Por Mariana Carbajal Dos legisladores de la Alianza
pidieron ayer al nuevo ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Osvaldo Lorenzo, la
intervención de la comisaría 1ª de San Martín, a raíz de la denuncia formulada por
dos grupos de jóvenes que dijeron haber sido torturados dos semanas atrás en esa
seccional. Los diputados provinciales Miguel Bazze y Alberto Giordanelli solicitaron
también la disponibilidad preventiva del comisario y los demás oficiales de
la dependencia. Ayer, en una rueda de identificación, dos policías de la cuestionada
comisaría fueron reconocidos por cuatro de los jóvenes denunciantes como parte del grupo
de uniformados que le habría propinado varias golpizas y el tormento conocido como
submarino seco. Hoy, otros dos agentes de la misma dependencia pasarán una prueba
similar, en el marco de la investigación por presuntos apremios ilegales iniciada por la
fiscalía nº 5 de San Martín.
Un policía, de cabello entrecano, fue reconocido por 3 de los 4 jóvenes; el otro
uniformado, rubio, alto y de ojos claros, por todo el grupo. Los dos estuvieron
implicados en las golpizas. El rubio me llevó a mí al cuarto de puerta roja de la
comisaría donde después, con la luz apagada, entre cuatro policías me pusieron la bolsa
de plástico en la cabeza, relató ayer a Página/12 Andrés Castro, de 21 años,
estudiante de periodismo de la Universidad Nacional de Córdoba, provincia de la que es
oriundo. El de pelo entrecano me llevó a mí a esa misma habitación, y con otros
policías me aplicó el submarino seco varias veces, agregó Sergio Cabrera, de 26,
alumno del CBC, en la carrera de Derecho de la UBA. Los otros dos jóvenes denunciantes
que participaron de la rueda de identificación fueron Mario Sieben, de 24, y Guido A., de
21.
Según denunciaron quince días atrás, los cuatro jóvenes fueron detenidos en la
madrugada del 24 de julio a golpes y disparos, en una zona de boliches del centro de San
Martín, sin un motivo aparente. En el grupo también había un menor de 17 años. La
policía justificó su detención con una acusación múltiple: robo calificado,
doblemente agravado, en poblado y en banda, atentado y resistencia a la autoridad y
lesiones. Pero los cinco jóvenes fueron liberados cuatro días después por falta
de mérito, y el personal de la comisaría 1ª de San Martín comenzó a ser investigado
por el presunto delito de apremios ilegales, tal como informó Página/12 en su edición
del sábado.
El caso está en manos del fiscal Marcelo Sadot, quien 48 horas después de iniciar la
pesquisa sobre el accionar de la seccional, recibió otra denuncia casi idéntica de dos
adolescentes de 19 años. Estos jóvenes, detenidos por averiguación de antecedentes dos
días más tarde que el grupo de los cinco amigos, dijeron haber sufrido los mismos
tormentos en la comisaría 1ª de San Martín: golpes y la tortura conocida como submarino
seco, que consiste en poner una bolsa de plástico en la cabeza de la víctima,
impidiéndole respirar.
Al elevar ayer su pedido al Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense, los diputados
de la Alianza sostuvieron que existen pruebas concretas sobre las torturas recibidas
por estos jóvenes; incluso el propio fiscal, en un allanamiento, encontró elementos
similares a los descriptos por los denunciantes, que habrían sido empleados para las
torturas. Los legisladores se refirieron así a las bolsas de plástico secuestradas
por la Justicia el 26 de julio, en un procedimiento ordenado en la comisaría por el juez
de Garantías Nº 1 de San Martín.
Esta misma seccional ya tiene antecedentes de tormentos: dos miembros de su personal
serán juzgados antes de fin de año por el Tribunal Oral Nº 1 de San Martín. Se trata
de Adrián Cremona y Marcelo Gamboa, quienes están procesados por apremios ilegales en
una causa iniciada por los hermanosPablo y Cristian Acosta, de 23 y 24 años, y Diego
Dosanto, de 21, detenidos a la salida de la bailanta Bus.
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