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SONIA ABRAZIAN DE CAVALLO, CASI UNA CANDIDATA
“Menem se sentó sobre los laureles”

Defiende a su marido con fiereza y da “gracias a Dios por su carácter”. Para ella, el país funcionó con “la dupla Menem-Cavallo”, y después todo salió mal porque el Presidente “les tuvo miedo a las mafias”, “perdió imaginación” y desató contra Cavallo “una persecución de bestias enloquecidas”.

Diálogo: “Le dijo `Presidente, nosotros tenemos estas pruebas`, y él le contestó: `Bueno, mirá, por qué no lo dejamos un poco para más adelante`.”

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Sonia Abrazián trabaja como si fuera candidata, recorriendo los barrios y hablando con las bases.
Para ella, su marido fue lo bueno del menemismo y lo malo surgió cuando Cavallo dejó el Gobierno.


Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes) No es candidata, pero parece. Asegura que no quiere ningún cargo. Lo suyo es acompañar a su marido, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo. Sonia Abrazián siente por ese hombre una admiración fundamentalista. Dedica su vida a hacerle campaña. Recorre los barrios hablándoles a las mujeres de Acción por la República, persuadiéndolas de que en un gobierno propio su esposo corregiría todos los “males” del menemismo, un período en el que él tuvo un rol protagónico durante siete años. La acompaña en la cruzada toda la familia. “No, no des nombres”, la censura su hija Sonia cuando ella está a punto de precisar quiénes son todos “los jueces de la servilleta” a quienes el ministro del Interior, Carlos Corach, se ufanó de controlar, según denunció Cavallo.
–¿Sería ventajoso un acuerdo con Duhalde antes de las elecciones?
–Ni antes ni después.
–¿Prefiere a Cavallo solo?
–Claro. Si podemos llegar a la gente haciéndole conocer nuestro plan, es realmente lo más conveniente. Tenemos un partido, un líder que es Domingo Cavallo, nuestro candidato a presidente, tenemos nuestra propuesta de gobierno. No vamos a rifar todo: lo que pretendemos es que si los otros toman nuestras ideas y las ponen en práctica, aun cuando no ganáramos las elecciones, nos consideraríamos triunfadores.
–¿Qué piensa de Duhalde?
–Duhalde es... (busca la palabra) el conductor del movimiento justicialista, es su candidato a presidente y si lo eligieron es porque lo han considerado el mejor candidato.
–¿Considera que hay diferencias entre Menem y Duhalde?
–Sí, pienso que tienen estilos de hacer política diferentes, pero yo a Duhalde mucho no lo conozco y no puedo hacer un juicio de valor sobre él.
–¿Y a Menem?
–Sí, pero para mí Menem ya fue. Yo a Menem ya lo he juzgado, y espero que con la misma vara lo juzgue la mayoría del pueblo argentino.
–Teniendo en cuenta que su esposo fue siete años ministro del gobierno de Menem, ese juicio crítico ¿no puede sonar, por lo menos, extemporáneo?
–En realidad hay dos Menem. Yo me siento orgullosa de lo que mi marido hizo durante su primer gobierno. Considero que otro presidente que no hubiera sido tan audaz no lo hubiera respaldado. Fue una gran oportunidad para mi marido y también para el pueblo argentino, porque gracias a ese período de Menem-Cavallo tenemos la convertibilidad y la estabilidad. El otro Menem, el del segundo mandato, se sienta sobre los laureles, deja de ser creativo y empieza a tenerles miedo a las mafias.
–El desempleo creciente y la concentración de la riqueza también son consecuencia del plan económico...
–No. Yo le diría que no son consecuencia del plan económico. En realidad, él fue nada más que ministro de Economía: no era ministro de Trabajo, ni de Educación, ni de Justicia, ni de Salud, y el presidente era Menem. Cuando quería tener injerencia en otras áreas, no se lo permitían.
–Su esposo denunció, a partir del ‘95, diversas mafias, pero él fue parte del Gobierno y las mafias ya existían...
–Sí, él fue parte del Gobierno, pero él estaba trabajando para reformar el sistema económico y cuando se da cuenta de la existencia de esas mafias, comienza a investigarlas, cuando tiene las pruebas se las lleva al Presidente. Eran 450 fojas de pruebas. Le dijo. “Presidente, nosotros tenemos estas pruebas”, y el Presidente le contestó: “Bueno, mirá, por qué no lo dejamos un poco para más adelante”.
–Sobre Yabrán.
–”Vamos a emprender la lucha contra la corrupción un poco más adelante, los dos juntos”, le dijo. Entonces Cavallo, como es un hombre honesto, se fue nomás al Congreso y presentó las pruebas. A partir de ese momento,Menem y sus adláteres comenzaron a perseguirlo. La persecución se hizo cruel y sanguinaria desde que mi marido sale del ministerio, porque le largan encima, como fieras descontroladas, a todos estos jueces menemistas, pero surgidos del Pacto de Olivos...
