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El derrame de la guerra civil colombiana a países vecinos, vaticinado por el zar antidrogas norteamericano Barry McCaffrey, se concretó finalmente ayer en Venezuela. Un grupo de irregulares colombianos se infiltró a través de la frontera, e hirió a un soldado venezolano antes de retirarse. El ejército de Venezuela reforzó sus posiciones en la zona, y más tarde se registró otro combate. Todavía no se conoce la identidad de los irregulares, pero se sospecha que fueron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a raíz de su predominio en la zona fronteriza. El presidente venezolano Hugo Chávez había advertido que su disposición a dialogar con las FARC podría cambiar si se registraban incursiones de la guerrilla en su territorio. Por parte de Washington, el enviado norteamericano a Colombia Thomas Pickering, el número tres del Departamento de Estado recalcó que los rumores sobre una intervención norteamericana eran totalmente locos. Mientras tanto, la situación militar en Colombia estuvo dominada ayer por un ataque paramilitar que dejó a seis civiles muertos y 70 rehenes. Aunque el incidente ayer en Venezuela careció de la intensidad de estos ataques, podría acercar la posibilidad de una acción venezolana en Colombia. Un grupo de soldados venezolanos realizaba una patrulla de rutina en el estado de Apure, cuando irregulares colombianos dispararon contra ellos. En el intercambio de fuego que siguió, un cabo venezolano fue herido. Los soldados llamaron a aviones Bronco de su fuerza aérea para que ayudaran en la identificación de sus atacantes, pero estos últimos huyeron antes de que pudieran llegar. El comando militar local ordenó inmediatamente la movilización de las fuerzas en la zona, y dirigió a un batallón a la zona de combate. Un posterior encuentro se registró en torno del río Arauca, con un intercambio de fuego entre ambas riberas. La identidad de los infiltrados era hasta ayer un misterio. Es muy difícil identificar en estas condiciones explicó el canciller venezolano José Vicente Rangel pues las fuerzas guerrilleras usan los mismos uniformes. La prensa venzolana especuló que podrían ser miembros disidentes de las FARC, que atacaron para descarrilar un posible diálogo entre la dirigencia de la guerrilla y el presidente Chávez. El presidente se había mostrado dispuesto a dialogar con las FARC al margen del gobierno de Bogotá, y Rangel había afirmado que uno de sus objetivos sería asegurar la paz en la frontera. Si se prueba la autoría de las FARC del ataque ayer, este diálogo podría estar amenazado. El gobierno colombiano se opone tajantemente a una reunión puesto que podría elevar a las FARC de ser insurgentes al estatus jurídico de beligerantes y Rangel anunció que visitaría Bogotá en las próximas semanas para calmar las aguas. La actitud de las FARC hacia Venezuela no es clara, y podría estar dividida entre la cúpula guerrillera y los cuadros inferiores. La guerrilla había devuelto el lunes a los pasajeros de un avión venezolano secuestrado hace tres semanas, pero el ejército colombiano afirmó que poseía grabaciones que probaban que el secuestro había sido un error cometido por algunos miembros de las FARC. La situación se hizo más confusa ayer luego de que una llamada anónima a una radio venezolana atribuyera el secuestro a las FARC, y prometiera entregar a los responsables. Las autoridades venezolanas afirmaron estar investigando la llamada. En Colombia, los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) tomaron ayer la iniciativa. Luego de amenazar la localidad de San Antonio, provocando la huída de los campesinos locales, descendieron repentinamente sobre San Carlos, de 10.000 habitantes, en el departamento de Antioquia. Su objetivo era revisar si entre los pueblerinos se encontraban auxiliares de la guerrilla. Llegaron a matar a seis civiles, cinco hombres y un mujer, cuando recibieron información de que se aproximaba una columna de socorro de guerrilleros izquierdistas, aparentemente las FARC. Tomando alrededor de 70 civiles como rehenes, se subieron en camiones y se retiraron de la zona. El poblado había sidoabandonado el domingo pasado por la policía y el ejército, pero el gobierno colombiano les ordenó ayer que reforzaran la zona.
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