los seis casos que
fueron presentados en ese proceso. Los militares internautas sostienen que el fiscal
Eduardo Freiler inventó nuevos resquicios o ventanitas legales al poner el
foco en las responsabilidades políticas de los imputados en la causa que lleva adelante
el juez Adolfo Bagnasco.
No escapó a la crítica feroz de los creadores de esta página Web la figura del jefe del
Ejército, general Martín Balza, a quien criticaron con dureza, entre otras cuestiones
por el relevo del jefe del Segundo Cuerpo del Ejército, el general Eduardo Cabanillas.
Debería darse cuenta que él pasará y que su recuerdo al frente de la fuerza será
por muchos despreciado, aunque intente una candidatura política en un futuro muy
cercano, escribió el anónimo analista en el texto El show de Balza.
Tampoco podía faltar un cuestionamiento a los escraches, esa forma de
protesta creada por la agrupación HIJOS. En este caso eligieron reproducir las opiniones
de Gregorio Badeni y Luis Alberto Quevedo aparecidas en mayo en el diario Clarín, a
quienes denomina el prestigioso jurista y el politizado sociólogo
respectivamente. Y a Quevedo lo acusan de haber realizado una apología del delito por
entender que los escraches de HIJOS son positivos para la democracia.
El almirante retirado Torlaschi y sus colaboradores intentan difundir lo más posible sus
ideas. Por eso fomentan en su página un foro de debate e insisten en que los cibernautas
les manden sus opiniones por correo electrónico. Pero les preocupa de manera especial
adecuar su discurso para tener llegada entre el público joven. Apenas se accede a la
página aparece una ventana en la que preguntan la edad del visitante, a modo de encuesta.
La historieta del genocidio (sic) venía cansando a muchos argentinos,
en particular a los hoy menores de 35 que tenían menos de 12 cuando sucedió la verdadera
historia. Ellos saben que si ocurrió una guerra civil hubo horrores, pero no son tan
tontos como para creer que se enfrentaban cowboys buenos (los terroristas) con indios
malos (los militares), escribieron.
Hace pocos días, el director del Centro Simon Wiesenthal para América Latina, Sergio
Widder, se preguntaba desde una columna de opinión publicada en este diario qué
pasaría si a un estudiante sin ningún tipo de conocimiento sobre el tema su profesor le
indicara realizar un trabajo acerca de Auschwitz. Y se respondía que sin duda
habría una alta probabilidad de que se nutriera con bibliografía de propaganda en lugar
de información histórica. Pues bien, la hipótesis de Widder se hizo realidad en
True Peace. Una estudiante correntina de 17 años se comunicó con el sitio para expresar
su alegría por haberlos encontrado, dado que le sirvió de aliento para su
tesis de graduación sobre la subversión.
Crónica de una infamia
Crónica de una nueva infamia contra el Ejército Argentino se dedica a
denostar la denuncia realizada por Juan Gelman en este diario contra el general Cabanillas
por considerarlo autor mediato de la sustracción de su nieto o nieta, hecho que forzó su
relevo como jefe del Segundo Cuerpo. Al circo iniciado por el ex terrorista Gelman
se prendió coordinadamente el diario de los pocos ex montoneros que aún militan y el
conocido equipo de la patria denunciante: los ya vetustos Alfredo Bravo, APDH,
Madres, Abuelas y compañía, escribió un tal J.M.A. Por una vez al menos:
¡Gracias Página/12!, reza el final de una nota sobre La Noche de los Lápices que
cuenta la verdadera historia que ocultan los otros diarios. El mérito reside
en que este diario entrevistó a Emilce Moler por ser una de las sobrevivientes de aquella
noche, mientras los demás medios mencionaron a Pablo Díaz como el único sobreviviente. |
Qué hacen los almirantes
En noviembre de 1998 alrededor de cien oficiales de la Marina formaron el Grupo de
Almirantes Retirados, con el objetivo de contribuir a fortalecer la imagen de
las Fuerzas Armadas. La última semana de julio emitieron un mensaje a los
candidatos de los partidos instándolos a legislar y gobernar sin discriminar a
quienes triunfaron militarmente en la contienda de los años 70, porque de esa
manera se asegurarían el voto de un millón y medio de hombre y mujeres al servicio
de las armas. Esta declaración apareció en un matutino y también puede leerse en
True Peace, con la firma del presidente de este nucleamiento, Carlos Torlaschi, junto a la
del secretario, Alberto César Barbich. Este marino figura en la Galería de Represores de
otra página que circula en la red: la que elaboró el ex capitán José Luis
DAndrea Mohr a quien también insultan en True Peace en la dirección
www.nuncamas.org. El contraalmirante Barbich estuvo al frente de la Secretaría General
Naval durante 1979 y en 1980 fue director de Instrucción Naval, por lo tanto fue
corresponsable de los centros clandestinos que dependían de la Armada, como la ESMA. Se
benefició con la ley de Punto Final.
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Lo que dice el site
Los
pocos ideólogos remanentes de nuestro abatido terrorismo de los 70 y muchos
de los oportunistas de turno atacan desde hace años a las Fuerzas Armadas que los
derrotaron para bien de la República, con la patraña del pretendido genocidio,
presentando teatralmente a nuestros militares como una banda de inexplicables locos. Gente
tan mala, que por puro placer sádico salieron a matar pobres chicos
inocentes.
La República Argentina fue el teatro de una guerra revolucionaria que comenzó a
gestarse a partir de 1956, se desencadenó en 1970 y alcanzó la máxima intensidad
durante los años 1973 a 1977. La derrota militar del agresor recién pudo notarse en
1978. Formó parte de la revolución mundial como instrumento del marxismo-leninismo para
extender su control sobre el Tercer Mundo.
Ellos (los civiles inocentes que murieron y los miembros de las Fuerzas Armadas que
combatieron a la subversión) también lucharon a su modo para que hoy vivamos en
democracia. Si el terrorismo hubiera triunfado seríamos una dictadura como la
cubana.
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Claves
La página Terrorismo
en Argentina fue registrada en Geocities el 25 de julio pasado por el marino Carlos
Torlaschi.
Está dedicada a
difundir lo que denominan la otra campana y a insultar a las organizaciones y
personalidades vinculadas con los derechos humanos, a través de una enorme cantidad de
materiales de pobre sintaxis y con errores de ortografía.
Dividen su arsenal en
secciones: organismos pseudodefensores de los derechos humanos, notas de opinión,
homenajes a las víctimas de la subversión, textos emotivos, foro de debate y archivos
históricos de la guerra y de organizaciones terroristas.
Ofrecen links con
otras Web tales como Agrupación HIJOS de la Argentina por la Paz y la Justicia (jóvenes
cansados de las mentiras), Asesino Che Guevara (documentos que muestran la faz criminal de
ese mito), Panzer war, Die Luftwaffe, o Ministerio del Interior-Secretaría de Seguridad
Interior (acceso a las páginas de organismos de seguridad y antiterrorismo de Argentina).
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