Por Horacio Cecchi Son las dos de la tarde y las
calles de Casilda están desiertas. Sólo el asfalto y la ausencia de matas empujadas por
el viento recuerdan que aquello no es el far west. Rosario queda 51 kilómetros al este.
Un muchacho montado en una bicicleta avanza sobre la avenida céntrica y deja suponer que
el fin del mundo todavía no llegó hasta allí.
Perdón, ¿podría indicarme preguntó tímidamente el extranjero dónde
queda el...
¿El bunker? Por allá adivinó el jinete y estiró la mano hacia el
este. Si se pierde, mire donde está la multitud. Todos están ahí.
Y siguió cabalgando bajo el sol. Desde hace dos meses, una extraña construcción
antisísmica de 40 metros cuadrados de hormigón armado, levantada a dos kilómetros y
medio del casco urbano, en medio del campo, por una agrupación que en lugar de cereales
cultiva místicas del fin del mundo, arrebató a Casilda el sosiego de las tardes y su
título de Capital del Oro Dulce. Y aunque el 11 de agosto ya pasó y todo sigue en pie,
ahora Casilda excede sus fronteras como la Ciudad del Bunker del Apocalipsis.
Unos pocos empezaron llamándola La Fortaleza, pero el nombre no funcionó: quedó
asociado a la colonia, las levas y los malones. Por eso se impuso el Bunker, que evoca a
modernidad robótica, guerras nucleares y demás. En sí, la construcción no parece otra
cosa que un pájaro bobo en medio del paisaje campestre.
Esto tiene una historia anterior aseguró a Página/12 Ricardo Cavallín,
dueño de una financiera en el centro de la ciudad y una casaquinta sobre la ruta
provincial 33, a dos kilómetros del pájaro bobo-. Desde hace tiempo se viene hablando
que en la zona quieren instalar un horno de desechos patológicos. En Zavalla, una
localidad cercana, hace ocho meses empezaron a levantar uno, pero la comunidad se
movilizó y logró frenar la construcción. A fines de junio, a dos kilómetros y medio de
Casilda, los vecinos descubrieron que unos albañiles levantaban algo que en principio
parecía un horno. Yo lo descubrí un día cuando iba trotando. Me gusta meterme a correr
por los caminos de adentro. Es muy tranquilo.
La novedad sobresaltó a todos. Fuimos a preguntar a los obreros qué era eso
prosiguió Cavallín, pero dijeron que no sabían nada, que sólo los
contrataron para hacerlo. Estaban dadas las bases para el primero de una infinidad
de rumores que recorrieron transversal y longitudinalmente a Casilda a partir de entonces.
Voto de humildad
Los temores por el supuesto horno de residuos patológicos lograron reunir a unos 10
vecinos que se presentaron ante el intendente justicialista Carlos Muia, para reclamar por
lo que creían una intoxicación en puertas. El 1º de julio, la jueza municipal Inés
Sánchez se hizo cargo del asunto. Nos ofende que vengan a preguntar por esto.
Casilda es mucho más que esta pavada que nació de una confusión, abrió el juego
la magistrada. En su despacho municipal, Sánchez no ocultó la posición oficial del acá
no pasó nada respecto del pájaro bobo. Acompañé a los vecinos (a esa altura ya
eran unos 50) hasta el lugar e intimé al propietario del terreno para que informara sobre
los fines del edificio en construcción. Como nadie respondió, decidí paralizar la
obra.
Dos días después de la clausura se presentó Jorge Blanco, propietario del terreno.
Blanco, también dueño del principal bazar de Casilda, Casa Blanco, argumentó que había
cedido en comodato un sector de su campo a la Asociación Amigos de la Naturaleza.
También apareció por el despacho de la jueza un representante de la agrupación, con un
escrito que explicaba, palabra más, palabra menos, el objetivo del grupo y de la
construcción: ...formar un voluntariado que a través de la adquisición de
técnicas de meditación, relajación y utilización de la energía humana, acudan
enservicio ante situaciones que comprometan la supervivencia en ocasión de desastres
naturales o de cualquier otro origen.
Ah... ¿Y el edificio? preguntó este diario.
Aseguraron que es para guardar alimentos, medicamentos y frazadas por un eventual
cataclismo. No violan ninguna ordenanza, ni traen peligro para nadie. Mi trabajo no es
valorar sus creencias respondió la jueza. Dejaron una llave en una
escribanía para que revisemos a nuestro antojo y aseguraron que, como tienen un voto de
humildad y son solidarios, antes de que se vencieran los medicamentos los iban a repartir
entre la comunidad.
Solucionado el asunto del horno, el 8 de julio Sánchez cerró el expediente 1190.
