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Por Carlos Stroker Los chicos sostienen a los grandes. Así es River. Mientras más jugadores compra, más necesita a aquellos futbolistas que se iniciaron en las divisiones inferiores del club. Y ayer lo volvieron a demostrar, ya que gracias a la actuación de los juveniles Pablo Aimar y Javier Saviola, logró llevarse de aquí los tres puntos que precisaba para mantenerse en la cima de la tabla de posiciones. Le ganó a un Rosario Central tibio, con pocas ideas y que jugó como lo hizo River en el torneo pasado: apostando a la cabeza de Juan Pizzi. Los cimientos del equipo de Ramón Díaz los están apuntalando los juveniles, porque además del volante y el delantero, también colaboran con el proceso de construcción Gustavo Lombardi o Juan Pablo Sorín --pese a que no nació futbolísticamente en el club--, sin olvidar de otros jóvenes (como Alvarez, Franco o Pereyra) que también pueden darle resultados positivos al equipo. River empezó el Apertura con muchas caras nuevas. Pese a que los dirigentes, hace algo más de un mes, habían anunciado que no iban a adquirir jugadores, hubo varias incorporaciones. Pero la diferencia la siguen marcando los juveniles. Y así sucedió ayer en el estadio de Central, donde el desequilibrio, el buen fútbol y la habilidad necesaria para dar vuelta un resultado apareció en los pies de Aimar y de Saviola. Con ellos River logró imponer, por momento, su estilo. Pese a que no fue un buen partido y que River no jugó bien, los tres puntos viajaron a Buenos Aires debido principalmente a la inteligencia de Saviola y Aimar. Es cierto que estuvieron apoyados por el trabajo de otros jugadores como Yepes y Lombardi, aunque eso es tan cierto que sin los dos juveniles, River no hubiese podido sacar un buen resultado como el que sacó de visitante. Con la intención de pelear en el torneo local y en la Copa Mercosur, pese al anuncio efectuado de no gastar dinero en la compra de préstamos o porcentajes de los pases de jugadores, River adquirió a Eduardo Coudet, Mario Yepes, Gastón Sessa, Christian Ledesma, Javier Zapata y aguarda la decisión del Olympique de Marsella de venderle (o no) el 20 por ciento del pase de Daniel Montenegro en un millón de dólares. El entrenador riojano suele decir en la intimidad que, con las compras que hizo el club y con los regresos de Roberto Trotta y Martín Cardetti, el equipo puede "pelear cosas importantes". Quizá Díaz no se equivoque, pero ayer, los chicos de River no le dieron la razón. Porque fueron los que lograron brillar y aparecer en los momentos indicados y no porque el resto de los jugadores no tengan sus virtudes; Díaz, quizás, debió mirar un poco más hacia las inferiores. Ya el jueves pasado, ante Racing y por la Mercosur, los chicos Ariel Franco (autor del primer gol) y Guillermo Pereyra --pretendido por el Olympique de Marsella, club que está dispuesto a pagar casi seis millones de dólares-- dieron una muestra de lo que son capaces de dar adentro de un campo de juego con la camiseta de la primera división. Ante Central, los otros chicos mostraron otra parte. River fue superior cuando la pelota la tuvo Aimar y cuando se juntó con Saviola y abrió los espacios para que sorprendiera Sorín. Se veía en la cancha que Saviola iba a dar un golpe en cualquier momento. También se observaba, y se sabe por su talento, que Aimar lograría herir al arco de Central. Cada uno hizo lo suyo. Saviola, porque en el primer gol --previa jugada de Aimar y Coudet-- tomó la pelota de espaldas al arco y cuando se dio vuelta la clavó al lado del palo derecho de Buljubasich; Aimar, porque cuando tuvo que poner la pelota en la red lo hizo con mucha tranquilidad, previa jugada de Saviola. Así fue que River logró mantenerse en la punta de la tabla de posiciones. El equipo de Ramón Díaz no jugó un buen partido, con muy poco fue superior a Central, pero ese "poco" de fútbol estuvo en dos jugadores que la Comisión Directiva planea declarar intransferibles. Se sabe en River que hay varios equipos europeos (Lazio, Juventus, Roma, París Saint Germain, Barcelona, Atlético de Madrid) que miran a los dos juveniles del equipo y que no tardará mucho en aparecer una oferta jugosa, con lo que acaso los simpatizantes de River se vean privados de seguir disfrutando el crecimiento de estos jugadores. River tal vez siga comprando para poder hacer frente a los torneos locales e internacionales y salvo raras excepciones, como Francescoli o Salas, seguirá mostrando que el juego pasa por los chicos y los chicos que lograron salir de las divisiones inferiores de ese club. Ayer un dirigente intentó recordar una lista de "chicos" que se fueron en los últimos años como Ortega, Crespo, Almeyda, Gallardo, y se quedó sentado en el palco de honor hasta unos cinco minutos de haber finalizado el encuentro. Pese a que el encuentro había terminado y River había ganado 2-1, quería seguir disfrutando de Saviola y Aimar. Los jugadores ya no estaban en la cancha. Se habían ido a bañar. El dirigente, por ahora, puede verlos con la camiseta de su club. Habrá que ver por cuánto tiempo más podrá gozarlos.
Por C.S. "Fue un partido emotivo, y creo que los hinchas se fueron satisfechos, porque River demostró que tiene una gran personalidad" remarcó de entrada, eufórico, el entrenador, para quien el mejor jugador de su equipo fue, precisamente, Aimar. "Pablito estuvo fantástico" lo calificó Díaz, sin olvidarse de los otros integrantes del trío atacante, Javier Saviola y Juan Pablo Angel, y mostró su entusiasmo por "la actitud del equipo, que demostró una vez más que quiere ser protagonista". Díaz ejemplificó el rol protagónico en "la levantada que tuvo River, que fue muy buena" ya que, a su juicio, "el equipo supo recuperarse pese a que Central había empezado ganando". El técnico consideró que River pudo "haber definido antes pero le faltó contundencia" cuando le remarcaron que Central dispuso de algunas oportunidades para igualar sobre el final del partido. "Lo más importante es que el equipo demostró que tiene una gran personalidad y le pudo dar otra gran alegría a la gente", sostuvo Díaz. Respecto al viaje relámpago a Italia que tendrá que hacer el plantel en sólo cuatro días para jugar con la Lazio, el riojano no sólo no se quejó sino que remarcó que el amistoso puede ser "una buena vidriera" para los jugadores.
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