Por David Cufré y Claudio Zlotnik El Gobierno propone aumentar
en 43 por ciento el precio del gasoil, de los actuales 42 a 60 centavos por litro. Ello
surge de una suba del impuesto que pesa sobre el combustible, que pagan los consumidores
particulares, para financiar una rebaja del gravamen de 12 centavos por litro en favor de
los productores rurales y empresarios del transporte. La iniciativa oficial establece que
los propietarios de automóviles pasen a tributar 30 centavos por litro, desde los 12
vigentes. Sin embargo, en la Jefatura de Gabinete reconocen que muy difícilmente la
iniciativa sea sancionada por el Congreso.
Pero esa no sería la única oposición. Roque Fernández le dijo ayer a Carlos Menem,
cuando finalizó la reunión de Gabinete, que no firmará el proyecto, dando lugar a una
nueva pelea en el seno del Gobierno. En el Ministerio de Economía se oponen rotundamente
a la iniciativa, impulsada por el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez, porque consideran
que elevará el déficit fiscal. El proyecto establece que para diferenciar el gasoil más
barato disponible para el agro y los transportistas, del común que se
venderá a los particulares, el combustible deberá tener colores diferentes.
Es inaplicable, porque nadie va a controlar que la gente compre el gasoil que
corresponde y perderemos recaudación, le dijo el viceministro de Economía, Pablo
Guidotti, a su jefe, cuando analizaron la iniciativa. Ayer, Roque le expuso ese argumento
a Menem. El Ministerio de Economía hace tiempo se dedica a decir no a todo. Es
lógico que así ocurra, pero lo que no es lógico es que no arregle nada, enfatizó
el candidato a vicegobernador bonaerense por el PJ, Felipe Solá, quien durante años
ocupó el cargo de secretario de Agricultura. Si Guidotti fuera ministro,
estaríamos listos. Lo único que hace es cuidar la caja, añadió en su ataque. El
enojo con los funcionarios de Economía se extendió a la Jefatura de Gabinete, aunque
allí consideran que finalmente Roque aceptará la orden de Menem de avalar el proyecto.
Por su parte, el Presidente dispuso que la propuesta sea enviada al Parlamento,
desatendiendo la recomendación del jefe del Palacio de Hacienda. Los beneficiarios de la
medida son los productores rurales y los empresarios de colectivos, trenes y camiones.
Otro momento caliente de la reunión de Gabinete de ayer fue cuando Roque expuso sobre la
situación de la economía. Reiteró que en julio se tocó el piso de la recesión,
sostuvo que hasta las elecciones la actividad se mantendrá estancada y que después de
las elecciones comenzará la recuperación. Estamos más fuertes que Brasil,
señaló también el ministro, quien consideró que el gobierno del país vecino
tiene dificultades para controlar el gasto público. Sin embargo, esta vez no
mencionó la posibilidad de que el real se siga depreciando.
Gobernadores sin acuerdo El Gobierno quiere conseguir en cuatro meses lo que no pudo en cinco años:
convencer a los gobernadores que acepten su proyecto de coparticipación de impuestos. De
acuerdo a la nueva Constitución, la ley debió haber sido aprobada antes de fines de
1996. Carlos Menem recibió ayer en Olivos a los mandatarios provinciales, quienes
escucharon de parte de Roque Fernández y Jorge Rodríguez los lineamientos generales de
la propuesta. Uno de ellos es la eliminación de los impuestos a los Sellos y a los
Ingresos Brutos, para ser reemplazados por un IVA provincial. Sin embargo, la mayoría de
los gobernadores se inclinó por dejar la discusión para cuando asuma el próximo
gobierno, mientras que los justicialistas José Manuel De la Sota , Néstor Kirchner y
Juan Carlos Romero, directamente se pronunciaron contrarios a la propuesta. |
LOS HIPER EN HIPERCOMPETENCIA
Pelea a cara de perro
Hace
quince días fueron los franceses de Carrefour. Ayer fue Coto, la cuarta cadena de
supermercados del país con una facturación de unos 1400 millones de pesos anuales, quien
emparejó la partida. Vamos a seguir creciendo, aseguró su presidente Alfredo
Coto al inaugurar un gigantesco centro de distribución en Esteban Echeverría. El
emprendimiento, que apunta a bajar los costos y agilizar el abastecimiento de sus 60 bocas
de venta, les demandó una inversión de más de 42 millones de pesos.
Con la recesión, lejos de apaciguarse la competencia entre estos gigantes, que perdieron
en promedio entre el 5 y 6 por ciento de sus ventas, se profundizó. Al mismo tiempo, los
planes de la cadena argentina prevén la construcción en el mismo predio de 65
hectáreas, del cual los nuevos depósitos ocupan 56 mil metros cuadrados, de sendas
plantas de fabricación de pastas y panificados, ahora dispersas en las sucursales.
El flamante centro ubicado en la cercanía de la localidad bonaerense de 9 de Abril está
dimensionado para cubrir el crecimiento de Coto durante los cuatro próximos años. Según
anticipó Federico Garat, del departamento de ingeniería, el nuevo avance se traducirá
en la apertura de 15 nuevas bocas de venta entre este año y el próximo. Entre ellas ocho
locales en Rosario incluyendo un súper y un hipermercado que estarán
habilitados en su totalidad para marzo del 2000. Asimismo, tienen pensado otras
localizaciones como en Temperley (shopping incluido), Del Viso y la Capital Federal.
No obstante, Alfredo Coto se queja. Estamos restringidos con los créditos,
destacó aludiendo a la crisis internacional que le complicó la expansión planeada
frente a las cadenas multinacionales con las que compite como la estadounidense Wal Mart,
los holandeses de Ahold (Disco) o los galos de Promodés (Norte-Tía). En los dos o
tres próximos años vamos a estar dedicados a bajar costos, no sólo por la rentabilidad
sino por las exigencias competitivas del mercado, señaló el supermercadista.
Podremos reducir los costos de distribución en un 25 por ciento, señaló
precisamente Garat. Esa reducción permitirá una baja en los precios al
consumidor. Al mismo tiempo, el cambio de estrategia de abastecimiento les
facilitará tener una mayor variedad de productos disponibles en los supermercados.
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