Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

na36fo01.jpg (5167 bytes)

Eclipses
Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona


UNO El tipo se hace llamar el Chico Martini y está en Mallorca, en las discos y en las fiestas de Mallorca. El chiste de este verano: el Chico Martini es un modelo “misterioso” (nadie sabe su nombre o su signo del zodíaco), con eterna sonrisita cínica estilo Nico Repetto, quien por contrato –a la hora de promocionar tan popular bebida– no puede hablar, tiene que pasarse constantemente su pulgar por los labios con gesto supuestamente seductor/gangsteril y no puede quitarse los anteojos oscuros por más que camine por una de esas oscuras discotecas. Una vida sufrida y, sí, el eclipse de la civilización occidental tal como la conocemos.

DOS La palabra más de moda por aquí –en Europa– es eclipse seguida por la palabra total. Se agotan los anteojos de sol y aquí, en Barcelona (72 por ciento de oscuridad, 65 en Mallorca) se agotan los anteojos oscuros para mirar el eclipse y todos son Chicos Martini. Así es: hoy tendrá lugar el último gran eclipse del milenio. Una puñalada de oscuridad total que dejará un tajo negro de 112 kilómetros de ancho a lo largo del centro europeo y buena parte del asiático. Una superproducción natural de casi tres minutos de oscuridad, el efecto especial más impactante de la Naturaleza.

TRES La información está eclipsada por el eclipse: ofertas de viajes en el Concorde para “perseguir” el fenómeno, proliferación de sites en Internet para verlo en directo; alquileres a precios demenciales de casas estratégicamente ubicadas; comunicados de tribus de fanáticos seguidores de eclipses a lo largo del mundo (han elegido Turquía como punto de reunión por ser el país que ofrece mejores pronósticos climáticos), fiestas que van de lo dark a lo rave a lo comic (una representación con actores en Thionville de aquel célebre “¡Por Pachacamac! ¡El Sol le obedece!” en Tintín y el Templo del Sol) y múltiples advertencias de lo que puede pasarles a los ojos si uno mira fijo y sin tomar precauciones. Así, todo queda de lado: los brotes racistas en España; los pequeños muertos en el tren de aterrizaje de un avión rumbo al primer mundo; el culebrón lejano de Chávez en Venezuela y el culebrón cercano de Pinochet en Londres; la sangrienta “paz” en Kosovo; la nueva guerrita doméstica con Moscú bombardeando Daguestán; Saddam amenazando con tomar las armas y el norteamericano anónimo de la semana vaciando sus revólveres sobre otros norteamericanos anónimos. Nada de eso parece importante comparado al sentimiento primitivo de mirar al cielo. Esperar una señal. Mientras tanto, la revista española Más Allá ha publicado un aviso –pequeño– advirtiendo y “rogando” a sus lectores que no usen las gafas protectoras que venían de regalo con la edición especial “El eclipse de fin de milenio”, ya que “podrían ocasionar serios perjuicios al usuario”.

CUATRO El primer eclipse solar documentado por el hombre aparece en unas tabletas grabadas en Ur dos mil años antes de Cristo. Desde entonces y hasta ahora el temor de que algo ocurra. Y va a ocurrir: formidables problemas de tránsito; gigantesca ingestión de ácido lisérgico (el escritor contracultural Ken Kesey oficiará un ceremonia para la resurrección del mago Merlín mientras que Jozsef Sexar Meszaros –presidente del sindicato de brujos húngaros– ha convocado a trescientos de sus seguidores para “hacer alguna cosita en las orillas del Danubio”); saturación de música de Pink Floyd en la radio; desperfectos eléctricos y sobrecargas varias debido a la puesta en marcha de modernos sistemas automáticos de iluminación a la hora en que, en teoría, no deberían estar funcionando; desilusión masiva, ya que los pronósticos meteorológicos anuncian nublado en casi todo el continente... Y siempre está la posibilidad de que aquello de Nostradamus sea cierto: “en el séptimo mes de 1999, vendrá del cielo un gran Rey del Terror”. El modisto Paco Rabanne ha interpretado en esto la caída de la estación espacial MIR sobre París y cerrará todas sus tiendas. Una cosa es segura: se trata del eclipse más esperado de la Historia (la escritora Virginia Woolf ya se refería a él en una entrada de 1927 de su diario) y, también, el de mayor riesgo: los psicólogos hablan del “efecto brutal” de la oscuridad total: ese momento terriblemente perfecto donde todos volveremos a ser monos de 2001: Odisea del Espacio en 1999 saltando alrededor de nuestros monolitos públicos y privados esperando el principio del fin del mundo. A ver –o no ver– qué pasa en esos minutos donde el Chico Martini lucirá un poco menos idiota, bastante menos famoso, igual que cualquier otro.

rep.gif (706 bytes)

PRINCIPAL