Por Felipe Yapur Desde Mendoza Eduardo Duhalde está de
campaña por Mendoza, pero también está molesto. No quiere seguir hablando de internas,
porque dicen que ya no existen, ni de peleas con algunos dirigentes. Asegura y jura que
tiene una buena relación con Carlos Reutemann y que no está distanciado de Carlos
Ruckauf. Es así que busca y hace el esfuerzo por mostrarse optimista con respecto al
resultado de las elecciones de octubre. Ganamos caminando, movilizándonos,
dice y sonríe. Mientras tanto, sus colaboradores lo observan como esperando que las
predicciones de su líder se concreten a pesar de los magros resultados que arrojan las
encuestas.
Usted dice que con Carlos Reutemann tiene la mejor de las relaciones, pero desde
Santa Fe llegan otras versiones.
No es así. Yo no creo que Lole tenga mejor relación con ningún político que
conmigo. Pero claro, al estilo de él. Lole no es amigo amigo de nadie, porque tiene una
característica muy marcada que es su introversión.
Sin embargo, entre su gente hay muchos que se enojaron porque el día de las
elecciones los hicieron esperar mucho tiempo.
Lo que pasó es que el Lole quería llegar a la casa de gobierno recién cuando
hubiese un resultado firme de su victoria. Pero adentro todo fue muy ameno y agradable.
Entonces, ¿la interna peronista ha desaparecido?
Tiene que desaparecer: no puedo seguir con una interna por siempre. Es preciso
comenzar con la campaña porque todo lo que se hable de la interna es malo.
¿El fin de la interna significa volver a estar junto a Carlos Menem, Carlos Corach,
Alberto Kohan y hasta Alberto Pierri?
Significa estar con todos los dirigentes que tengan cargos partidarios, pero siempre
conduciendo yo la campaña del justicialismo.
¿Por qué la interna no lo abandona? Cada vez que se habla de Duhalde se habla de
su relación, por ejemplo, con Menem.
Pero es porque ustedes son los que me preguntan. Yo no quiero hablar más de ella.
Ustedes son los que arman la agenda. Además es ya un desatino que comenzando la campaña,
unos sesenta días antes de las elecciones, sigamos hablando de la interna del
justicialismo. Eso no ayuda ni sirve para nada.
Pero las preguntas se generan a partir de versiones y comentarios que salen de su
propia gente y también del menemismo.
Puede ser, yo no puedo evitarlo. No puedo evitar a los lenguaraces que tienen una
idea y la transmiten como si fuera una idea revelada. Cada uno tiene sus recetas.
¿Son los mismos que alguna vez usted dijo que lo jodían?
Puede ser, puede ser. Pero ya no quiero hablar de internas y comentarios. Ahora el
tema es (Fernando) De la Rúa que no hace campaña porque nosotros estamos enredados en
una interna. Pero el problema lo va a tener él ahora porque voy a empezar a difundir mi
proyecto y lo vamos a pasar por arriba electoralmente.
Por arriba cómo.
Con propuestas y movilización. Con actos, caravanas y con el peronismo de pie será
muy difícil que nos puedan hacer sombra. En septiembre vamos a estar igualados y en
octubre ganaremos en la primera vuelta.
¿Tan seguro está?
Claro. Porque los ocho puntos que nos lleva la Alianza...
Dicen que son diez...
Bueno, digamos que son diez. Cuatro son de Capital Federal, donde todavía no
hicimos alianzas con otros partidos. Y los otros están en lasprovincias donde volveremos
a ganar, como es el caso de Santa Fe, Córdoba. Ellos no tienen nada que ofrecerle a la
gente, aprovechan el desgaste natural de mi gobierno que estuvo ocho años. Pero ellos no
son realmente el cambio, por más que lo planteen. El cambio verdadero somos nosotros
porque tenemos la capacidad para llevar adelante programas, planes. Tenemos lo que no
tienen los otros partidos, y es la base social que necesita del cambio. Por eso estoy muy
optimista, porque cuando nos pongamos en marcha se van a dar un susto bárbaro.
