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DESMENTIDAS Y PREPARACIONES EN COLOMBIA
Cuando suena el río intervencionista

Ayer, un coro unánime norteamericano y colombiano salió a desmentir una posible intervención, pero se aceleran las misiones, hay ejercicios militares y gestiones en los países limítrofes.

Un militar monta guardia frente a una serie de armas e insumos en un escondite al sur de Bogotá.
Durante las últimas semanas, la cooperación militar con Estados Unidos se ha vuelto más estrecha.

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t.gif (862 bytes)  Estados Unidos no quiere hablar de intervención, pero la prepara. Antes de dejar Bogotá, el subsecretario de Estado norteamericano, Thomas Pickering, calificó de “locura” la idea de una participación militar de su país en la guerra interna de Colombia. Pero otro alto militar, el zar antidrogas Barry McCaffrey, se alista para hacer nuevos sondeos en la región sobre la posibilidad de formar una fuerza internacional que intervenga en la lucha contra la guerrilla, mientras los 1000 marines que desembarcaron en Colombia se preparan para los “ejercicios de simulacro de guerra”. A pesar de la advertencia colombiana, Venezuela ratificó ayer su voluntad de dialogar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un intento –compartido por los países vecinos– por controlar el temido derrame del conflicto.
“No hay ninguna cruzada del gobierno norteamericano para forzar una solución regional –negó Pickering antes de partir hacia Venezuela–. Hay fuentes que dicen que Estados Unidos está listo para intervenir en los asuntos colombianos. No hay posibilidades de eso ni en el lado colombiano ni de nuestra parte. Ese asunto no es deseable, ni posible”. El alto funcionario norteamericano volvió a desmentir los rumores que señalan la existencia de un plan para crear una fuerza regional que actúe contra la guerrilla en Colombia. Pero los próximos viajes del general Barry McCaffrey a Brasil, Argentina, Perú y Bolivia para analizar la crisis colombiana indican que Estados Unidos está considerando esa posibilidad. “Acabemos con esas especulaciones. Cualquier ayuda de países vecinos o de la comunidad internacional se dará a solicitud de Colombia –reclamó el canciller colombiano Guillermo Fernández del Soto–. El propio enviado del presidente Clinton aclaró esa locura propagada por medios de comunicación con un alto sentido de irresponsabilidad”.
“Washington busca revivir en Colombia la guerra sucia de baja intensidad diseñada en los años 70 en naciones centroamericanas y para ello se ampara en la lucha antidrogas, que vuelve a considerar como válido el concepto de narcoguerrilla”, denunció ayer el diario venezolano El Nacional, citando un documento de inteligencia de su país. El diario ve como una señal la visita de Pickering y “la creciente presencia de asesores militares norteamericanos para el entrenamiento de fuerzas especiales colombianas”, aunque aclara que “por ahora no prevé la participación militar directa de Estados Unidos con tropas de combate”. Un portavoz del Comando Sur de Estados Unidos subrayó ayer que los ejercicios de simulacro de guerra de 1000 marines, en el marco de la operación Unitas 99, son iguales a los de los años anteriores. “Se trata de formación rutinaria –relativizó el director de relaciones públicas del Comando, Karl Snyder–. No se me ocurre nada de importancia que sea diferente de los ejercicios en otro país de la zona”.
Pero las FARC insisten en que Estados Unidos y Colombia preparan un plan conjunto para atacar a la guerrilla bajo el “ropaje” de la lucha contra el narcotráfico. El comandante “Ariel”, vocero de las FARC en Caracas, aseguró que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, tiene un papel preponderante para evitar esa intervención. El canciller venezolano, José Vicente Rangel, adelantó que su gobierno está dispuesto a conversar con las FARC, sin dejar de lado su disposición a colaborar en el deterioradísimo proceso de paz de Colombia. Esa decisión se debe al “interés de contribuir al mejoramiento de la situación interna en Colombia, y a la incidencia de la lucha de Colombia en territorio venezolano –declaró–. El problema guerrillero colombiano ha traspasado sus límites y se ha convertido en un problema de Estado para Venezuela”.
Pero no sólo Venezuela teme que la guerra interna colombiana desborde sus fronteras. En una conferencia de prensa con su par peruano Alberto Fujimori, el presidente ecuatoriano Jamil Mahuad, advirtió ayer que, aunque respeta el principio de no intervención en los asuntos de otro país, no quiere “problemas de violaciones del territorio en Ecuador”, y aclaró que “nos corresponde a nosotros defender nuestras fronteras”.

