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“Hay problemas para la creación rápida de empleo”

Esa dificultad fue reconocida por la siempre optimista secretaria de Equidad Fiscal, Carola Pessino, en un encuentro de economistas.
Críticas a los contratos promovidos por parte de los especialistas.

Baratos: “Las empresas reemplazan horas extra, más caras, por contratos promovidos, más baratos”, sentenció Roberto Frenkel, investigador del Cedes.

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Pablo Neumeyer, Roberto Frenkel, Carola Pessino y Hugo Hopenhayn hablaron de políticas de empleo.
“Las políticas de trabajo temporario no son una buena receta para crear empleo”, afirmó Hopenhayn.


Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes) Aunque a partir de distintas fórmulas, el economista radical Roberto Frenkel y la secretaria de Equidad Fiscal, Carola Pessino, demostraron ayer durante una exposición en la Universidad Torcuato Di Tella que Argentina tiene escasas perspectivas de solucionar los problemas de empleo en el corto plazo. Uno y otra coincidieron que la economía debe crecer por lo menos 3,5 por ciento por año para que la desocupación pueda retroceder un escaso punto. Las divergencias de criterio asomaron en torno de los contratos promovidos que, para el especialista de la oposición, “sólo pueden ayudar en condiciones de recesión”. Pero fue Hugo Hopenhayn, investigador de aquella casa de estudios, quien fue un poco más allá y amagó encender el debate que finalmente no se produjo al plantear que entre 1995 y 1998, plena política de flexibilización laboral, la tasa de destrucción de puestos de trabajo creció un 50 por ciento.
El cachetazo sonó fuerte en el rostro de Pessino, representante del Gobierno en el panel de expertos que ayer expusieron en la sede del Instituto sobre las “Políticas para curar el desempleo”. Quizás la única figura de la concurrencia escasa y técnica fue el economista Guillermo Calvo, quien en vano intentó que Frenkel abandonara las abstracciones algebraicas para sugerir alguna receta contra la desocupación. Tampoco tuvo mucho éxito en su intento de que la funcionaria relativizara su idea de que la baja en los costos laborales es “el camino” para generar más empleo, idea de defiende como un axioma irrefutable.
Frenkel aseguró que entre 1997 y 1998 el empleo comenzó a crecer a razón de medio punto por semestre. Pero de inmediato, relativizó lo que parecía ser una buena noticia. “Este crecimiento se dio por mayor empleo público, los programas de empleo, la reforma en educación y los contratos por tiempo determinado: las empresas reemplazaron horas extra, más caras, por contratos promovidos, más baratos”, sentenció el investigador del Cedes.
Su otra conclusión, quizás más desalentadora, es que se necesitan 7 puntos de crecimiento para que el empleo pleno crezca un punto. Dicho de otro modo, “si el PBI crece un 3,5 por ciento, el desempleo podría bajar un punto o un poco menos”. Frenkel pintó así un panorama sombrío en relación a la realidad del momento, cuando el propio gobierno está previendo que este año el Producto no sólo no crecerá sino que retrocederá un 4 por ciento.
Aunque sin hacer ninguna proyección, Pessino celebró coincidir con su colega en el mismo razonamiento. Para la funcionaria, si la economía crece un 10 por ciento, la oferta de empleo puede subir un 2,5 por ciento. Pero, a su juicio, tiene un efecto aún más benéfico la reducción de costos laborales: si éstos caen un 10 por ciento, la demanda de trabajadores puede crecer hasta un 4 por ciento. “Ojalá pudiera hacerse una rebaja de aportes como las que se hicieron sin que resulte necesario subir otros impuestos como Ganancias”, anheló la panelista.
Sin embargo, sus propios slides demostraron que la política oficial de alivianar las cargas patronales no tuvo un impacto tan positivo en el mercado de empleo. “Hay problemas para la creación rápida de empleo”, comentó Pessino, quien expuso que comparando las mediciones oficiales de mayo de 1997 contra octubre de 1998 se ve que más del 30 por ciento de los desempleados continuaron en esa situación y el 25 por ciento se retiró del mercado de trabajo.
Hopenhayn abordó el mismo tema desde otra perspectiva. “Las políticas de trabajo temporario, especialmente con contratos de sólo tres meses, no es una buena receta para crear empleo”, concluyó, luego de demostrar con estadísticas que en los tres últimos años en Argentina creció la “tasa de destrucción de puestos de trabajo”. Por el contrario, remató, los contratos basura pueden generar “trabajadores desalentados”, que abandonen la búsqueda.”Yo coincido que los contratos temporario no son la política de reforma. Pero es una vía cuando no hay alternativas políticas parahacer otras cosas”, fue la suave réplica de la secretaria de Equidad Fiscal.

 

Los miedos de Carola

Minutos antes de entrar al auditorio universitario, Carola Pessino confesó a algunos de los colegas anfitriones los temores que aquejan su alma de funcionaria saliente. Lejos de los micrófonos, la secretaria de Equidad Fiscal admitió estar inquieta por un artículo de la norteamericana revista Business Week, donde se alertaría que Argentina podría dar marcha atrás en su proceso de reformas estructurales. “El problema es que la revista es muy leída y puede influir en los inversores”, comentó entre sorbo y sorbo de café. “Lo peor es que ese peligro existe... en el Congreso hay una movida populista y no se sabe qué va a pasar”, remató. Uno de sus interlocutores trató de tranquilizarla, recordándole que apenas el dictador Augusto Pinochet abandonó el gobierno, los sectores medios de ese país sufrieron la misma angustia de cambio que finalmente no ocurrió. “No. Era diferente. Porque cuando se fue Pinochet, en Chile las reformas estructurales estaban más consolidadas. No es como acá”, refutó la empecinada Carola. “Además, Chile tiene la ventaja de ser un país mucho más centralista. Argentina, en cambio, es más federal y existe una puja entre la Nación y las provincias que es cada vez más dura”, se quejó a renglón seguido. La protesta dejó sin palabras a sus circunstanciales compañeros del break, que parecían poco dispuestos a contradecirla.

 

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