Bueno, tendría que transmitirle un poco de ese optimismo a su gente que está
bastante alicaída.
Lo que pasa es que los que me rodean no son la militancia ni el activismo. Muchos de
los que me rodean no tienen el conocimiento que tengo yo de la política, entonces se
asustan. Es natural, porque hace un mes y medio alcanzamos en las encuestas a la Alianza y
después nos quedamos por problemas de la interna. Cuando comenzamos con las caravanas y
el Tren de la Esperanza tuvimos un envión que nos permitió pasarlos. Ahora sucederá lo
mismo. Iniciaremos la campaña y los pasaremos hasta más allá del 24 de octubre.
Usted hablaba recién de los asustados. Y muchos creyeron que las declaraciones tan
violentas con respecto a la seguridad por parte de Carlos Ruckauf respondían justamente a
un asustado.
Esteee... Pero Ruckauf va adelante claramente en las encuestas.
Pero le hace sombra Luis Patti.
No es tan así. Patti aparece con 12 o 13 puntos. Pero el día de las elecciones
vamos a tener tal polarización que los peronistas van a ver la boleta nuestra y la
agarrarán. Entonces los 12 puntos de Patti se transformarán en apenas 5 o 6.
¿Es lo que le puede llegar a pasar a Domingo Cavallo en octubre?
Es posible. Similar a lo que pasó en las elecciones de Córdoba. Pero también hay
que tener en cuenta que no era él quien competía en esa provincia; no quiero asegurar
que le pase lo mismo, pero la polarización será fuerte.
Usted anuncia una concertación con otros partidos para el 17 de agosto que será el
punto de partida de su campaña. ¿Pero cree que podrá ser efectiva si en ella no está
Cavallo o Gustavo Beliz?
Vamos a esperar hasta el 17. Por favor, no me reste posibilidades. Sí puedo
adelantar que tendrá fuerza y que producirá un sacudón en la política argentina.
Y que le produjeron unas diferencias con Menem. ¿Esa distancia ha quedado de lado
ahora con las elecciones?
Mire, yo tengo un proyecto y estoy convencido, como la mayoría de los argentinos
que hasta el 95 lo que hicimos estuvo bien, pero que ya es hora de cambiar.
Lamentablemente, el Presidente se obsesionó con la rereelección y perdimos el tiempo.
Ahora tenemos que poner en marcha otro modelo, que no es el vigente porque este descree de
las políticas activas y del rol que debe cumplir el Estado.
¿Qué sintió cuando el lunes, en La Rioja, Eduardo Menem le recordó su papel en
el gobierno menemista?
Yo estoy muy orgulloso. Había que hacer esa reforma del Estado. La oposición no lo
discute. Se puede discutir cómo se debió hacer, por ejemplo que se tenía que haber
implementado una red de contención para los sectores que quedaron afuera. Pero que lo
tuvimos que hacer no se puede poner en duda.
¿Entonces usted está convencido que el justicialismo está unido y no teme alguna
traición?
Hemos comenzado el camino de la victoria a partir del congreso de los otros días. Y
este fin de semana comienza la gran movilización de todo el país. Comienza el
camino de la victoria pero antes tuvo una fuerte discusión con el menemismo el día del
congreso.
Eran posiciones diferentes. Pero yo no acepto una conducción bicéfala en época de
campaña y no era bueno que haya diferencias porque podía generar una fractura interna.
Usted tiene ahora potestad para intervenir un distrito y hasta cambiar los
integrantes de una lista. ¿Es eso lo que piensa hacer con el distrito Capital Federal?
Bueno, los dirigentes de Capital están totalmente dispuestos a buscar la
alternativa que les permita mejorar el caudal de votos y ellos creen que es necesario
reforzar la lista. Y habrá cambios.