 

Argentina niega todo

El gobierno de Carlos Menem negó terminantemente ayer que considerara enviar tropas de combate a Colombia. Menem subrayó que “en ningún momento” ofreció enviar soldados, y agregó que “algún estupido lo interpetó así por motivos electoralistas”. El ministro del Interior, Carlos Corach, lo secundó afirmando que “no hay ninguna posibilidad de mandar tropas argentinas, no sólo porque nadie lo requirió, sino porque nadie las necesita”. Pero esto no significa que Argentina se mantendrá al margen de la situación en Colombia. Menem puntualizó que “en todo caso, vamos a conversar con el presidente de Colombia (Andrés Pastrana), si él lo requiere, y con los países interesados en cooperar a que ese país supere la guerra civil”. Y por el lado de Estados Unidos, el zar antidrogas Barry McCaffrey anunció ayer que realizaría una gira por Latinoamérica, durante la cual se reuniría con Menem. El vicecanciller Andrés Cisneros resumió la posición argentina afirmando que “si algo hacemos en Colombia lo haremos junto con nuestros vecinos, y jamás sin el acuerdo del gobierno colombiano”.


AL JURAR POR SEGUNDA VEZ COMO PRESIDENTE
Chávez ataca ahora a “Time”

t.gif (862 bytes) El comienzo de un proceso que fue calificado por la revista norteamericana Time como una “revolución” se consagró ayer cuando el presidente venezolano, Hugo Chávez, repitió su juramento presidencial ante la “soberanísima” Asamblea Nacional Constituyente (ANC), convocada para reformar la Constitución. Chávez ya había jurado una vez, luego de ganar las elecciones el año pasado, pero en esa ocasión había afirmado que lo hacía ante una constitución “moribunda”, y ayer afirmó que su segundo juramento era “el verdadero”. Chávez aprovechó para pedirle a la ANC que declarara a la nación “en situación de emergencia”, lo que daría todo el poder a la Constituyente, que él domina. Y denunció una campaña “salvaje” de la prensa internacional –incluida Time– contra él, que retrataría a la ANC como “una horda de primitivos y a mí como un Mussolini y un Hitler”. También disparó sus dardos contra una columna de Mario Vargas Llosa.
Mussolini o Hitler, Chávez ratificó ayer su mandato ante la institución clave para lograr su deseada “revolución democrática” en Venezuela. “Juro delante de Dios, del pueblo venezolano, de la soberanísima Asamblea Constituyente que no daré descanso al cuerpo, a la mente y al alma hasta que hayamos enterrado de verdad este viejo tiempo, esta cuarta república y hayamos dado luz a la vida nueva, a la patria nueva, a la Quinta República Venezolana”, declaró solemnemente. Chávez reiteró que la ANC es “originaria”, por lo que sus decisiones preceden a las del resto de las instituciones del país. “Es como la partera de la nueva Venezuela”, resumió. Pero “el comandante” también trazó ayer las medidas que seguirán a este juramento “verdadero”. Su gobierno iniciaría pronto “la reforma de la Administración Central”, que incluiría reducir el número de ministerios a 14. Anunció además que tiene listo un paquete de leyes socioeconómicas, que incluye mecanismos de crédito más accesibles y planes para un “vehículo familiar” de bajo precio. Por si alguien planeara interferir con estas reformas, dijo que si bien la ANC es “magnánima”, no permitiría ser “perturbada, detenida o desviada”, en una advertencia no muy velada al Congreso y a la Corte Suprema, bajo amenaza de ser disueltos por la ANC.
El carácter de su “revolución” parece estar siendo malinterpretada en el exterior, sin embargo, por lo que Chávez denunció ayer que existía una campaña deliberada en los medios extranjeros contra su gobierno. El foco de su ira pareció ser un artículo de Time, en el cual detectó “54 horrorosas mentiras en tres páginas”, y una columna del escritor Mario Vargas Llosa, a quien califico de “alguien que hemos respetado (pero) que se está prestando a infamias y mentiras”. Chávez se manifestó dispuesto a “ir donde sea para enfrentarme a esta campaña salvaje contra este país, contra un pueblo que merece respeto”.

 

 

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