Por Fernando Cibeira Recostada en el fondo del
confortable chupetemóvil, Graciela Fernández Meijide reconoce que es
difícil variar de discursos en un maratón como el que los candidatos de la Alianza
hicieron durante jueves y viernes por una veintena de pequeñas localidades del interior
de la provincia. A lo sumo se pueden hacer dos o tres variantes, después se dice
siempre lo mismo, explica mientras se acomoda el poncho, que es gris y no celeste y
blanco como el de la publicidad televisiva, y que la protege del frío record de estos
días. El problema de los discursos continuados es que se empieza a crear tal
confusión que el que viene adelante, que está tan perdido como vos, dice lo mismo que
venís diciendo y entonces hay que inventar algo sobre la marcha. Estamos todos un poco
cansados, agrega. Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez leen los
diarios en otra zona del micro remozado vendría a ser el living y Melchor
Posse se excusa de bajar a saludar en esta parada porque va a salir por una radio.
Postales de campaña.
¿Después de haber empezado abajo en las encuestas, imaginaba que a esta altura lo
iba a dar vuelta?
Nunca estuvimos abajo como se dijo. Ninguna encuesta seria lo dio así. Por ahí
estuvimos uno o dos puntos, pero exactamente igual para la fórmula presidencial y la
provincial. Lógicamente, en las peores elecciones del justicialismo, en la provincia de
Buenos Aires no bajó del 35 por ciento. Entonces, Duhalde que venía de abajo y levantó,
y Ruckauf que por ahí por ser más nuevo y haber ganado la interna estaba
algún punto por encima de Duhalde, tenían que alcanzar ese piso sí o sí. Si no, no
estaríamos en la provincia de Buenos Aires. Por eso no me preocupé nunca. Lo mismo
había pasado en el 97. Hay que esperar que se asienten los pisos para ver quién
sube. Desconté que iba a ser así.
¿Pero para revertir la tendencia era necesaria la mayor presencia de De la Rúa en
la campaña o cree que de todas formas hubiera sucedido?
Es imposible de saber. Es bueno que esté De la Rúa, sobre todo para marcar un
contraste brutal con la propuesta del justicialismo. ¿Cuál es la propuesta del PJ? En
los temas importantes no se sabe, todos juegan a diferenciarse del otro como en la mancha
venenosa. No están pensando en un proyecto si no en ver cómo pueden ganar. Al punto que
te enterás de que Duhalde lo aprieta a Patti con denuncias de corrupción para ver si se
baja. ¿Cómo, sabe actos de corrupción y no lo dice? Del otro lado estamos De la Rúa,
Chacho, yo, Posse y los intendentes con un solo proyecto, que se hace cargo de las
dificultades y se prepara para gobernar. No sé, a lo mejor hubiéramos ganado igual la
provincia porque tampoco hay gran diferencia entre la fórmula presidencial y la nuestra.
¿Están iguales?
Varía un poco según las zonas, la provincia es como un país con comportamientos
muy distintos. El primer cordón tiene un comportamiento igual a la ciudad de Buenos
Aires. En el segundo cordón nunca se ganó, ni en la elección de Alfonsín ni la mía
del 97. Este año en la fórmula presidencial estamos cuatro puntos abajo y en la
fórmula de la provincia cinco puntos. Aquí la batalla va a ser dura porque si achicamos
la diferencia significaría más intendentes para la Alianza.
¿Supone que la tendencia se va a mantener hasta octubre o va a haber cambios para
uno u otro lado?
Siendo todo lo objetiva que se puede como protagonista del tema, creo que se sigue
profundizando y que Duhalde no tiene cómo zanjar la diferencia con De la Rúa por más
alianzas que haga.
¿Y lo de Ruckauf con Patti?
Patti no tiene la misma clientela que Rico. Patti tiene la mayor aceptación de
votos, y por un solo tema, en el primer cordón. Lo vota la clase alta. Una alianza entre
ellos no garantiza el traslado de votos porque Patti se ocupa sólo de la seguridad y al
gobernador se lo elige por una visión general. En las encuestas queda demostrado que si
Patti se baja sus votos se distribuyen y seguimos ganando.