Sin cambios de campaña
Por F.Y.Los
resultados adversos que arrojan las encuestas hicieron correr el rumor de un inminente
cambio en la conducción de la campaña duhaldista. Así fue que comenzó a rodar el
nombre del gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, como el reemplazante de Julio
César Aráoz. Duhalde lo desmintió.
Mucho se habló del nuevo rol de Kirchner. ¿Cuál será?
Kirchner se ocupará de comandar todo lo que tenga que ver con comunicación,
respuestas. En verdad, hoy estamos muy desorganizados. La Alianza sale todos los días con
un discurso homogéneo. Nosotros no lo hemos hecho, y Néstor se ofreció para hacer esto.
Es una tarea muy importante: será una especie de vocero político.
Pero usted tiene un discurso de unidad, de movilización y el de Kirchner es
netamente antimenemista.
No sé si es tan así. Es un discurso peronista como el mío. Yo no tengo un
discurso antimenemista. Yo no soy ni duhaldista ni menemista, soy peronista. Y tengo ideas
que me siguen desde hace tiempo, no soy un improvisado.
Tiene previsto incorporar a Duda Mendonça en su campaña electoral.
Me lo ofreció José Manuel De la Sota. Pero es un tema que resolveré la semana que
viene.
La deuda
Por F.Y
Cuando Duhalde introdujo el tema de deuda externa causó un
gran revuelo. Viajó al Vaticano y tras reunirse con el Papa dijo que no abandonará su
posición pro renegociación de la deuda. Sin embargo, el tema desapareció de sus
discursos.
Ya no habla de la deuda externa. ¿Se olvidó?
Nooo. Es un tema que lo está trabajando una comisión muy grande de senadores y
diputados. Pero es para el año que viene. Yo lo planteé en el momento en que se produce
la reunión de los países más ricos del mundo y, dándole la razón a la Iglesia, le
perdonan la deuda a los más pobres. Pero la Iglesia avanza sobre países como los
nuestros con documentos serios y muy estudiados.
La Iglesia dice que la deuda es ilegal e inmoral. ¿Acuerda con eso?
No es tan así. Hay posiciones como las del Consejo Pontificio de Justicia y Paz, y
también la de obispos y organizaciones eclesiales. Yo prefiero estar sin fisuras con la
posición del Papa que es la primera. Y que sostiene que los grandes países del mundo
tienen que reconocer que el sistema económico imperante agranda la brecha entre ricos y
pobres. |
El candidato peronista parece ser mancha
venenosa
Ruckauf, De la Sota, Reutemann y
Patti tienen perfiles y proyectos distintos. Pero, cada uno por sus razones, opta por
alejarse del gobierno.
Ramón Ortega es uno de los pocos que
trajina la campaña con Duhalde, ayer lo acompañó en Mendoza.
La fórmula ensaya un nuevo estilo consistente en ir cada uno por su lado. Palito fue solo
a Malargüe. |
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Por Diego Schurman
Poco les importa que
falten dos meses y medio para las elecciones. Aun cuando saben que dos meses y medio en
política es lo más parecido a una era glaciar. Lo cierto es que muchos justicialistas,
desde hombres prominentes hasta ex aliados, han comenzado a despegarse de Eduardo Duhalde.
Unos, porque lo ven como la cara de la derrota. Otros, porque interfiere en sus ambiciosos
proyectos personales. Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann, José Manuel De la Sota y Luis
Abelardo Patti son los casos más elocuentes:
u Ruckauf. Buscó diferenciarse con un movimiento digno de un elefante en un bazar. Fue al
mostrarse partidario de meter bala a los asesinos en un distrito donde Duhalde
intentó cambiar la imagen omnipotente de la maldita policía.