–¿Quiénes?
–Bueno... (“No des nombres”, le dice la hija), todos los jueces de la servilleta. Ellos saben quiénes son y la gente también lo sabe. Son los jueces que Menem le larga encima a mi marido para que lo persigan y lo destruyan como persona, como político. Menem y su gente lo consideran a mi marido desleal: para ellos lealtad es sinónimo de encubrimiento.
–Pero el tema de los jueces condicionados por el poder político se sabe desde un comienzo del gobierno de Menem...
–El juez en la servilleta no, discúlpeme.
–Lo de la servilleta no. Pero en Hacer la Corte, Horacio Verbitsky denunció el control sobre el Poder Judicial desde que asumió Menem...
–Ah... el tema de que aumentaron la cantidad de miembros de la Corte... Bueno, pero podía ser una Corte adicta, o podían ser jueces adictos, pero podían ser personas idóneas. Pero, lamentablemente, tanto los malos radicales como los malos justicialistas se juntaron en el Pacto de Olivos, nombraron a estos jueces, que en realidad no sólo eran adictos al Gobierno, sino que además no eran idóneos.
–Durante el primer gobierno de Menem, muchas de las privatizaciones fueron cuestionadas ante la Justicia y la Corte Suprema las avaló mediante exabruptos legales, y Cavallo los conocía desde dentro del mismo poder.
–Mire, la privatización de Aerolíneas la hizo (Roberto) Dromi, y la privatización de los teléfonos la hizo María Julia (Alsogaray), ambas están mal hechas. En esas privatizaciones, Cavallo no tuvo nada que ver. Y no sé a qué tema específico usted se refiere, porque temas específicos yo no conozco, lo que sí le puedo garantizar es que Cavallo no les dejaba pasar una, y que toda esa idea que hicieron salir de que Cavallo tenía mal carácter... ¿Sabe cuándo se enojaba Cavallo? Cuando veía que estiraban la manito para meterla en la lata. Gracias a Dios que Cavallo tiene ese carácter, porque con su fortaleza y honestidad, nos ha liberado a los argentinos de males mucho mayores que los que usted menciona.
–Cuando dice que las privatizaciones de Aerolíneas y de los teléfonos están mal hechas, ¿eso supone que podría haber algún tipo de revisión?
–No, yo me refiero a que podríamos haber privatizado mucho mejor y que las condiciones podrían haber sido más favorables para el usuario.
–¿Qué opina del candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa?
–(Silencio.) No va a hacer nada, es un hombre que no ha hecho nada durante cuatro años en la ciudad. Es una persona buena, pero con un gobernante bueno, la Argentina no soluciona sus problemas. Creo que todavía no tiene pensado lo que va a hacer si fuera gobernante, porque tanto él como Duhalde son... (piensa) el más allá, el vamos a ver cuándo, el vamos a ver cómo.
–Usted dijo una vez que conocía muy bien el mundo de los economistas, ¿cómo definiría a José Luis Machinea y a Remes Lenicov?
–A Remes Lenicov no lo conozco, nunca lo escuché nombrar en el mundo de la economía. Recién como economista lo escuché nombrar en estos últimos tiempos que dice que va a ser el ministro de Duhalde. Y de Machinea, que dicen que va a ser el ministro de De la Rúa, quiero que la gente recuerde que era presidente del Banco Central cuando caímos en la hiperinflación. Personajes como ésos no se pueden reciclar, ni en la economía ni en la política.
–En ese momento se dijo que Cavallo había influido en los acreedores externos para quitarle confianza a la Argentina...
–Claro, porque ellos son unos acomplejados. Nadie en el mundo económico los tiene en cuenta, entonces piensan que Cavallo, que sí es escuchado,puede ir y decir esto o decir aquello. Cavallo siempre ha sido realmente un patriota. Esa es una burda mentira radical.

 

Palito, Chiche y Zulema

–Ustedes tuvieron una relación de amistad con la familia de Ramón “Palito” Ortega ¿Cómo lo ve acompañando a Duhalde?
–Hacen una buena dupla. Yo le tengo simpatía personal, hemos tenido una relación de matrimonios, pero en el momento en que Menem lo capta a Palito se olvidaron de darnos el nuevo número de teléfono. (Risas)
–¿Se sigue viendo con Zulema Yoma?
–No, no nos vemos, pero a veces nos hablamos por teléfono, sobre todo cuando pasa algo importante en nuestra vida política o cuando ella tiene algún otro trajín provocado por la situación del tema de su hijo, que es el eje de su vida. Nos hablamos como un apoyo moral.
–¿Qué piensa de Chiche Duhalde?
–Es una buena mujer. La he visto pocas veces, pero pienso que es una buena madre de familia y que a lo mejor, en este momento, está ocupando un cargo que tampoco querría. Me parece que por amor a su marido y por obligación moral con su partido, aceptó.

 

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