The Guardian de Gran Bretaña
Por John Gittings Desde Hong Kong Pekín ha revelado que el
líder chino Mao Tse Tung, cuyo cuerpo yace en un sarcófago de cristal en la Plaza
Tiananmen, en realidad quería ser cremado. Pero cuando murió en setiembre de 1976, el
Poliburó gobernante sorprendió a sus facultativos y causó enormes problemas médicos al
decidir que su cuerpo debería ser preservado en un mausoleo. Un franco relato de estos
hechos, y el cambio de medidas adoptadas para exhibir a Mao, fue publicado ayer en la
website del Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista chino.
La decisión de preservar el cuerpo de Mao para la posteridad fue tomada por su sucesor
inmediato, Hua Guofeng, que estaba buscando moldearse a la imagen del líder. Pero la
decisión llegó demasiado tarde desde la perspectiva médica, dice el diario. Se debían
haber removido los órganos vitales y las arterias y las venas dentro de las dos horas
después de su muerte. En cambio, el cuerpo de Mao fue sumergido en formaldehído y otros
líquidos preservantes para que se mantuviera en un estado razonable hasta el servicio
fúnebre. Esta fue, primero y principal, una tarea política, pero debía llevarse a
cabo por personal médico, dijo el doctor Wu Jieping, jefe del equipo formado para
preservar el cuerpo, en cuyas memorias está basado el artículo. Teníamos que
tener éxito: el fracaso no estaba permitido.
Después de un año de arduo trabajo, el problema fue resuelto por una fórmula
dialéctica que hasta Mao hubiera aprobado. Conocido como la integración del
tratamiento mojado y seco, todavía se usa hoy en el mausoleo. Las partes visibles
del cuerpo están rodeadas por una atmósfera seca mientras está a la vista en un ataúd
de cristal. Pero todas las otras partes cubiertas por ropa están empapadas en un líquido
que el público no puede ver. Al final de cada exhibición, se baja el cuerpo a un
container húmedo especial mantenido a baja temperatura. Una vez al año, el rostro y las
manos son humedecidas totalmente. La opinión china sobre el mausoleo está dividida. Los
críticos dicen que es un anacronismo que tarde o temprano debe abordarse, como el enorme
retrato de Mao sobre la Puerta Tiananmen.
|