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REUTEMANN VIAJO HASTA MENDOZA PARA APOYAR AL CANDIDATO PRESIDENCIAL
Lole le dio (al fin) una alegría a Duhalde

El gesto del santafesino produjo euforia en el bunker duhaldista. Reporteado por Página/12, Lole mantuvo su diferenciación con Duhalde: “Voy para que no diga que no quiero acompañar”. Luego elogió a Menem y volvió rápido a su provincia.

Avión: Hubo un solo inconveniente: Reutemann dijo que Mendoza estaba muy lejos para ir en auto. “No importa. Yo te mando mi avión y venís”, respondió Duhalde.

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Carlos Reutemann y Eduardo Duhalde en los pagos de Arturo Lafalla, intermediario del encuentro.
Los dos candidatos tuvieron un ratito a solas para debatir aquella famosa frase sobre el “forro”.


Por Felipe Yapur Desde Mendoza

t.gif (862 bytes) Eduardo Duhalde volvió a sonreír. Y no era para menos: durante toda la mañana de ayer el candidato del PJ vivió momentos de nerviosismo hasta que confirmó que el ex piloto de Fórmula 1 y gobernador electo de Santa Fe, Carlos Reutemann, había llegado al aeropuerto de Mendoza para sumarse a la campaña electoral. “Vengo a acompañar al compañero Duhalde porque somos todos justicialistas”, dijo el Lole como intentando ahuyentar los fantasmas que daban cuenta del distanciamiento entre ambos dirigentes. Pero no convenció demasiado. Sobre todo cuando segundos después reivindicó al gobierno de Carlos Menem y dijo desconocer cuál es el nuevo modelo que pregona el candidato presidencial.
“Esto es para que vean que no estamos peleados”, dijo Duhalde antes de abrazarse para la foto con Reutemann y largar una carcajada. El candidato del PJ parecía un niño. Estaba sonriente, y hasta podría decirse que feliz. Sintió estar demostrando que el santafesino se sumó a la campaña que, desde hace un par de meses, parece haber perdido el rumbo ante la constante caída en las preferencias electorales.
“Si él lo considera necesario, yo lo acompaño a donde necesite porque el justicialismo tiene que ganar las elecciones de octubre”, dijo el Lole poco antes de ingresar en el casco de una estancia donde, junto a Duhalde, al gobernador mendocino Arturo Lafalla, al ex mandatario Rodolfo Gabrielli y al actual candidato de esta provincia, Francisco García, compartieron un almuerzo con 850 empresarios cuyanos que pagaron 50 pesos el cubierto para escuchar la propuesta justicialista.
–¿Usted vino a apoyar a Duhalde por su propia iniciativa o porque se lo pidió el presidente Menem? –le preguntó Página/12 a Reutemann.
–Vengo porque somos peronistas. Duhalde es el candidato y tenemos que hacer un esfuerzo para que gane el 24 de octubre –respondió.
–Duhalde dice que el modelo está agotado y que hay que generar uno nuevo. ¿Usted comparte ese concepto? –repreguntó este diario.
–No conozco cuál es el proyecto de Duhalde –respondió parco y serio.
Reutemann llegó poco antes del mediodía de ayer al aeropuerto El Plumerillo, en un operativo que los hombres de la campaña duhaldista intentaron mantener en secreto hasta último momento. “Es una persona tan especial que si salía en los diarios que llegaba, tal vez se enojaba y no venía”, confesó un operador duhaldista, con una sonrisa de oreja a oreja, mientras se paseaba en la vereda del hotel Huentala donde se alojó su jefe. En Mendoza es vox populi que ese hotel pertenece a José Luis Manzano, el ex ministro menemista y actual consultor de Duhalde.
La incorporación del santafesino a la campaña comenzó a gestarse el domingo pasado en la reunión que ambos mantuvieron en la casa de gobierno de Santa Fe.
–Quiero que me acompañes –le pidió enfáticamente Duhalde.
