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Diez jugadores con oficio

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Por Juan Sasturain

t.gif (862 bytes) Se suele hablar de jugadores con oficio, con la intención de manifestar su condición de experimentados, duchos, capaces. Ahora bien: nunca se dice qué oficios tienen los jugadores con oficio. Ayer, en el partido BocaIndependiente pudo apreciarse con suma claridad de qué se trataba. Elaborar una lista de diez de ellos puede servir para entender por qué los locales le sacaron tres goles de ventaja a los de Avellaneda. Fue una cuestión de oficios.

1 Palermo (Actor). Quedó una vez más demostrado ayer que la real condición del goleador es actoral. Palermo juega roles diversos a lo largo de un partido; y es muy bueno, su cuerda es amplia. Es capaz alternativamente de hacer reír (lo cómico), de hacer llorar (lo trágico), pero su especialidad es provocar ambas reacciones al mismo tiempo: el grotesco. Si hubiera que encontrar un personaje hecho como para él, no cabe duda de que sería Pinocho. Desde el andar, a la condición de madera -dirían sus críticos– pero sobre todo por su inagotable capacidad para provocar quilombo. Ayer, una vez más, fue el rey de la escena.

2 Cascini (Gestor). El volante central de Independiente es el típico intermediario, el necesario lleva y trae, ubicado estratégicamente para recibir los papeles (la pelota) de los de atrás y alcanzárselos a los de adelante. Es ordenado y sabe de sellados y papeleo. Conoce la zona de Tribunales (el círculo central y alrededores) y qué te puede cobrar por eso ... No te va a ganar un juicio (partido) o sacar un preso (hacer un gol) pero con él podés ganar o perder ordenadamente. Es un mal (un bien) necesario. Ayer transpiró el portafolios como siempre.

3 Cagna. (Motorista). En esta época tipos como él, con movilidad propia y siempre listos, se han hecho imprescindibles. Empresas grandes –equipos de primera, llenos de estrellas– terminan dependiendo de su capacidad de entrega veloz y continuada. No le hace asco al laburo, va y viene a cualquier hora del partido, pasa aunque haya taponamientos de tránsito en el medio y transporta, lleva y va a buscar. Ayer usó por lo menos tres rodados distintos: una moto de trial para circular en el medio, una de 500cm3 para picar y ganar en los semáforos rojos y un skate sutil para llegar al gol. Anduvo sobre ruedas.

4 Marioni (Cuentapropista). Bruno Marioni se lleva el negocio consigo. Trabaja (mucho), gana y pierde solo. El la hace y la vende. Puede montar la tienda en Rosario, en Portugal, en La Plata, ahora acaba de instalar su negocio en Avellaneda y sigue ofreciendo la misma mercadería: empuje, carrera, decisión, zurdazo (todo lo hace por/con izquierda). Su kiosco no cierra durante todo el partido: si uno va lo va a encontrar trabajando en lo suyo. Pero no le pida formar una SRL o una SA. El está solo, pero acostumbrado.

5 Basualdo (Docente). Lo que produce José Horacio Basualdo es intangible: como buen docente, deja ideas, conocimientos, lecciones de vida y obra. Lo suyo es la palabra, el gesto, ni siquiera es necesario que esté para que se lo recuerde. Brilla por su ausencia. Ayer, por ejemplo, desde el banco (qué mejor lugar para un docente como él) conservó siempre la calma, dijo su palabra rectora, conservó la posición (no se cambió de lugar ni se levantó para ir al baño) e incluso pareció haber encontrado el lugar ideal para cumplir su función en el equipo. Bianchi parece haberlo entendido así.

6 Milito (Bombero). El esforzado muchachito mostró una vez más su capacidad para subirse a la escalera y llegar a tiempo bien arriba cuando parecía que no llegaba nadie, entrar en el área en llamas para rescatar aScoponi y salir jugando, pegarle un hachazo a una puerta o a un tobillo y rescatar a una defensa ahogada en el humo provocado por el quemo colectivo de sus compañeros y, finalmente, conseguir los aplausos de la gente aunque la casa, finalmente, se haya derrumbado. Hizo lo suyo.

7 Pereda (Trabajador indocumentado). El peruano trabaja sin horario, trata de pasar inadvertido y no le hace asco a lo que le pidan: necesita el puesto y es capaz de cualquier cosa con tal de quedarse ahí, que no lo muevan. Lo han puteado mucho, lo han mirado prejuiciosamente pero el tipo labura y se calla, pone y pone y hasta en algún caso –aunque como es indocumentado no puede aspirar a trabajos jerarquizados– hace alguna maravilla pero disimuladamente. No vaya a ser que, si sigue trabajando (jugando) como ayer, lo manden de vuelta.

8 Pena (Desocupado). El bueno de Tomatito ha encontrado su lugar que, como la utopía, se define por la negativa: el no-lugar. El oficio de Pena, un jugador de recursos, de condiciones técnicas, de capacidad indiscutida, consiste en no tener dónde ponerse, no estar donde debe, no colocarse donde debería, no llegar cuando tiene que, no en general. El lugar de Pena es un lugar vacío. Está desocupado él y está desocupado el espacio en que debería. El se ocupa en no estar.

9 Riquelme (Mago). Juan Román Riquelme tiene un oficio tramposo, porque parece que no laburara: hace pases mágicos (sobre todo largos) y a veces desaparece (se va del partido). Cosas de mago, su oficio. De todos los del circo –domadores, payasos, contorsionistas–, es el más elegante, el menos previsible. Nunca se sabe qué va a hacer aunque seguramente será lo inesperado. Ayer dio media función y con eso le bastó. Los trucos más festejados –la pisada, el cambio de frente– sólo él sabe cómo. No se puede medir a todos con la misma varita ...

10 Calderón (Ñoqui). El goleador del último campeonato mostró ayer una llamativa capacidad para no estar y pasar inadvertido aunque sin duda figuraba en la lista entregada al periodismo con el número siete en la espalda de la camiseta roja de Independiente. Auténtico ñoqui, Calderón encontró cómo jugar sin jugar.

 

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