En caso de ser gobernadora, ¿no tendría un potencial foco de conflicto con el
radicalismo por los espacios de poder?
Desde el vamos, en la provincia abrí los equipos a los técnicos del radicalismo y
la relación fue excelente. Habrá apreciaciones diferentes o aspiraciones legítimas,
pero lo que es cierto es que, empezando por Posse y por mí, la sincronización ha sido
muy buena. Tenemos estilos distintos, como son distintos Chacho y Fernando, pero por ahora
nos hemos complementado. De la vida aprendí una cosa: cuando se trabaja muy fuerte no hay
tiempo para las grandes discusiones. Te peleás cuando la baldosa es chica. Acá todo el
mundo va a ser necesario.
¿La policía es el gran problema latente?
Ha habido algunos cambios en la policía bonaerense, en algunos casos para bien, y
ahora se nota un retroceso. Con la llegada de este señor Lorenzo ha habido una
incorporación de personas que nunca supimos por qué las habían echado, tampoco sabemos
por qué entraron. Pero podemos sospechar dada la pertenencia de este ex juez, muy ligado
a la estructura policial. Uno se lo puede imaginar con amistades fuertes en una policía
que estuvo muy sospechada.
¿Arslanian podría ser un hombre de consulta en su gobierno?
No. Yo lo respeto personalmente, pero tendríamos que ver cómo quedó todo con
nuestra propia gente.
¿No le da temor pensar que la policía se le puede poner en contra?
No es temor, es estar atento. Pero no veo por qué la voy a tener en contra. Muchos
policías con los que estuve me expresan que no quieren verse todos en la misma bolsa. Yo
aspiro a poder trabajar con quienes quieren ser diferenciados.
Usted no va a poder solucionar los problemas de la provincia de un día para el
otro, ¿hay posibilidades de estallido social en sectores carentes del conurbano?
Posibilidades hay. Pero lo que sí se puede cambiar de un día para el otro son los
estilos. Por ejemplo, hacer un reparto más equitativo del Fondo del Conurbano y no como
ahora que se lo hace injustamente.
Además de las manzaneras, ¿piensa continuar otras políticas implementadas por
Duhalde?
Lo de las manzaneras es hasta tanto podamos hacer otra cosa. En lo que estamos
trabajando es en ver cómo se organiza una red que unifique la información de los
hospitales, escuelas y de las organizaciones religiosas para detectar el núcleo familiar
carenciado y centralizar todos los planes sociales ahora en marcha. Aspiramos a lograr una
mirada general que no dependa del clientelismo político.
¿Las manzaneras trabajan para el peronismo?
En algunos casos sí, en otros no. Es gente que necesita también, y que tienen
sensibilidades populares. No necesariamente son punteras. Yo he encontrado algunas que
dicen Soy manzanera de Meijide. También hubo quien me pidió un
sueldito para las manzaneras. Hay de todo. Cuando digo que hay que mantener a
las manzaneras es porque soy poco afecta para romper cosas que están establecidas y que
van por un objetivo bueno aunque se hayan desviado. Uno puede pensar en reencausarlas y no
desperdiciar esfuerzos. Mi aspiración de máxima es que no existan más.
¿Y continuar otras cosas de Duhalde como el asfaltado, las escuelas y los
hospitales?
Bueno, el asfalto que hay no lo vamos a ir a romper. Hay que hacer lo que no hizo,
por ejemplo, las cloacas, que no se ven. Igual es bueno hacer obra vial siempre, porque es
una forma de dar trabajo. Eso y vivienda es lo que da más trabajo directo e indirecto.
¿Cómo quiere que la gente reconozca su gestión?
Ojalá a la gobernación Meijide la reconozcan por haber reinstalado la ética en la
política y por haberle dado un fuerte impulso a la educación, conectada por el empleo.
Con eso me basta y me sobra.
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