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PERDIO LA FINAL DE LA TERESA HERRERA PERO LA GIRA SERA PRODUCTIVA
Boca sembró su semilla en España

Riquelme, Cagna, La Paglia y Samuel fueron  los que más gustaron. Palermo y el mellizo Guillermo no cumplieron las expectativas.

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Por Fabián Ortiz
Desde la coruña

t.gif (862 bytes)  Boca se paseó mientras no tuvo delante a ningún equipo serio. Pero apareció el Celta, un grupo armadito, ordenado y con algunos jugadores de gran clase (Karpin, Revivo, Gustavo López) y puso fin a lo que pudo haber sido una minigira triunfal de punta a punta.
Es cierto que Bianchi puso un equipo pensando ya en el compromiso con Racing, cuando vuelva a Buenos Aires. Córdoba, Serna, Samuel, Guillermo, Palermo, Riquelme de entrada se quedaron en el banco, y cuando fueron entrando en la segunda parte se encontraron con el marcador en contra y muy poco tiempo para poder remontar.
¿Qué imagen dejó Boca en este garbeo por España? Sin duda, la de un equipo, un bloque, un conjunto con escasas fisuras, más allá de los nombres, de los titulares o de los menos. Dejó un perfume de macho, de tipos que meten la pierna “a lo Boca”; así le ganó al Barcelona de los holandeses, no sin una gran ayuda del árbitro y el asistente que concedió el “no-gol” de Barijho. Así se impuso también a los brasileños del Corinthians, no sin algunos problemas en el arranque, hasta que entró Riquelme. Y así también, a lo Boca, perdió ayer con el Celta, que aguantó bien la presión, que movió la pelota, la escondió cuando hizo falta y encontró el gol en uno de los pocos fallos defensivos xeneizes.
Quedan, para ver si florecen en un futuro no muy lejano, las semillas sembradas por Riquelme, uno de los que más gustaron entre la afición y la crítica españolas. El pibe deslumbró porque, con lo poco que jugó, demostró a la gilada que todavía es posible pisar la pelota, amasarla, levantar la cabeza en el área de enfrente y decirle a un compañero (en este caso, Palermo, la noche contra el Barça) “tomá, metela”. Sólo ese detalle, en el fútbol español –y léase también “europeo”– de hoy ya es un asunto que marca diferencias. Porque eso sólo se le ve, y muy de tarde en tarde, a Rivaldo o algún otro espécimen perteneciente a la especie protegida (y en vías de extinción en este continente) “jugador a la antigua”. Riquelme tiene chapa de crack, ya venía sonando con insistencia en el mercadeo futbolístico de cada verano, y seguro que después de estos tres partidos aparece, subrayado en rojo grueso, en las agendas de cuanto intermediario se mueva por el ambiente de la Bolsa de la pelota.
También gustó Cagna, el hombre por quien sigue suspirando Miguel Brindisi, que lo quiere en su Espanyol de Barcelona. Sobrio, inteligente, generoso, el mediocampista de Boca se dejó querer boca.jpg (21012 bytes)en Alicante (“sueño con jugar en Montjuïc”, dijo, en referencia al Espanyol), donde hizo un buen segundo tiempo cuando las miradas eran muchas más que contra Corinthians y Celta. Enfrente estaba el Barça, el campeón español, y eso pesa en las audiencias. Y Cagna no defraudó.
En otro registro, La Paglia aparece también como un jugador interesante para el fútbol español. Metedor, de mensaje sencillo en su juego, fue demás a menos con el transcurso de los partidos, pero en todos dejó la imagen de lo que por acá denominan como “jugador de club”. O sea, lo que en otros tiempos el Flaco Menotti definía como “la rueda de auxilio” que todo futbolista quisiera tener al lado. Esa especie es muy apreciada en los equipos españoles, donde los entrenadores no escapan de la mediocridad general reinante en el mundo entero, y prefieren tipos industriosos, que anteponen el músculo a la finta, el sudor al perfume de una gambeta. La Paglia estuvo en esa línea, y si eso se esperaba de él, cumplió.
El que no lo hizo, al menos por el cartel que traía, fue Palermo. Se vuelve a casa con apenas un gol en el zurrón (regalito de Riquelme ante el Barcelona), algo de lucha y un rifirrafe con la defensa del Celta en el partido de ayer. Precedido de su nefasta fama de falla-penales, el público español se dedicó a cargarlo cada vez que tocó la pelota, aunque esas cosas al Flaco lo traen sin cuidado. Pero si de esta minigira esperaba sacar lustre a su fama de goleador, Palermo se fue sin haber logrado el objetivo. El Atlético de Madrid se lo pensó dos y tres veces antes de dar el paso, y acabó echándose atrás. Si no hace un buen campeonato, y eso significa meter goles hasta con la espalda, parece difícil que vuelva a fijarse en él por lo visto en esta mini-gira.
Otro que tendrá que volver con mejor equipaje es el mellizo Guillermo. Y por una cuestión de gustos locales: al español no le agradan los jugadores “piscineros”, es decir, los que se tiran al agua en cuanto huelen una pierna adversaria. Y Guillermo Barros Schelotto abusó de esas tretas, un recurso que a lo mejor le funciona bien con el referato argentino, pero que no cuela cuando los que pitan son españoles. Claro que también fue una referencia permanente en el ataque de Boca, sobre todo cuando se tiraba a la raya para recibir más libre de marca. Pero en el mundo de la imagen, la del Melli no gustó entre la hinchada local. Tendrá que cambiar de hábitos para ganarse un lugar bajo el sol de España.
Párrafo aparte merece Samuel, que estuvo muy duro contra el Barça (le produjo un esguince de tobillo al portugués Simao Sabrosa, que por eso se perdió la vuelta de la Supercopa contra el Valencia) y notable ante el Corinthians, sobre todo cuando el equipo se asentó, con Riquelme ya en la cancha. Con el Real Madrid buscando incesante e infructuosamente un defensor central desde hace seis años, parece mentira que este jugador se le haya escapado al “calcio”.
Por lo demás, la expectación que produjo la visita del campeón argentino fue más bien poca. Los torneos de verano, en un país cuyo campeonato de Liga empieza cada vez más temprano (domingo 22) y que dio semáforo verde a la competición oficial el pasado día 8 (Supercopa), son cada vez más un negocio para las televisiones y las marcas comerciales que patrocinan o proveen a los equipos. Boca no se escapa de esa norma: maniatada por un contrato leonino con la fascistoide Nike, tuvo que pasar por el aro y pasó. Eso sí: lo hizo dignamente. A lo Boca.