El lunes volvieron a hablar por teléfono. El martes repitieron la conversación. Pero fue recién ayer por la mañana cuando el Lole aceptó trasladarse hasta la ciudad cuyana. Hubo un solo inconveniente: Reutemann dijo que Mendoza estaba muy lejos para ir en auto.
–No importa. Yo te mando mi avión y te venís –respondió Duhalde.
Fue así que el jet que el candidato alquila para su campaña partió, con Lafalla a bordo, hacia Santa Fe.
Los integrantes del equipo de campaña recién volvieron a respirar cuando vieron descender de un Renault 18 al ex piloto con un jean gastado y manchado, una camisa azul y una campera del mismo color.
“Me extrañó mucho que la prensa dijera que estaba peleado con Duhalde”, dijo el Lole con su parquedad habitual. El Lole se cuidó en no repetiraquello de “mirá cómo ganó el forro”, que se escuchó en la Casa Gris -como se denomina la sede gubernamental de Santa Fe–, apenas se conoció su triunfo. La ironía estaba dirigida a Duhalde, que a principios de año trató a Reutemann como “forro de ensayo del menemismo”.
No fue casual que Duhalde hubiera invitado a Reutemann a Mendoza. Los sondeos de imagen ubican al tope al Lole en esa provincia. A tal punto que el demoprogresista Carlos Balter, el candidato a gobernador con mayores chances de ganar, confió que si el ex piloto se hubiese postulado a candidato a presidente la fórmula del PJ hubiera encabezado su lista.
A pesar de los movimientos de ayer, Reutemann no dejó de remarcar su distancia de Duhalde (ver página 4). De hecho, en la intimidad sonrió con maldad cuando escuchó asegurar al candidato del PJ que sacará más votos que él en Santa Fe.
Al promediar el almuerzo, Duhalde y Reutemann salieron del salón y se sentaron en un rincón del gran jardín que posee la estancia. A la vista de todos y por espacio de 20 minutos, conversaron. El bonaerense gesticuló y habló durante la mayor parte de la charla. Lole, en tanto, atendía y asentía cada tanto. Pasado ese tiempo y cuando terminaron, caminaron juntos hasta donde estaban los periodistas.
–¿Le explicó cuál es su programa de gobierno? –preguntó este diario a Duhalde.
–(Sonriendo.) Nooo. El Lole me estuvo asesorando en cómo debo hacer la campaña en su provincia y me ofreció integrar a la lista de diputados nacionales gente de mi confianza. Eso es lo que hablamos –dijo el bonaerense y volvió a sonreír.
Luego se separaron. Duhalde se fue hasta la universidad donde debía dar una charla ante un grupo de estudiantes y el Lole se dedicó a posar con cuanta señorita o señora se acercó para pedirle una foto. No fueron pocas.
El santafesino regresó nuevamente solo a su tierra por donde vino. Lafalla lo trasladó hasta el aeropuerto, y el mismo avión que lo trajo lo devolvió a Santa Fe. Ahora los duhaldistas rezan por que las encuestas comiencen a repuntar después de que firmaron la paz con el reciente triunfador de las elecciones en uno de los distritos más importantes del país. El segundo acuerdo de paz, dicen, se concretará con el cordobés José Manuel De la Sota.

 

Un forro muy conversado

Tanto Eduardo Duhalde como Carlos Reutemann negaron que hayan estado distanciados todo este último tiempo. Sin embargo, varios de los periodistas presentes en el almuerzo realizado en Godoy Cruz les recordaron a ambos la situación más conflictiva que vivieron, cuando el bonaerense dijo que “Reutemann es un forro de ensayo del menemismo”. Ambos sonrieron cuando escucharon el relato. Pero a Duhalde le costó mantener la sonrisa cuando el Lole afirmó que “ahí se le fue un poco la mano”. Fue entonces que el bonaerense tomó la palabra: “Aclarando estaba el vasco que le echaba agua a la leche. El Lole había dicho que no era profiláctico ni de Menem ni de Duhalde. Y lo único que yo hice fue repetir su frase porque sabía que no se dejaría usar por nadie”. Y el bonaerense estalló en una carcajada y abrazó a Reutemann. La paz, según Duhalde, estaba sellada.