Los papeles de esta gente están en orden, incluso presentaron personería
jurídica, tramitada en Santa Fe con el número 30700/99, dictamen 1106, procuró
aclarar la jueza.
Lo del horno se aclaró, pero alrededor del edificio se empezaron a cocinar otros rumores:
el fin del mundo, el eclipse y las sectas apocalípticas por un lado. Venta de armas,
drogas y mochilas, por el otro.
Por fuera, el Bunker es una mole de cemento de 5 metros por 8, con paredes de 80
centímetros de espesor, y una capa interior aislante recubierta por ladrillos comunes. De
altura alcanza unos 4 metros. Muestra una sola abertura lateral, una inmensa puerta de
acero, con manijas semejantes a las de una bóveda bancaria, y dos enormes candados
cerrando el paso a los curiosos. En el techo aparecen dos turbinas que proveen de aire al
interior, y dos escotillas semejantes a las de los submarinos. Por dentro, no hay
compartimentos, sólo un inmenso y oscuro loft en el que se acopian alimentos,
medicamentos y frazadas para sobrevivir al fin del mundo, o se esconden fines
inconfesables, según la versión de que se trate. Ahora, las paredes están recubiertas
por grafitti del tipo A 0,10$ el kg de asado; Aguanten las
bastoneras; Qué es esto, un bunker o un bulín; Aguanten los
Stones, y otros lemas. Y alrededor, la vasta campiña santafesina.
Cómo llegar al Bunker no es ningún misterio para cualquiera de los 33 mil habitantes de
Casilda. Igual que el jinete de las dos de la tarde, todos señalan casi de memoria el
acceso, por una razón muy simple: son pocos los que aún no lo visitaron, y los que no lo
han hecho de todos modos lo saben. Algún rumor les habrá llegado, junto a la agricultura
una de las actividades más explotadas por el pueblo.
Aguante Stones y vote Bunker
Eduardo José Agnese Blanco bajó de su Nissan 4x4 negra y se rascó la cabeza mientras
miraba la mole de cemento. Agnese Blanco es sobrino del dueño del terreno. Yo sé
lo mismo que los demás. Hablé con mi tío diez minutos nada más. Vive en Rosario. Fue
presidente de Energía Universal, un grupo que usa terapias como el yoga, o algo así. El
siempre fue ecologista, explicó brevemente. Energía Universal y Humana es un grupo
que algunos definen como una secta mística y otros, como gente que da cursos de yoga y
control mental (ver aparte). Esto habría que aprovecharlo sugirió Agnese
antes de subir a su 4x4: un par de luces rojas, música, y tenés un bulo en medio
del campo.
No quiero hablar del tema, me parece lamentable, dijo por su parte el
intendente Carlos Muia, y se puso firme frente a este diario. Pero, pese a las
autoridades, el Bunker del fin del mundo se transformó en un polo turístico para
Casilda. Incluso, ganó su espacio como tal, reconocido por las diferentes coaliciones que
lidiaron en las elecciones santafesinas del 8 de agosto: durante varios días alrededor
del pájaro bobo abundó una infinidad de pasacalles con todos los lemas del espectro
político.
Tres días antes del eclipse y del anunciado fin del mundo, a Muia se le vino la oscuridad
cuando el voto de los casildenses eligió como intendente al justicialista Eduardo
Rosconi. A su vez, aseguran que Rosconi había firmado una solicitada de Energía
Universal en la que se alertaba a la población sobre el cataclismo final. Cuando
Rosconi se enteró de qué setrataba, pidió encarecidamente que lo borraran,
aseguró un vecino. Finalmente, el aviso no fue publicado y Rosconi será su intendente,
si Casilda sigue en pie.
El 11 de agosto, anunciado como el día del fin del mundo, bajo el sol de las dos de la
tarde, unas diez personas, toda una multitud para Casilda a esa hora, rodeaba la
construcción, reía, comentaba o discutía sobre los fines del edificio.
Los domingos esto se llena dijo Hugo, de 15 años.
Dicen que un japonés guarda mochilas para la supervivencia, que las va a vender a
mil dólares comentó María Eva Saraceno, de paso por el Bunker y que aseguraba
no creer en nada.
Para mí esto es una secta, no son para nada científicos agregó Domingo
Salazar, mentalista y estudioso de la parapsicología.
Usted es un exponente de ellos atacó Maggie Caffer, que venía desde Córdoba
acompañada por su cuñada casildense, especialmente a ver el edificio.
Yo no tengo nada que ver se defendió el vidente. Detrás de esto está
Satanás.
