Por Alfredo Zaiat Se dice, a veces como elogio y
otras con intención de desvalorizarlas, que siempre detrás de un gran hombre hay una
mujer. En este caso no se trata de un gran hombre, sino de un banquero que no se anima a
enfrentar a la Justicia, pero sí ha aparecido en escena una mujer. Y esa mujer no es otra
que la esposa de Raúl Juan Pedro Moneta, que hace dos meses está prófugo acusado de los
delitos de subversión económica, asociación ilícita y evasión de impuestos. Claudia
Arroyo Benegas de Moneta, como una abnegada dama mendocina que se despoja de sus joyas,
salió en defensa de su marido, atacando con virulencia al actual gobernador de Mendoza,
Arturo Lafalla. Le recordó que se desvivía por aparecer junto al banquero,
socio en el CEI de Telefónica, Citibank y el fondo Hicks, Muse & Tate,
luciéndose a su lado cuando le convenía, y que ahora buscó sacarle el
cuerpo a la jeringa al desvincularse de toda responsabilidad en la caída del Banco
de Mendoza.
No resultó ajena esa aparición pública y en tono de desafío de los Moneta a la
insólita medida que tomó la semana pasada el Banco Central. El titular del BC, Pedro
Pou, autorizó la reapertura del Banco República, una de las dos entidades la otra
es el fallido Banco de Mendoza controladas por el banquero preferido de Carlos
Menem. No resiste la prueba más elemental de sentido común que la autoridad que debe
velar por la solvencia del sistema financiero, que incluye la idoneidad de los dueños de
los bancos, acepte un plan de saneamiento y regularización del República aprobado en una
asamblea de accionistas prófugos. Y, mucho más increíble, que facilite la apertura
que se efectivizará hoy de un banco cuyo presidente y principal accionista
está en la clandestinidad.
En la resolución del BC que coloca nuevamente en funcionamiento al República, Pou no
hace mención a la situación judicial de Moneta, como si su fuga fuera irrelevante en la
evaluación de una medida de esa envergadura. Sólo se limita a una serie de
consideraciones técnicas y, fundamentalmente, a resaltar que el República pagará la
deuda de 23,8 millones de pesos con el Banco de Mendoza. Semejante disparate fue resistido
por dos directores del Central, que quedaron en minoría ante sus pares. Esos funcionarios
rebeldes a Pou advirtieron que, además de aparecer el Central beneficiando a Moneta, los
accionistas del Mendoza podrían así reclamar su reapertura cuando esa entidad ya fue
dividida entre nueve bancos. Y así fue. Uno de los directores del Mendoza, Emilio
Magnaghi Soler, reclamó la reapertura del banco alegando que ahora podrían cumplir con
todos los compromisos. Para solucionar ese desaguisado, Pou resolvió de apuro el viernes
pasado revocar la autorización para funcionar del Banco Mendoza.
En ese contexto y con Moneta escondido en una ciudad chilena, según comentan financistas
cercanos al República, Claudia Arroyo Benegas apeló al clásico lenguaje de su esposo en
sus discursos, poesías y escritos, al asegurar en la carta que publicaron ayer los dos
diarios más importantes de esa provincia cuyana, que en los hogares mendocinos, las
mesas no contienen el pan abundante de los viejos tiempos. Están sí, ocupadas por
estampitas, crucifijos, velas y cirios que arden las 24 horas del día. Por
suerte esa bendición de ser creyente que tiene el pueblo mendocino no pudo ser ahogada a
pesar de su gestión como gobernador (por Lafalla) y hoy en los lugares más humildes
palpitan los corazones promeseros de nuestro pueblo rogando fervorosos a la Virgen María
y esperando el milagro. Sólo nos queda la fe en Dios, doctor Lafalla, advirtió la
patricia mujer. Y agregó que la Virgen María y no usted es la verdadera
gobernadora de la angustia y de la esperanza de nuestra sufrida provincia de
Mendoza.
Lafalla recibió de ese modo la contestación a la carta que él envió a unos 300 mil
mendocinos, en la cual explica la caída del Banco Mendoza. En esa misiva adelanta
también la decisión de iniciar juicio a los ex dueños de la entidad, entre ellos a
Raúl Moneta, con quien compartió más de un emprendimiento provincial.
|