Ruckauf actuó convencido de que un acercamiento al discurso de Luis Patti mejoraría sus
chances electorales. Pero olvidó que eso, a su vez, obligaba a Duhalde a volver sobre un
tema espinoso. Todo desembocó en el cambio de un ministro Osvaldo Lorenzo
reemplazó a León Arslanian, lo que puede interpretarse de mil maneras pero nunca
como que las cosas andan bien.
Duhalde había roto una alianza que parecía indestructible con el presidente de la
Cámara de Diputados Alberto Pierri para apoyar la candidatura de Ruckauf. El gobernador
siempre dijo que ese movimiento era necesario si se busca vencer en la provincia. Apelando
al juego propio, Ruckauf ahora cree que actuando con autonomía de Duhalde se despegará
de la caída que sufre el PJ en las encuestas. Ayer dobló la apuesta asegurando que
detrás del atentado a la AMIA hay una potencia extranjera (ver página 8).
u Reutemann. Duhalde lo quiso como compañero de fórmula. Sabe de su ascendencia dentro
del PJ y no dudaba de su rotundo triunfo en Santa Fe. Pero el Lole lo esquivó cada vez
que pudo. La mesura que sus dichos comenzaron a tomar en estos últimos días nunca se
correspondieron con los gestos.
El flamante gobernador electo, y una de las principales figuras del PJ, se opuso a que
Duhalde estuviera en Santa Fe durante la campaña. Se negó a que diera un discurso en el
marco de las celebraciones de su triunfo. Y hasta lo chicaneó por aquella vez que lo
trató de forro de ensayo del menemismo.
Mirá cómo ganó el forro lo encaró el domingo a Duhalde.
No fue todo. En la intimidad también dejó en claro que no participará de la campaña
proselitista del bonaerense y que aspira a ser presidente en el 2003. Es más, dejó que
su gente haga circular una aventurada versión sobre la posibilidad de candidatearse para
este mismo año en reemplazo de Duhalde.
u De la Sota. A diferencia de Reutemann, de la boca de De la Sota se escuchó alguna vez
un apoyo a la candidatura de Duhalde. Claro, fue hace más de dos años. En ese ínterin
pasó del duhaldismo al menemismo sin escalas. Produjo un hecho histórico al convertirse
gobernador de Córdoba en un bastión radical y apuntalado por Menem en la campaña. De la
Sota devolvió el gesto meses después al ponerse al frente de una avanzada judicial para
permitir una nueva reelección presidencial.
Duhalde no fue invitado al acto donde el cordobés asumió la gobernación. De la Sota,
que como Reutemann sueña con ser presidente en el 2003 y en consecuencia ningún
escenario es mejor que el de la derrota de Duhalde, tampoco estuvo en la
consagración de la fórmula del PJ.
u Patti. Había quedado marginado del proyecto duhaldista y decidió pelear la
gobernación bonaerense por fuera del justicialismo y con un reconocido incentivo moral y
económico del menemismo.
Su discurso de mano dura, y su prédica a favor de devolverle poder a una
policía que Duhalde amenazaba con sacarle, prendió fuego en una provincia con altísimos
índices de delincuencia. Los sondeos le reconocieron en los últimos días el 10 por
ciento de las adhesiones, un dato clave a la hora de definir quién será el próximo
gobernador.
Por eso Duhalde quiere que Patti retorne al redil y ayer lo expresó de una y mil maneras.
El candidato del PJ apuesta a dos alternativas, que por ahora no pudo concretar. Una es
que a la cabeza de la lista de Patti figure la fórmula presidencial del PJ, la otra,
ofrecerle al ex subcomisario un importante lugar en la boleta justicialista para que
desarme su proyecto como candidato a gobernador.
A pesar de que los duhaldistas insisten en que las negociaciones van viento en popa, Patti
negó rotundamente ayer que acepte alguna de esas dos propuestas. Y hasta se permitió
chicanear a sus presuntos aliados: Podemos llegar a un acuerdo electoral, si Ruckauf
acepta ser senador en mi lista, se burló.
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