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Por Fernando Almirón Desde Corrientes El gobierno interino de Corrientes que encabeza Hugo Perié está cercado por varios frentes, y su supervivencia final dependerá del resultado de las elecciones provinciales de octubre. Los docentes y empleados públicos a los que todavía se les adeudan tres sueldos y un medio aguinaldo no abandonan la huelga pese a las promesa de los nuevos funcionarios; quieren un cronograma de pagos concreto antes de abandonar la plaza del aguante, que lentamente se va desgastando. La coalición gobernante pende del hilo de la tolerancia política entre partidos históricamente opuestos a nivel nacional: el radicalismo y el justicialismo, quienes se enfrentarán en octubre por la presidencia de la Nación. También en octubre los correntinos deberán votar legisladores provinciales, y por ahora nada indica que el PaNu no se alce con un triunfo y recupere la gobernación de la que fue desplazado. La huelga docente en reclamo de los salarios atrasados ya no cuenta con la solidaridad de los padres de los alumnos, quienes podrían llegar a perder el año lectivo si las clases no se reanudan de inmediato. Y presionan sobre el gobierno que teme que el argumento de falta de control sobre docentes, judiciales y empleados públicos que mantiene paralizada a la provincia derive en una nueva amenaza de intervención federal. Sin embargo, el dirigente de gremio docente Gustavo Cantero, de Amet, insiste en que no levantarán la medida de fuerza si antes Perié no firma un cronograma de pagos de los sueldos adeudados, a lo que el gobierno se niega. El nuevo hombre fuerte de la política correntina, el diputado justicialista Rodolfo Martínez Llanos, le dijo la semana pasada aPágina/12 que de ninguna manera se harán promesas hasta no tener asegurados los recursos como para cumplir con ellas. La demora de los bancos en aprobar el envío de fondos frescos a la provincia dilata la solución de un conflicto que va desgastando lentamente. La primera ruptura del frente la produjo la Iglesia, que el miércoles decidió que todos los alumnos y docentes de la escuelas católicas volvieran a clases. La medida la tomó el obispo correntino Domingo Castagna, uno de los líderes morales de la resistencia civil contra Tato Romero Feris después de una reunión con los padres y tutores de los alumnos que asisten a las escuelas de los religiosos. El segundo frente que enfrentará la coalición se refiere a su propia convivencia política en tiempos electorales, tanto a nivel provincial como nacional. En octubre se elegirán diputados y senadores provinciales, diputados nacionales y la fórmula presidencial. No hay dudas de que Corrientes no quedará fuera de la nacionalización electoral, pero lo más importante, tanto para justicialistas como autonomistas y radicales, será competir para quedarse con los votos que supuestamente perderá el Partido Nuevo desde que se quedó sin las riendas del poder en la provincia. En la última elección el PaNu se alzó con el 70 por ciento de los votos. Los dirigentes ahora oficialistas creen que cualquier fisura en la oposición será aprovechada por los seguidores de Tato Romero Feris. En el nuevismo creen que los pronósticos de la coalición sobre la perdida de votos del Partido son meras ilusiones y aseguran que van a ganar en octubre las dos bancas que necesitan para arrebatarles a los actuales gobernantes los dos tercios que ostentan en la Cámara de Diputados provincial. Si esto llega a ocurrir, para lo que sólo necesitan del 25 por ciento de los votos, y el PaNu conserva a sus senadores, lo más probable es que no pueda prosperar el juicio político contra el mandatario ahora suspendido, Pedro Braillard Poccard, quien debería ser restituido en su cargo. Por eso, desde su lecho de enfermo en pleno proceso judicial, Tato Romero Feris mandó a alinear su tropa para reforzar la campaña electoral. Nos quieren distraer con mi detención, pero me hago cargo de mi caso, ustedes metanlé para adelante, les habría dicho el caudillo a su más íntimos colaboradores después de su detención. Con lo que el PaNu no se resigna a la retirada y promete dar batalla. Como parte de la contraofensiva, los operadores del tatismo se ocupan de sembrar dudas en el futuro de jueces y políticos dudosos, también entre funcionarios del gobierno nacional y banqueros. A estos últimos los amenazó con no reconocer los créditos que se le otorguen a la actual gestión cuando recupere el poder. Lo que no es una posibilidad descabellada.
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