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Por Inés Tenewicki ![]() En la cartelera sorprende la cantidad de propuestas relacionadas con títeres. ¿Cómo evalúa esa importancia del género? Durante los seis primeros meses del año el movimiento fue amplio, variado y, en ocasiones, novedoso. La aparición y mantenimiento de centros dedicados a los títeres de manera estable revela un aire de renovación que es muy poco frecuente. La demanda del público infantil, apoyado por padres que proponen a sus hijos compartir la magia de los títeres, contribuye a sostener buenas obras en centros ya clásicos. ¿En qué casos este género fue renovador? El Cervantes tiene en cartelera Las mil y una noches por la compañía Libertablas, un grupo solvente y riguroso en sus propuestas. Este trabajo, que continúa luego de una larga y exitosa temporada en ese teatro y que realizó también una intensa gira por el interior, es muy ajustado y ![]() ¿La Calle de los Títeres sigue siendo el espacio de los titiriteros? En la Calle de los Títeres lo bueno es que siempre hay titiriteros dispuestos a dar una función o un taller. También está mejor planteado desde el edificio, aunque han quedado los grupos más principiantes. La intención es hacerlo crecer. ¿Cómo incide la recesión económica en este desarrollo? A pesar de la crisis y de los recortes presupuestarios, el panorama es riquísimo. La Sala Alberdi es otro ejemplo de un espacio estable para la difusión del mejor teatro de títeres para niños. ¿Este movimiento es comparable al de otros países de Sudamérica? En Argentina es excepcional. Hace poco vinieron titiriteros venezolanos, que junto a algunos colombianos son los mejores de Latinoamérica, y Fernando Moncayo, director del grupo La Rana Sabia, decía que no había encontrado en ninguna ciudad algo como lo que ocurría aquí. Lo había sorprendido la diversidad de propuestas, la estabilidad de las salas, la formación de artistas y la tradición del títere en Argentina. ¿Cómo arranca esta tradición? Hay dos vertientes. La italiana, con la comedia del arte, y la española, con Federico García Lorca. Javier Villafañe toma elementos de las dos. La gran escuela argentina es el títere de guante, también llamado guignol, traído por Lorca. Además, no hay que olvidar que hay un lapso de 60 o 70 años .-hasta 1880 aproximadamente en que por nuestro paístransitaban elencos de muchas nacionalidades. El argentino es buscador, viajero, y eso tiene que ver con el florecimiento de los títeres. ¿Sigue siendo considerado un género menor? Cada vez menos. Se está valorizando debido en parte al éxito de los argentinos en el mundo. Es muy importante el éxito que tuvo El Periférico de Objetos en el Festival de Avignon. El elenco más importante de Brasil es dirigido por un argentino, discípulo de Ariel Bufano. En la semana del 4 al 10 de setiembre va a estar el presidente de UNIMA, Jacques Felix; viene a ver el Festival Internacional de Títeres de Santa Fe. Existe el proyecto de que la Argentina sea invitada al Festival Internacional de Charlesville, el más importante del mundo. Para eso estamos preparando una exposición de fotos y muñecos desde 1757 a la actualidad, y una retrospectiva en video de la historia del títere en Argentina.
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