 

“La foto sola no alcanza, creo que no le sirve”

Bueno, voy: “Hay que salir a ganar otro tipo de electorado, que lo tiene que ganar el candidato. Pero bueno, voy, así se terminan tantas idas y vueltas.”

Reutemann habló con Página/12 antes de irse a Mendoza.
“Yo en Mendoza tenía una intención de voto altísima.”

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Por Juan Carlos Tizziani Desde Santa Fe

t.gif (862 bytes) Carlos Reutemann hizo esperar ayer al avión de Eduardo Duhalde que lo llevó a Mendoza para una puesta en escena de campaña. El aspirante a presidente cree que la aureola electoral —y mediática— que rodea al Lole después de su triunfo le permitirá recuperar el terreno perdido frente Fernando de la Rúa. Pero el gobernador electo no piensa lo mismo: “Voy para que después no diga que no lo quiero acompañar. Creo que eso no le sirve. Con la foto no alcanza”, dijo. Reutemann suele hablar de Duhalde con gesto adusto, dice que la relación es “buena”, pero va a fondo con las réplicas: “Es cierto, en política, no soy ‘amigo-amigo’ de nadie”. “La política es competencia pura.” “Soy muy pragmático.” “Me llamó la atención que me llame ‘forro’ ¿Que creía, qué no me iba a dar cuenta?”
El aeropuerto de Sauce Viejo lucía desolado ayer al mediodía. Reutemann aceptó el diálogo exclusivo con Página/12. A cincuenta metros, lo esperaba el Cessna Citation 60, LVYLB que le había mandado Duhalde para llevarlo a Mendoza. Se tomó su tiempo para contestar, a pesar de que uno de los pilotos llegó a agitar los brazos por detrás. El no tenía apuro.
“Voy, así se terminan un poco todas estas versiones...”, dijo al dar por sobreentendido el entredicho con el candidato.
—¿A qué se deben estas idas y vueltas?
—No lo sé, yo estuve el domingo a la noche con Duhalde. No fue lo que reflejaron los diarios del lunes. Hablé con él, nos encerramos en el despacho, diez o quince minutos. Y bueno, le dije lo que digo siempre, las elecciones dependen de cómo diagrame él su campaña con el gobierno de Santa Fe, con el PJ, si a él le parece importante yo lo podría acompañar en la provincia.
—Pero ahora lo acompaña en Mendoza, fuera de la provincia.
—Sí, le expliqué que no sé si sirve que vaya, yo creo que no... El considera importante que yo salga en la foto, pero no sé hasta qué punto, se lo dije. Bueno, él tiene otra forma de pensar, yo considero que los votos que nosotros tenemos cautivos están y que ahora hay que salir a ganar otro tipo de electorado, que lo tiene que ganar el candidato. Pero bueno, voy, así se terminan tantas idas y vueltas.
—¿Es cierto que usted no quería que Duhalde hablara en el balcón cuando festejaron el triunfo en Santa Fe?
—No es cierto. Aclaremos bien la situación. Primero, yo le dije a (Jorge) Obeid que hasta que él no anunciara quién era el ganador en la provincia, yo no iba a llegar a la casa de gobierno. Tengo mucho respeto por el electorado. Le avisé al gobernador y le dije: ‘Voy a llegar a la Casa Gris cuando usted diga quién es el ganador, si no, no voy. No espere que vaya antes porque no voy a ir’. Así que no sé cuánto tiempo después llegué yo.
—Obeid anunció su triunfo a las once y media de la noche del domingo.
