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INICIO DE TEMPORADA SIN DEMASIADAS SORPRESAS EN LA BOMBONERA
Boca desfiló con modelo clásico

Con gran actuación colectiva y goles de  buena factura, superó a un Independiente que se derrumbó al 0-3. Palermo erró otro penal.

Diego Cagna elude a Scoponi y se dispone a convertir el segundo gol después de gran jugada de Pereda.

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Por Juan José Panno

t.gif (862 bytes) Boca Juniors, como puede apreciarse, luce las viejas vestimentas de candidato. Se trata, en este caso de una tricota de colores brillantes en azul y oro, siempre de moda, ideal para la temporada que se avecina. Fuerte ese aplauso para este modelo de equipo que despierta tanta envidia en el ambiente. Obsérvese cuánta prestancia para empezar caminando sobre lo más alto de la tabla, nótese el paso firme y elegante y la gracia para exponer todas sus dotes y cerrar este desfile bajo el canto feliz de los admiradores. Gracias, Boca Juniors.
Boca sigue andando con lo puesto y con eso le basta y sobra. No estrena nada, sorprende poco, pero suma y celebra. En el arranque del Apertura le ganó muy bien a Independiente un partido que fue mucho más difícil de lo que parece decir el 3 a 0 y que, paradójicamente, también pudo haber ganado por una diferencia mucho mayor.
Independiente también anda con lo puesto. Mostró un par de caras nuevas pero sigue siendo en esencia un equipo con el sello de su historia y la firma que le pone Menotti: un equipo capaz de provocar admiración y exasperación en idénticas proporciones. Al terminar el primer tiempo se fue de la cancha con el gusto amargo de un exagerado e injusto 2 a 0 en contra; al final del partido debió alegrarse por haber perdido sólo por 3 a 0.
Hubo dos partidos. Uno, hasta el tercer gol, fue partidazo. De ida y vuelta, abierto, emotivo, divertido. El otro, desde el tercer gol y hasta el final fue un cómodo paseo de Boca frente a las miradas vacías e impotentes de su rival.
La carta que jugó Bianchi en la primera mano (Pereda por la izquierda, Cagna por la derecha, Basualdo en el banco) salió bien. El Chino fue importante en el traslado y tuvo una participación decisiva en el segundo gol que conquistó otra de las figuras del equipo, Cagna. Bien Pereda, bien Cagna, bien como siempre Riquelme, despierto Palermo, amenazante el Mellizo, Boca tuvo menos tiempo la pelota pero llegó mejor que su rival, especialmente porque encontró muchas ventajas.
Independiente que es, como se sabe, un equipo generoso, franco, predispuesto para el toque en cualquier circunstancia, tiene, como también es sabido, problemas de estructura en el fondo. Los tenía antes de vender a Rotchen, mucho más ahora. Ayer presentó como novedad a Saralegui y a Marioni. Saralegui cumplió; el delantero zurdo anduvo muy bien, exigió mucho y fue, junto con Cambiasso y Cascini lo mejor del equipo. El otro problema de los rojos fue la ausencia, sin aviso, de Calderón. Si el delantero del número 7 hubiera producido la mitad de lo que produjo el día del 4 a 0 en el campeonato anterior, el primer tiempo pudo tener un resultado muy distinto. Calderón pasó inadvertido y la mejor situación de los rojos en los 45 minutos iniciales, es decir mientras el juego fue parejo, la tuvo Marioni con un cabezazo que devolvió el travesaño. En esa, Boca tuvo suerte, pero en otras lo tuvo a Córdoba –muy seguro–, a la dupla Bermúdez-Samuel y, sobre los laterales, a otro par de columnas en Ibarra y Arruabarrena. Demasiadas argumentos para acompañar a la suerte. El segundo y el tercer gol de Boca hicieron suspirar de envidia a los hinchas de Independiente. Dicho de otro modo: Boca concretó en la red aquello con lo que Independiente insinuaba en el juego con la tenaz búsqueda de toque, pisada y gambeta. El de Cagna empezó con taco del Mellizo, siguió con apilada del peruano y se cerró con llegada franca y libre. Hermoso. El tercero nació de la inteligencia de Riquelme para provocar el claro que permitió el pase de Serna y la llegada hasta el fondo y el pase hacia atrás de Arruabarrena. Palermo hizo lo que faltaba con un cañonazo de zurda. Con ese gol Independiente empezó a bajar los brazos y Boca se quedó con el control del juego, la pelota y el tiempo. El cuarto que los hinchas boquenses esperaban para igualar el 0-4 de Avellaneda no llegó. Ni siquiera cuando Palermo pateó el penal que Pena le había hecho a él mismo. El grandote numero 9, ya convertido en experto errador de remates de los 12 pasos, le dio fuerte al medio al cuerpo de Scoponi.
En el último tramo del partido Boca no necesitó transpirar la ropa de candidato y se limitó a desfilar con paso firme, ganador, mientras sonaba fuerte el aplauso del público.

