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Que quede muy claro: para nosotros nunca se discutirá a fondo el tema de los recursos, como la pesca y el petróleo, mientras no se discuta la soberanía, afirmó ayer el vicecanciller Andrés Cisneros, acerca de la posición del Gobierno con respecto a Malvinas. La respuesta fue inmediata y llegó desde islas: El Reino Unido y la Argentina han hecho un acuerdo del que no se pueden separar, retrucó el consejero kelper Richard Cockwell y, a modo de advertencia, dijo no creer que argentinos y británicos quieran tener desacuerdos en esta etapa. La polémica se suscitó después de que el consejo legislativo isleño señalara que, en caso de no alcanzar un entendimiento en materia de explotación pesquera, se caería el acuerdo que permitió el regreso de ciudadanos argentinos al archipiélago. Después del cruce entre Cisneros y Cockwell, el funcionario del Departamento de Pesca del gobierno de Malvinas Jonathan Clark salió a aclarar que no es necesario hacer caer el acuerdo que la Argentina y el Reino Unido firmaron en Londres, si no se alcanzan coincidencias en torno del tema de la pesca. Pero la polémica ya estaba planteada. Pese a remarcar que la Argentina tiene gran respeto por los isleños y su propia organización interna, Cisneros recordó que nuestros acuerdos son con el Reino Unido, no con el gobierno isleño. Nosotros acordamos con el Foreign Office y con el gobierno de Gran Bretaña. Así, relativizó la amenaza de los consejeros kelpers de volver a prohibir el ingreso de argentinos a Malvinas a partir del 9 de octubre próximo, en caso de que para esa fecha no se llegue a un acuerdo sobre la pesca en la zona. Cisneros destacó que la continuidad de las visitas de argentinos a las islas no está supeditada a ninguna otra cosa que el cumplimiento de lo acordado y aseguró que vamos a cumplir los compromisos asumidos. En cuanto a la pesca, precisó que no es un tema nuevo, ya que lleva años de negociaciones y recordó que existe una comisión dedicada a analizar el tema, que se reúne cada seis meses, una vez en Londres y una vez en Buenos Aires. También apuntó que lo único novedoso, entre comillas, que incluyó el acuerdo firmado en Londres, es el refuerzo de las medidas que toma cada una de las partes contra lo que podríamos considerar un enemigo común, que son los barcos piratas. Sin embargo, no fueron esas expresiones de Cisneros, sino su afirmación acerca de que Argentina nunca discutirá a fondo el tema de los recursos mientras no se discuta la soberanía, la que provocó la reacción de los kelpers. Algún motivo debe tener, especuló Cockwell sobre los motivos de las expresiones del vicecanciller y enfatizó que el Reino Unido y la Argentina han hecho un acuerdo del que no se pueden separar. Si bien subrayó su empeño en hacer funcionar el acuerdo, deslizó también como al pasar que no creía que argentinos y británicos quieran tener desacuerdos en esta etapa y recordó que las coincidencias firmadas el 14 de julio en Londres son parte de un acuerdo internacional, hoy en manos de las Naciones Unidas.
PARA LA FUERZA AEREA, NO HUBO MAS OPCION QUE
LA GUERRA La Guerra
de Malvinas fue la consecuencia de un acto de un gobierno sin demasiadas opciones,
que resolvió recuperar las islas en acción de defensa propia. Esa es la
conclusión a la que arribó la Fuerza Aérea Argentina en el informe oficial sobre su
bautismo de fuego que presentó ayer. En otras palabras, a 17 años de aquel
conflicto, la Aeronáutica repite los justificativos del ex dictador Leopoldo Fortunato
Galtieri y soslaya que fue el deterioro político de su gobierno de facto lo que lo llevó
a embarcarse en la aventura armada.
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