Mientras, tres jóvenes casildenses, Silvia, Mariana y Andrea se sorprendían por la obra.
Deben estar bastante mal para hacer esto dijo una de ellas.
Mi nena tiene 11 años, me dijo que quería hacer las valijas para irse de Casilda
porque se viene el fin del mundo lanzó Mónica, otra visitante. Y su amiga, Marta,
acotó: El otro día, la mía me dijo: Ma, el viernes en la escuela nos
despedimos todas. ¿Por el Día del Niño?, le pregunté yo. No,
porque es el fin del mundo, me contestó ella.
La aparición del Bunker pasó a ser catarsis pueblerina, después de que comenzaran a
surgir historias conocidas por todos, pero nunca habladas. En pocas horas, al Bunker se
había agregado la historia de un embudo para recolectar agua y purificarla de la
contaminación nuclear que sobrevendrá. Está allá, pero de mi vecina no
hablo, dijo una mujer de Tucumán al 2600, en el casco urbano, señalando hacia una
vivienda en la que, según los datos, se levantaba el sorprendente embudo.
El 12 de agosto, en Casilda, aunque ya pocos creían en el fin del mundo, todos hablaban
de él.
Enseñanzas de EUH
Por H.C.El Bunker, el
eclipse y el fin del mundo se alinearon en Casilda de una forma más brutal que la que
enfiló a los mismos planetas agoreros para el resto del mundo. La presencia del pájaro
bobo de cemento y hierro desató una serie de polémicas locales y el ancestral terror a
las sectas, comprobadamente más peligroso y contaminante que el simple temor a un par de
desechos tóxicos filtrados a las napas de agua potable.
Así se comprobó que la misteriosa Asociación Amigos de la Naturaleza tenía su sede en
Rosario, que había participado de alguna forma en la carta que alertaba a la población
sobre el fin del mundo, y que tenía algún tipo de conexión con Energía Universal y
Humana, reconocida como secta internacional. Y poco a poco, los casildenses descubrieron
que el infierno de un pueblo chico era desmesuradamente grande, cuando se reveló que para
la carta pública habían reunido nada menos que 600 firmas, sin contar la de Ronconi.
Desde 1995, el cemento del Bunker fraguaba en Casilda cuando EUH comenzó a desarrollar
cursos de técnicas de relajación, control mental y energía. A los cursos se
inscribieron muchos de los más reconocidos nombres de la aristocracia rancia y
profesional casildense.
La inscripción era de 50 pesos, a conciencia y sin obligación de pago, y proponía 6
niveles. Los dos primeros, de enseñanza básica. En el último, el graduado era un
verdadero experto en contención de pobres y desvalidos. La técnica utilizaba algunas
variantes de las ciencias orientales, a través del conocimiento de los chakras, canales
por los que circula la energía corporal. En los cursos, mediante lo que los expertos
denominan imposición de manos y que no parece ser otra cosa que tocar con los
dedos en centros neurálgicos, se enseñaba a transmitir energía a enfermos.
EUH fue creada en 1995 por el vietnamita Curtis Cao Duy, que estuvo de visita en Rosario,
entre el 19 y 24 de julio pasado, en una convención de 800 integrantes del tercer nivel.
Allí anunció el fin del mundo y aseguró que para curar el cáncer había que exprimir
dos limones, sal y agua, y echarlos así nomás en la boca del paciente.
Cierra tus ventanas
Por H.C.
Te invitamos al Baile del Frazadón era la
consigna que daba vueltas en Casilda entre algunos de los integrantes de los niveles
mayores de Casilda. La versión, que circulaba como un rumor por las calles de Casilda,
indicaba que los invitados a la fiesta, organizada por los místicos de EUH, debían
asistir con una frazada bajo el brazo.
La fiesta no se realizó porque, inexplicablemente, los 40 metros cuadrados de cemento en
medio del campo trascendieron y se desparramaron por las calles de Casilda. De todos
modos, los oráculos sobre el fin del mundo insistieron. Entre la gente circulaba
una nota explicó Fernando Lardizábal, párroco de Nuestra Señora de Fátima, en
Casilda, que decía: Cierra tus puertas y ventanas, reúne alimentos y agua, que
vendrá el fin del mundo. No abras a nadie, aunque golpeen a tu puerta, hasta que pasen
tres días de oscuridad y todo haya terminado.
Según Lardizábal, se creó una psicosis, la manía de los números exactos, que
dice que en el 2000 se termina el mundo. La psicosis no es una novedad, ya pasó en otras
épocas. Se engendra miedo entre la ignorancia y las angustias de la gente. Me duele por
los chicos, que son los que más se asustan.