 

REUNION CON EL PLANTEL
Macri tapa los agujeritos

Por Facundo Martínez
t.gif (862 bytes) Varios jugadores de Boca se reunieron ayer con el presidente del club Mauricio Macri a propósito del conflicto de los premios con la intención de buscar una solución. La charla fue apenas dos horas antes de la final contra el Celta y según el propio Macri dejó un saldo positivo. El máximo dirigente xeneize dialogó también con los mellizos Barros Schelotto. En tanto Carlos Bianchi, quien quedó afuera de la agenda del empresario -deben discutir la continuidad del entrenador–, realizó un balance sobre la gira en la que rescató, no sin cierta ironía, el hecho de que el equipo volverá a Buenos Aires sin ningún lesionado.
“La reunión fue positiva, muy buena, y se vio la madurez, altura y ubicación del plantel”, manifestó Macri al término de la reunión que sostuvo por término de una hora, en el salón Compostela del hotel Finisterre de La Coruña, con los jugadores Cristian Traverso, José Basualdo, Jorge Bermúdez, Martín Palermo y el capitán Diego Cagna. Durante la charla, en representación de los demás jugadores, los cinco futbolistas debieron escuchar los argumentos del club sobre la decisión de no sólo negarles un aumento sino reducir un 40 por ciento el monto de los premios por la obtención de un nuevo campeonato. “Si seguimos pagando así nos va a pasar lo que le pasa a los otras instituciones que no pueden pagar. Por eso yo siempre estoy en contacto con el suelo”, les dijo el presidente.
Macri le prometió al plantel que en la reunión de la Comisión Directiva del próximo jueves tratará de desechar –ya está prácticamente descartada- la propuesta del tesorero Orlando Salvestrini sobre la reducción del 40 por ciento de los premios, y para finiquitar el enfrentamiento les propuso dos posibilidades: seguir como hasta ahora y que el club se endeude un poco (la idea es que con una futura venta se empareje la tesorería), o llevar a cabo una pequeña rebaja, ya no del 40 por ciento. Por su parte, los jugadores, quienes no hicieron declaraciones, se mostraron distendidos y conformes.
Después de la reunión, en privado, Macri escuchó a los hermanos Barros Schelotto, quienes le solicitaron que el club haga el esfuerzo de comprar la mitad de sus pases que pertenecen a Gimnasia o, en su defecto, les anticipen una parte del 15 por ciento que deberían cobrar por las transferencias.
El que no entró en la agenda del presidente fue Bianchi. El técnico ya fijó su posición respecto de la renovación de su contrato. Un 100 por ciento de aumento –1.400.000 dólares por año–, ni un peso más y uno menos. Y ahora la palabra la tienen los dirigentes.
El plantel regresará al país el martes a las 6, se entrenará por la tarde, y el miércoles enfrentará a Racing por la segunda fecha del Apertura `99. El equipo será el mismo que contra Independiente.


Quién fue Teresa Herrera, la de la Copa

Por F.O
Desde La Coruña

t.gif (862 bytes) Teresa Margarita Herrera y Pedrosa no tenía ni idea de fútbol. Es más: ni en Galicia, su tierra natal, ni en la España toda tenían por entonces idea de que existiera algo parecido. Porque doña Teresa Herrera nació y murió en La Coruña (10-11-1712/22-10-1791) mucho antes de que el deporte de la pelota tuviera alguna presencia en la sociedad de la época.
Hija de una familia de diez hermanos, Teresa quedó huérfana a muy corta edad. Siendo apenas una adolescente se hizo cargo de su familia, tarea que cumplía simultáneamente con la de ayudar a indigentes y enfermos. Sus paisanos, inclinados con frecuencia a la superstición, la apodaron enseguida “Teresa dos Demos” (Teresa de los Demonios), porque la creían embrujada. Esa creencia se basaba en una práctica que la señorita Herrera había adoptado por entonces: recorría de rodillas una distancia considerable desde su casa hasta la Iglesia de San Nicolás, en La Coruña, para rezar.
Dedicó su vida a estas actividades, y ya adulta donó sus bienes a la Congregación de la Virgen de los Dolores, para fundar un hospital en la ciudad. Ella misma colocó la primera piedra del futuro edificio poco antes de morir, y las obras del sanatorio acabaron en 1794.
Durante las primeras ediciones del trofeo que lleva su nombre, la recaudación en concepto de entradas se destinaba a obras de beneficencia. Hoy, cuando los ingresos son multimillonarios con la participación de la televisión, esa práctica está muy lejos de repetirse.

 

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