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Después de industriales y ruralistas, ayer les llegó el turno a los comerciantes para pedirle a Roque Fernández medidas de socorro para el sector. Los empresarios sostienen que la recesión golpea a la actividad con similar dureza que a otras ramas de la economía. Junto al programa que el presidente de la Cámara de Comercio, Jorge Di Fiori, le presentó al ministro, entregó datos sobre la performance del sector en varios rubros y distritos. Allí se destaca que en la convulsionada Corrientes el comercio registró en julio una impresionante caída del 75 por ciento con respecto a igual mes del año anterior. Más allá de la particular situación de esa provincia, los deterioros son también pronunciados en otros puntos del país, trepando en algunos casos al 50 por ciento. La Cámara de Comercio ha sido a lo largo de la era menemista uno de los puntales dentro del establishment empresario del modelo económico. Incluso este año, en el Grupo de los Ocho se produjo una división entre los representantes de los sectores productivos, como la Unión Industrial, la Sociedad Rural y la Cámara de la Construcción, y los ligados a los servicios, como la Asociación de Bancos, la Bolsa de Comercio y la Cámara de Comercio. La principal diferencia fue por la elección de distintas estrategias de posicionamiento ante el Gobierno en medio de la crisis, reclamando políticas activas y avalando la línea del equipo económico. Sin embargo, ante la presión de sus afiliados, Di Fiori se cruzó de vereda. No podemos esperar a que asuma un nuevo gobierno para que se tomen medidas que amortigüen el impacto de la recesión, subrayó ayer el dirigente. Lo importante es que la tendencia no se revierte completó, seguimos con caída de actividad y para poder lograr la reactivación tenemos que hacer algo. El programa de la CAC incluye recetas conocidas sobre flexibilización laboral, perdón fiscal para propiciar el regreso de capitales argentinos en el exterior, desgravación impositiva para los proyectos de construcción de viviendas y rebaja de tasas de interés para deudas impositivas y previsionales, entre otras. Pero lo más contundente del informe son los datos sobre la evolución del comercio y por ende del consumo en julio, en comparación con el mismo mes del 98, a modo de ejemplo de la tendencia del sector desde principios de año. En Mendoza las ventas bajaron entre 45 y 50 por ciento, mientras que los servicios prestados por las pymes en esa provincia se contrajeron entre 35 y 40 por ciento. En Entre Ríos el nivel general de comercio descendió el 30 por ciento. En Rosario bajaron el 32 por ciento las ventas de neumáticos, el 25 por ciento las de textiles, calzados y herramientas, el 24 por ciento las colocaciones de autos, y nada menos que el 14 por ciento el consumo de alimentos y bebidas. Las ventas de productos de fotografía se contrajeron un 10 por ciento en el país, mientras que el consumo de gasoil bajó 5 por ciento. En Buenos Aires, las ventas de alfombras y textiles disminuyeron el 10 por ciento y las de amoblamientos el 7 por ciento. En las provincias la situación es muy complicada, insistió Di Fiori, al término de la reunión con Roque.
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