Pero más complicada fue la situación que enfrentó el padre Ariel Barbero, de la iglesia
de Antioquía, un pueblo a 30 kilómetros al este de Casilda. Allá, un camionero que
estaba fabricando un remolque para su vehículo dio pie a una versión insistente y
confirmada por todos, pero nunca vista por nadie: Está construyendo un Arca,
fue el rumor. Al día siguiente, todos hablaban del Arca de Antioquía, pasando por
Casilda y llegando a Rosario y aún más.
Empezó a llegar una multitud de personas, algunas con mucho miedo y angustia,
implorando por la salvación relató Barbero a este diario. A lo mejor todo
empezó con una broma, no lo sé; los medios de comunicación que buscaron la noticia, y
la gente se sugestionó. Es el síndrome del fin del mundo, y no pasó sólo acá. Esto
está pasando en todo el planeta, agregó el párroco, entre confesión y
confesión. |
LAS SECTAS MILENARISTAS QUE VIGILA EL FBI
Preparados para el último día
Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa Desde Nueva York
Guerra
nuclear, cinco meses de horrorosas calamidades y la resurrección de David Koresh, el
líder incinerado de la secta Rama Davidiana (Branch Davidians) en Waco, Texas, son
algunos de los escenarios que imaginan los cultos milenaristas en Estados Unidos. Aunque
el problema de la caída de los sistemas de computación, el llamado Y2K, que sucederá el
último día de este año, tiene a muchos norteamericanos bastante más obsesionados que
la llegada del Anticristo y con una buena cuota de paranoia puesta en la prevista falla
cibernética y no en los cuatro jinetes del Apocalipsis, no faltan quienes creen que el
Día del Juicio es inminente. Algunos están dispuestos a orar y otros, a pelear. A los
más combativos, las agencias de seguridad, como el FBI, los vigilan de cerca.
Para explicar sus convicciones de que todo se acaba muy pronto, algunos milenaristas se
basan en una serie de cálculos curiosos. Según ellos, Dios creó al mundo el año 4004
antes de Cristo. Como indica el Antiguo Testamento judío, la Providencia tardó seis
días en completar su tarea creativa. Pero cada día de Dios equivale a 1000 años de la
humanidad y el mundo deberá durar un total de 6000 años. Por lo tanto, el fin de nuestro
planeta llegará aproximadamente en el 2000 como en las encuestas, se admite un
margen de error que varía, meses más, meses menos, o un par de años.
Hay por lo menos nueve grupos, o cultos, que creen que la destrucción y el Juicio se
avecinan. Algunos tienen varias décadas como La Familia de Charles Manson, quienes
asesinaron a Sharon Tate Polanski y a otras celebridades a fines de la década del
sesenta. Otros son más recientes como el Heavens Gate, el cual padece una crisis de
membresía porque casi todos sus integrantes se suicidaron en 1997, convencidos de que con
la aproximación a la tierra del cometa Hale-Bopp, llegaba una nave espacial a la que
entrarían convertidos en espíritus.
Como la cantidad de asesinatos y suicidios que contabilizan en general estas sectas es
significativa, las autoridades no los consideran locos simpáticos con
creencias excéntricas, sino que los observan como posibles causantes de pérdidas de vida
y destrucción. Otros grupos a la espera del Ultimo Día son:
Los Concerned Christians (Cristianos Preocupados). Unos 78 miembros, entre adultos y
chicos, responden a las enseñanzas de Monte Kim Miller, un ex ejecutivo de marketing que
ha predicho su propia muerte para este año, en Jerusalén. Confía en que resucitará a
los tres días. Algunos discípulos se mudaron de Denver, donde tenían el cuartel
general, a Jerusalén. Motivados sólo por el terrenal principio de la seguridad, la
policía israelí allanó una casa donde se alojaban. Dijeron que el grupo pensaba llevar
a cabo actos violentos y extremistas a fines de 1999.
La Rama Davidiana o Estudiantes de los Siete Sellos. Bajo el líder David Koresh,
este grupo se volvió un culto apocalíptico violento. Casi todos sus miembros murieron en
1993, en Waco, Texas, cuando en una operación muy mal pensada, el FBI atacó el complejo
donde se alojaban. Todavía sobreviven algunos elementos del grupo, pero se han dividido.
Una fracción es anti-Koresh. El otro segmento, integrado por unos 24 miembros, cree que
el intervalo de 2300 días antes del fin del mundo, pronosticado por el profeta Daniel,
empezó con la masacre de Waco. En agosto de 1999 ¡este mes! el Sexto Sello
se cumplirá, y cinco meses de tormentos y calamidades comenzarán. David Koresh
resucitará, algo en sí mismo horroroso.
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