OPINION
Ponete las anteojeras
Por Juan Sasturain |
Brueghel
el Viejo, además de ser un pintor excepcional o precisamente por eso supo
dejar apuntes filosos sobre la vida cotidiana y los comportamientos humanos, flamencos o
no. Y hay dos cuadros particularmente sugestivos; uno es La caída de Icaro y el otro, una
Crucifixión. En ambos casos, el mecanismo ha sido el mismo: trasladar el
motivo principal de la pintura a un plano secundario. El asoleado Icaro cae al
mar en un costadito ante la indiferencia de paseantes y laburantes que siguen en lo suyo,
ni siquiera levantan la cabeza al oír el chapuzón del soberbio emplumado. Y ni hablar
del drama del Gólgota, convertido en un incidente al fondo a la derecha mientras en
primer plano, dando espaldas a cualquier posibilidad o preocupación por la Salvación, la
gente hace negocios, juega, se afana en mil cosas, regala su tiempo a la codicia o la
tontería. Algún poema de William Carlos Williams descubre en la mirada de Brueghel la de
un monstruoso maestro intemporal. Porque esa intuición para retratar la ceguera vulgar
ante la Vida o la Historia que pasan por la mismísima puerta sin ser advertidas (por
falta de perspectiva, por rotunda necedad) es extrapolable ahora y siempre. Incluso se la
puede encontrar en un lugar tan trivial y sobrevaluado como un vestuario de fútbol. El
dato que motiva estas divagaciones es que, según la tele española, el nuevo técnico
argentino del Mallorca, el disciplinado Mario Gómez, no permitió ayer que sus jugadores
se movilizaran para observar el eclipse total de sol para que no se desconcentraran. Hay
que entenderlo: el partido eliminatoria por la Copa de Campeones contra los noruegos del
Molde (empató coherentemente cero a cero) era demasiado importante como para distraerse
en pelotudeces. Bilardo recomendaba a sus jugadores que se casaran jóvenes, así no se
distraían... Passarella los quería de pelo corto, así no se distraían... Lo
fundamental es, siempre, tener en claro qué es lo prioritario y concentrarse en eso,
sólo en eso: no vaya a ser que por desvelarse pensando en una mujer difícil, en la
infinitud del universo o cualquier otra tontería, un lateral derecho llegue una fracción
de segundo tarde en un cierre. Gómez, un marcador de punta de toda la vida, sabe lo que
es mirar la cancha (el mundo) con perspectiva de grandeza. |
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