Estados
Unidos no quiere hablar de intervención, pero la prepara. Antes de dejar Bogotá, el
subsecretario de Estado norteamericano, Thomas Pickering, calificó de locura
la idea de una participación militar de su país en la guerra interna de Colombia. Pero
otro alto militar, el zar antidrogas Barry McCaffrey, se alista para hacer nuevos sondeos
en la región sobre la posibilidad de formar una fuerza internacional que intervenga en la
lucha contra la guerrilla, mientras los 1000 marines que desembarcaron en Colombia se
preparan para los ejercicios de simulacro de guerra. A pesar de la advertencia
colombiana, Venezuela ratificó ayer su voluntad de dialogar con las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), en un intento compartido por los países
vecinos por controlar el temido derrame del conflicto.
No hay ninguna cruzada del gobierno norteamericano para forzar una solución
regional negó Pickering antes de partir hacia Venezuela. Hay fuentes que
dicen que Estados Unidos está listo para intervenir en los asuntos colombianos. No hay
posibilidades de eso ni en el lado colombiano ni de nuestra parte. Ese asunto no es
deseable, ni posible. El alto funcionario norteamericano volvió a desmentir los
rumores que señalan la existencia de un plan para crear una fuerza regional que actúe
contra la guerrilla en Colombia. Pero los próximos viajes del general Barry McCaffrey a
Brasil, Argentina, Perú y Bolivia para analizar la crisis colombiana indican que Estados
Unidos está considerando esa posibilidad. Acabemos con esas especulaciones.
Cualquier ayuda de países vecinos o de la comunidad internacional se dará a solicitud de
Colombia reclamó el canciller colombiano Guillermo Fernández del Soto. El
propio enviado del presidente Clinton aclaró esa locura propagada por medios de
comunicación con un alto sentido de irresponsabilidad.
Washington busca revivir en Colombia la guerra sucia de baja intensidad diseñada en
los años 70 en naciones centroamericanas y para ello se ampara en la lucha antidrogas,
que vuelve a considerar como válido el concepto de narcoguerrilla, denunció ayer
el diario venezolano El Nacional, citando un documento de inteligencia de su país. El
diario ve como una señal la visita de Pickering y la creciente presencia de
asesores militares norteamericanos para el entrenamiento de fuerzas especiales
colombianas, aunque aclara que por ahora no prevé la participación militar
directa de Estados Unidos con tropas de combate. Un portavoz del Comando Sur de
Estados Unidos subrayó ayer que los ejercicios de simulacro de guerra de 1000 marines, en
el marco de la operación Unitas 99, son iguales a los de los años anteriores. Se
trata de formación rutinaria relativizó el director de relaciones públicas del
Comando, Karl Snyder. No se me ocurre nada de importancia que sea diferente de los
ejercicios en otro país de la zona.
Pero las FARC insisten en que Estados Unidos y Colombia preparan un plan conjunto para
atacar a la guerrilla bajo el ropaje de la lucha contra el narcotráfico. El
comandante Ariel, vocero de las FARC en Caracas, aseguró que el presidente de
Venezuela, Hugo Chávez, tiene un papel preponderante para evitar esa intervención. El
canciller venezolano, José Vicente Rangel, adelantó que su gobierno está dispuesto a
conversar con las FARC, sin dejar de lado su disposición a colaborar en el
deterioradísimo proceso de paz de Colombia. Esa decisión se debe al interés de
contribuir al mejoramiento de la situación interna en Colombia, y a la incidencia de la
lucha de Colombia en territorio venezolano declaró. El problema guerrillero
colombiano ha traspasado sus límites y se ha convertido en un problema de Estado para
Venezuela.
Pero no sólo Venezuela teme que la guerra interna colombiana desborde sus fronteras. En
una conferencia de prensa con su par peruano Alberto Fujimori, el presidente ecuatoriano
Jamil Mahuad, advirtió ayer que, aunque respeta el principio de no intervención en los
asuntos de otro país, no quiere problemas de violaciones del territorio en
Ecuador, y aclaró que nos corresponde a nosotros defender nuestras
fronteras.
