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En la destrucción de empleo se
anotan empresas chicas y grandes

La reducción de empleos privados en los últimos doce meses alcanza al 6,4 por ciento, con picos del 35,7 por ciento en el caso de la construcción.

La construcción y la industria son los rubros que más alimentan las filas de desocupados.
El sector manufacturero se desprendió del 9,3 por ciento de sus empleados en el último año.

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t.gif (862 bytes)  Ni empresas pequeñas ni grandes, ni industriales ni de servicios quedaron al margen de la generalizada caída en el nivel de empleo en los últimos doce meses, que se profundizó en julio. El indicador anual elaborado por la Sociedad de Estudios Laborales señala un descenso de la cantidad de empleos privados del 6,4 por ciento, alimentado por una baja del 0,8 por ciento en julio. Sólo el sector de servicios financieros (bancos) escapó a dicha tendencia, pero con un aumento de la dotación mínima.
La mayor expulsión de empleo se sigue registrando en el rubro de la construcción, que incluso en el mes de julio registró una caída en la cantidad de personal del 2,2 por ciento, acumulando en los últimos doce meses un descenso del 35,7 por ciento. Es decir, que en dicho sector se destruyó más de la tercera parte de los puestos de trabajo. La caída en la inversión y la ausencia de inicio de nuevas obras está castigando duramente sobre las espaldas de una de las franjas laborales con menores niveles de remuneración.
La industria manufacturera es el segundo rubro en el ranking de sectores expulsores de empleo. En el último mes, habría destruido el 1,5 por ciento de los puestos de trabajo –conforme a la encuesta realizada sobre empresas de Capital Federal y Gran Buenos Aires–, y en el último año ya se habría desprendido del 9,3 por ciento de sus empleados.
Ni siquiera el renglón de servicios públicos privatizados, que suma a los sectores de electricidad, gas y agua, escapó al pronunciado declive del mercado laboral. Pese a los buenos resultados de sus empresas, que por su condición monopólica han podido esquivar el impacto pleno de la recesión, reflejaron una baja en el empleo del 3,5 por ciento en el año y 0,2 por ciento en julio.
También en el sector de comercios, restaurantes y hoteles (uno de los más significativos en cantidad de ocupados) se observan descensos importantes en el nivel de empleo, del 2,8 por ciento en el año y del 0,5 por ciento tan sólo en julio. Los rubros de Servicios comunales, sociales y personales, y Servicios financieros y a las empresas, observan oscilaciones de distinto signo pero inferiores al 0,6 por ciento anual, lo que indica cierta estabilidad en la cantidad de puestos de trabajo.
De la encuesta, finalmente, apenas el sector de Transporte y Comunicaciones surge con algún indicio de creación neta de empleo significativa, con un aumento del 3,2 por ciento en los últimos doce meses. Sin embargo, esta tendencia habría empezado a revertirse, al reflejar una baja del 0,2 por ciento en julio.
Tampoco se encuentran franjas de comportamiento positivo en cuanto a creación de empleo cuando el análisis se hace en función del tamaño de las empresas. Sí se observa, en este caso, que las empresas más pequeñas son las que en mayor proporción se han desprendido de los trabajadores que ocupaban hasta hace un año, tal cual se refleja en el cuadro adjunto.
La Encuesta de Coyuntura Laboral que confecciona la SEL es una referencia tanto para los analistas privados como para el sector público, ya que su serie ha ido anticipando los resultados que luego refleja el Indec como resultado de la Encuesta Permanente de Hogares. Ernesto Kritz, director de la SEL, fue hasta hace menos de dos años el responsable de las encuestas laborales del Ministerio de Trabajo, con una metodología similar a la que ahora aplica desde la actividad privada.

 


 

IMPUESTO A LAS SUPERGANANCIAS
Polémica abierta

t.gif (862 bytes) ”No es un problema de atacar a las empresas, hay que verlo desde la profunda crisis social por la que estamos atravesando y de quiénes son aquellos que tienen capacidad contributiva y aquellos que no la tienen.” Así el diputado aliancista Jorge Rivas salió a defender ayer un proyecto de ley de su autoría –dado a conocer por Página/12– destinado a gravar las ganancias extraordinarias de las empresas, sean privatizadas o no.
El listado que acompañó la presentación de la Alianza detallaba que, entre las 1000 compañías que más facturan en Argentina, 264 superaron ampliamente, durante 1998, los límites de ganancias considerados razonables en el mundo. Ese grupo selecto de empresas acumuló –sin considerar los grupos económicos en conjunto– superutilidades por nada menos que 2100 millones de pesos.
Rivas aclaró ayer, aprovechando una entrevista radial, que “desde Estados Unidos hasta los principales países europeos” la recaudación fiscal de los impuestos directos (como el propuesto) es “altísima”, mientras que en Argentina “es prácticamente inexistente”. Al mismo tiempo, el legislador destacó respecto del alcance de la propuesta que “no es un impuesto que se aplique indiscriminadamente a todo el mundo”. “Quedan absolutamente excluidos de la posibilidad de la aplicación del impuesto –detalló– todas las pymes, mutuales y cooperativas, y cualquier empresa cuyo patrimonio se ubique por debajo de los 3 millones de pesos”, detalló.

 

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