 


 

DIRIGENTES Y JUGADORES PELEARAN LOS PREMIOS EN ESPAÑA
Se llevan la discusión en las valijas

Por Facundo Martínez

t.gif (862 bytes) Con el conflicto de los premios a cuestas, el plantel de Boca viajará hoy a España para jugar entre el 11 y 15 de agosto primero la Copa Nike, frente al Barcelona, y luego la Copa Teresa Herrera, que disputarán también el Corinthians, el Celta de Vigo y el Deportivo La Coruña. Al viaje se sumaron varios dirigentes, entre ellos el presidente Mauricio Macri, quienes aprovecharán la intimidad de la gira para dialogar y forjar un nuevo acercamiento con los jugadores y el técnico. Ya en España, el plantel insistirá con su propuesta: nada de rebajas, y un premio de 5,1 millones de dólares por el Tricampeonato.
El conflicto que estalló tras el pedido de aumento en los premios por parte de los jugadores y el contragolpe de los dirigentes –quienes llegaron a pensar en una reducción de hasta el 40 por ciento– volverá a encenderse esta semana en el transcurso de la gira. La autocrítica golpeó fuerte entre los directivos a propósito del mal manejo del tema. El vicepresidente tercero del club, Roberto Digón, sostuvo que “hubo desaciertos en decir públicamente algunas cosas, tanto por parte de los directivos como de los jugadores” y sugirió que “el tema debió ser resuelto en familia”. Esta vez, la postura de la dirigencia xeneize será la de reencontrar un camino para el diálogo, sin desatender los reclamos de los jugadores, pero sin abandonar la convicción de no desequilibrar la economía de la institución. En tanto, los futbolistas volverán a insistir en su pedido de un aumento del 25 por ciento por la obtención de un nuevo torneo.
El equipo debutará el día 11 –a las 16.30 hora argentina–, en Alicante, frente al Barcelona, por la Copa Nike, y tres días más tarde, en La Coruña, hará su debut en el cuadrangular frente al Corinthians de Brasil, a las 15.30. El Deportivo y el Celta inaugurarán el certamen el día 13, también a las 15.30, en tanto que el partido por el tercer puesto se disputará el día 15 a las 13 horas, y la final el mismo día a las 15.
El plantel regresará al país el martes 17 y el miércoles siguiente jugará en la Bombonera el partido postergado por la segunda fecha del Apertura ‘99 frente a Racing. Además de los habituales titulares viajarán: Muñoz, Traverso, Valdez, Matellán, Gvo. Barros Schelotto, Pereda, La Paglia y Barijho. Entre los dirigentes lo harán Osvaldo Benvenuto (protesorero) y Horacio Picado (Comisión Fiscalizadora), entre otros.

 

Otra vez dominante
Por Diego Bonadeo

Afirmar que los jugadores de Boca llegaron a su partido de ayer contra Independiente con el síndrome del 0-4 del desenlace del campeonato anterior parece, a primera vista, por lo menos una ligereza. Es cierto que leyendas, historias, memorias y cábalas recuerdan supuestas paternidades de Independiente sobre Boca desde la primera década del profesionalismo.
En términos estrictamente futbolísticos, lo inmediato a tomar como antecedente parecía más el auspicioso debut de los dos en la Copa Mercosur –Independiente ganándole bien a Corinthians de visitante y Boca goleando a San Pablo en Buenos Aires– y los inmediatos bajones de los dos contra Vélez y San Lorenzo, que aquel deshilachado enfrentamiento en el torneo de invierno. Las cuestiones extrafutbolísticas pasaron en Boca por el remanido tironeo por premios, primas, sueldos y demás, y en Independiente por ciertas marchas y contramarchas vinculadas con algunas incorporaciones concretadas o frustradas.
Boca arrancó con exactamente el mismo equipo que todos suponíamos sería el titular, con ninguna variante respecto de la alineación que ganó el torneo anterior, salvo la de Pereda por Basualdo. Y no es fácil en este fútbol de hoy memorizar once apellidos que fueron los de dos meses atrás. Independiente, no. Por los “habituales” Rotchen, Hanuch y Víctor López, estuvieron Pena, Saralegui y Bruno Marioni.
Desde los primeros minutos Independiente decidió protagonizar. De alguna manera Boca también. La diferencia estuvo una vez más en el cómo. Independiente fue en paulatino “decrescendo” después de dos o tres llegadas claras –inclusive el cabezazo de Marioni en el travesaño– y Boca preparaba minuciosamente los espacios y los cambios de ritmo para llegar de contra. La cabeza de Palermo hizo el resto para que Independiente empezara a dejar de ser.
Se jugó mucho a un toque, pero la previsibilidad de Independiente le dio a Boca la ventaja de las pelotas divididas y no alcanzó la multiplicidad de Cascini para que Garnero como enganche y Saralegui como lanzador sintonizaran con el despliegue de Marioni que trató de buscar, siempre que pudo, por donde le convenía a Independiente y por donde se le complicaba a Boca. Y Boca fue creciendo en posesión de la pelota en las mejores circunstancias, y terminó de crecer después del golazo de Cagna.
Con Palermo mejor jugando que definiendo –pese a los dos goles–, con el mellizo Guillermo alternando como él sabe por la derecha o por la izquierda y con el aporte permanente de Cagna y la ayuda circunstancial de Pereda y Riquelme, Boca volvió a parecerse al equipo dominante de los últimos dos torneos.
Con un entrenamiento y medio en Independiente desde que llegó de Colón, Saralegui pareció “no hallarse”. En cambio, Bruno Marioni en dupla de punta con Calderón se agrega a la buena costumbre que parece haber reaparecido en el fútbol argentino –caso Chupa López-Romeo en San Lorenzo– que lleva a la posibilidad –porque no necesidad– de que puedan jugar juntos, está claro que no amontonados, futbolistas con características parecidas. La cuestión es que jueguen bien.

 

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