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Una gran caravana por el oeste del conurbano fue la apuesta segura de Eduardo Duhalde para apuntalar la "remontada" que, según confió, le marcan sus sondeos. "Cuando el PJ logra unificarse en la conducción siempre mejora su producción en las encuestas", fue el argumento que dio para justificar el optimismo con el que vaticinó que el mes que viene emparejará la intención de voto del candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa, y que en octubre ganará en la primera vuelta. Duhalde confirmó que hoy sumará una figurita esquiva: a la mañana se reunirá con el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, para "acordar una campaña coordinada". La recorrida se inició, pasadas las 15, en la ruta 23 y Uribe, en la localidad de Moreno. En esta ocasión, el "duhaldemóvil" quedó archivado y los candidatos prefirieron una camioneta más baja que les permitía un mayor contacto con las miles de personas que se acercaron a saludarlos. Desde el viernes, cuando participó en La Plata de la presentación junto a la fórmula provincial de la propuesta de gobierno, Duhalde se dedicó a intensificar su campaña en la geografía bonaerense junto con los intendentes justicialistas, con el convencimiento de que es en su distrito el lugar donde le puede sacar a la Alianza una diferencia de votos que le permita descontar lo que pierde en otros, como la Capital Federal. Curiosamente, desde la semana pasada, los candidatos de la coalición opositora también recorren el territorio bonaerense entusiasmados porque las encuestas comenzaron a favorecerlos en territorio duhaldista. Ayer, el gobernador desestimó el trabajo de sus adversarios. "Hacen campañas mediáticas", dijo sobre ellos. "No trabajan, van a una localidad cualquiera y visitan una casa para después salir en televisión", agregó. Junto a Duhalde, se subieron a la camioneta su compañero de fórmula, Ramón "Palito" Ortega, el candidato a vicegobernador, Felipe Solá, y tres intendentes que buscan su reelección: Mariano West, de Moreno; Alberto Descalzo, de Ituzaingó; y Raúl Othacehé, de Merlo. La ausencia del candidato a gobernador, Carlos Ruckauf, en un acto tan notorio fue llamativa. Por la mañana, Duhalde y Ruckauf estuvieron juntos en un acto por el aniversario de la ciudad de Quilmes pero luego se separaron. El faltazo coincidió con la aparición de encuestas que no sólo daban al PJ por debajo de la Alianza en la provincia, sino que marcaban que la diferencia entre De la Rúa y Duhalde es, hoy por hoy, superior a la que existe entre Graciela Fernández Meijide y Ruckauf. Durante la semana, algunas versiones indicaban un progresivo distanciamiento entre Duhalde y Ruckauf a partir a las polémicas declaraciones del candidato a gobernador sobre "meter bala a los delincuentes". Sin embargo, el sábado Ruckauf negó todo y dijo que si no fuera porque tenía su sexualidad tan definida le daría a Duhalde "un beso en la boca". Ayer, los voceros del vicepresidente estuvieron inhallables. Duhalde aprovechó la caravana de ayer para repartir promesas de peso. Por ejemplo, reiteró que en el primer año de su presidencia la desocupación bajará a un dígito y que al final de su gestión será necesario importar mano de obra. El candidato opinó que sólo los justicialistas estaban en condiciones de hacer una promesa de este tenor porque "somos especialistas en la creación de mano de obra". Como en sus publicidades televisivas, Duhalde remarcó que las jubilaciones mínimas aumentarán "el día que asuma como presidente". La caravana terminó a toda orquesta en Merlo con un show de fuegos artificiales. En todo momento como fondo al avance de los candidatos sonó, machacador, el jingle de campaña compuesto por Ortega, que los presenta como "la fórmula del trabajo, la salud y la educación". Duhalde no abandonará la campaña en "su" provincia, como le gusta llamarla. Hoy mantendrá reuniones con intendentes de la primera y la tercera sección electoral en el club Temperley y en el Polideportivo de Tres de Febrero.
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