Argentina niega todo El gobierno de Carlos Menem negó terminantemente ayer que considerara enviar
tropas de combate a Colombia. Menem subrayó que en ningún momento ofreció
enviar soldados, y agregó que algún estupido lo interpetó así por motivos
electoralistas. El ministro del Interior, Carlos Corach, lo secundó afirmando que
no hay ninguna posibilidad de mandar tropas argentinas, no sólo porque nadie lo
requirió, sino porque nadie las necesita. Pero esto no significa que Argentina se
mantendrá al margen de la situación en Colombia. Menem puntualizó que en todo
caso, vamos a conversar con el presidente de Colombia (Andrés Pastrana), si él lo
requiere, y con los países interesados en cooperar a que ese país supere la guerra
civil. Y por el lado de Estados Unidos, el zar antidrogas Barry McCaffrey anunció
ayer que realizaría una gira por Latinoamérica, durante la cual se reuniría con Menem.
El vicecanciller Andrés Cisneros resumió la posición argentina afirmando que si
algo hacemos en Colombia lo haremos junto con nuestros vecinos, y jamás sin el acuerdo
del gobierno colombiano. |
AL JURAR POR SEGUNDA VEZ COMO PRESIDENTE
Chávez ataca ahora a Time
El
comienzo de un proceso que fue calificado por la revista norteamericana Time como una
revolución se consagró ayer cuando el presidente venezolano, Hugo Chávez,
repitió su juramento presidencial ante la soberanísima Asamblea Nacional
Constituyente (ANC), convocada para reformar la Constitución. Chávez ya había jurado
una vez, luego de ganar las elecciones el año pasado, pero en esa ocasión había
afirmado que lo hacía ante una constitución moribunda, y ayer afirmó que su
segundo juramento era el verdadero. Chávez aprovechó para pedirle a la ANC
que declarara a la nación en situación de emergencia, lo que daría todo el
poder a la Constituyente, que él domina. Y denunció una campaña salvaje de
la prensa internacional incluida Time contra él, que retrataría a la ANC
como una horda de primitivos y a mí como un Mussolini y un Hitler. También
disparó sus dardos contra una columna de Mario Vargas Llosa.
Mussolini o Hitler, Chávez ratificó ayer su mandato ante la institución clave para
lograr su deseada revolución democrática en Venezuela. Juro delante de
Dios, del pueblo venezolano, de la soberanísima Asamblea Constituyente que no daré
descanso al cuerpo, a la mente y al alma hasta que hayamos enterrado de verdad este viejo
tiempo, esta cuarta república y hayamos dado luz a la vida nueva, a la patria nueva, a la
Quinta República Venezolana, declaró solemnemente. Chávez reiteró que la ANC es
originaria, por lo que sus decisiones preceden a las del resto de las
instituciones del país. Es como la partera de la nueva Venezuela, resumió.
Pero el comandante también trazó ayer las medidas que seguirán a este
juramento verdadero. Su gobierno iniciaría pronto la reforma de la
Administración Central, que incluiría reducir el número de ministerios a 14.
Anunció además que tiene listo un paquete de leyes socioeconómicas, que incluye
mecanismos de crédito más accesibles y planes para un vehículo familiar de
bajo precio. Por si alguien planeara interferir con estas reformas, dijo que si bien la
ANC es magnánima, no permitiría ser perturbada, detenida o
desviada, en una advertencia no muy velada al Congreso y a la Corte Suprema, bajo
amenaza de ser disueltos por la ANC.
El carácter de su revolución parece estar siendo malinterpretada en el
exterior, sin embargo, por lo que Chávez denunció ayer que existía una campaña
deliberada en los medios extranjeros contra su gobierno. El foco de su ira pareció ser un
artículo de Time, en el cual detectó 54 horrorosas mentiras en tres
páginas, y una columna del escritor Mario Vargas Llosa, a quien califico de
alguien que hemos respetado (pero) que se está prestando a infamias y
mentiras. Chávez se manifestó dispuesto a ir donde sea para enfrentarme a
esta campaña salvaje contra este país, contra un pueblo que merece respeto.
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