—Esperé el anuncio y después entré en la Casa Gris. Si alguien se enojó, hubieran venido más tarde. Yo respeto mucho a la gente que me votó. Después, cómo se organizó el acto, cómo se pararon arriba del balcón, no lo sé. Cuando llegué, dijeron: ‘Vamos al balcón’. Nada más. No era mi función organizar el acto, decir quién hablaba y quién no, o cómo se paraba (cada uno).
—¿Cómo se sintió cuando salió al balcón de la casa de gobierno y le habló a la gente?
—No me gusta.
—¿No estuvo cómodo?
—No me gusta el balcón, no me gustó nunca. No me siento cómodo, es un lugar muy emblemático.
—Fue la primera vez, pero no sólo suya. Creo que nadie antes salió al balcón de la Casa Gris.
—No, en Santa Fe, no (se ríe). Pero bueno, no fue idea mía. Alguien dijo: ‘vamos al balcón’ y yo fui porque era el gobernador electo. —Duhalde le dijo ayer a Página/12 que en la política usted “no es amigo-amigo de nadie”.
—Es cierto. Creo que es competencia pura. Creo que la política es una cuestión muy dura, muy personal. Las verdaderas amistades en la vida se hacen en el tiempo. Hace muy poco que estoy en la política, ocho o nueve años, creo que no se puede cultivar una amistad profunda en ocho años y menos en política. Soy pragmático, me baso en los hechos. Jamás le pregunté a nadie cómo está su familia, soy un tipo así, me manejo así. Para mí la política es hacer las cosas bien, pero no una vidriera para hacer amigos o ser simpático...
—Usted dijo que es ridículo pensar en el 2003.
—Totalmente. Recontra-ridículo.
—Pero hay gente que ya lo piensa.
—Bueno, que piensen todo lo que quieran. Que se hagan la cabeza para acá, para allá, que hagan todas las alquimias posibles, no es lo que yo estoy pensando. Soy sincero, no jodo.
—Entonces, ¿su relación con Duhalde dio un giro?
—Es buena... —repitió tres veces. Y agregó–: Joden, dicen que dijo, que no dijo, que lo del forro... Pero Duhalde es candidato a presidente por el justicialismo.
—¿Le molestó que Duhalde lo llamara forro?
—En su momento. Me llamó la atención, porque él sabe cómo soy, me conoce, sabía que yo estaba en la jugada (como precandidato presidencial), pero se adelantó demasiado al decir lo que dijo. Me llamó la atención. ¿Qué creía? ¿Qué no me iba a dar cuenta?
—¿Este llamado de Duhalde es un pedido de auxilio de alguien que está perdiendo las elecciones?
—No, no. Yo se lo dije claramente en la casa de gobierno de Santa Fe. Mi sensación es que un candidato tiene que tener su intuición, su feeling con la gente, es el candidato el que está en la situación, ve determinadas caras, le hacen determinadas preguntas. Tiene que tener mucho olfato. Otro consejo no le puedo dar. El candidato a presidente es Duhalde, no yo.
—¿Hará campaña en todo el país?
—No, voy a ir a Mendoza, a ver qué hacen, qué quieren. Para que no diga que no lo quiero acompañar, lo voy a acompañar, con gusto. Porque es el candidato del justicialismo. Sinceramente lo hago con gusto, no a disgusto.
—¿Eso le sirve a Duhalde?
—No sé, no lo puedo medir. Creo que con la foto no alcanza.
—¿El quiere la foto?
—No lo sé. Vamos a ver, a lo mejor cambia de idea. Yo estaba muy bien posicionado en Mendoza para presidente, Lafalla lo sabe también. Estaba muy bien posicionado, altísimo.
—Y a lo mejor ésa es la explicación.
—Después le cuento.
—Dicen que el único que le podía ganar a De la Rúa era usted.
—Sí, dicen eso. Es cierto, dicen eso.

 

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