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RECOMIENDAN NO CIRCULAR POR LA AUTOPISTA 25 DE MAYO
El peaje ya no es el único escollo

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Una cuadrilla de obreros de la empresa Roggio trabaja para reparar los daños en el pavimento.

Es por el desmoronamiento de un túnel construido por la  empresa Roggio. Ayer, ningún cartel anunciaba que la autopista está reducida. Dicen que esta semana estará reparada.


t.gif (862 bytes)  Mañana, cuando se reanuden las actividades después del fin de semana largo, los automovilistas que tomen por la Autopista 25 de Mayo, en ambas direcciones, se encontrarán con un escollo inevitable: a la altura de la avenida San Pedrito, la calzada fue reducida a dos carriles en dirección a Ezeiza y a uno en sentido contrario, consecuencia del desmoronamiento de un túnel que construye la empresa Roggio para la empresa Metrovías y una fractura en el pavimento, ocurridos el sábado a la madrugada. Mientras la empresa AUSA, que administra las autopistas porteñas, habla de pérdidas millonarias y reclamos a Metrovías, 30 obreros de la constructora rellenaban con cemento los pilotes de la estructura. La autopista, se estima, será reabierta durante la semana. Ayer, a 36 horas del incidente, ningún cartel alertaba sobre la dificultad a los automovilistas que entraban en la autopista. Sólo se restringió el tránsito pesado. A través de un comunicado de prensa, AUSA recomendó evitar lo que hasta el sábado era una vía rápida.

El derrumbe se produjo el sábado, a la altura de la avenida San Pedrito, minutos después de las 5.30. Allí, la empresa constructora Benito Roggio construye un túnel para los talleres de la empresa Metrovías, incluidos dentro del contrato de privatización de los subtes. Las paredes de la excavación cedieron por algún motivo aún no determinado, aunque se sospecha que no fue evaluada eficazmente la calidad del terreno. Al desmoronarse el túnel, las bases de la autopista que están por encima también cedieron, provocando un deslizamiento de 10 centímetros en el pavimento, en el carril que se dirige hacia el centro, y la caída de unos diez metros de cemento del tramo que corre entre las dos vías.

La hora, y alguna mano del destino, evitó que el derrumbe se transformara en una tragedia: los obreros que trabajaban en el subsuelo aún no habían comenzado sus tareas y la autopista a esa hora estaba desierta. Alrededor de las 9, los técnicos de AUSA detectaron el deslizamiento. Una vez que se comprobó que no había peligro de mayores deslizamientos, la autopista fue reabierta para el tránsito liviano. En pocos segundos y de ambos lados se formó una columna de automovilistas que llegaba a las 20 cuadras, con su consiguiente demora.

Quienes no perdieron el tiempo fueron las autoridades de AUSA --que depende del gobierno porteño--, quienes inmediatamente presentaron una denuncia en la comisaría 38ª

"Causa un enorme perjuicio a la empresa y a los usuarios", señalaron fuentes de AUSA. "Pasan 180 mil vehículos de promedio diario", agregó el subgerente técnico Pablo Schulze. "No sabemos cuánto puede demorar el arreglo. Suponemos que podría estar esta semana, con el clima a favor, pero no se puede asegurar", agregó. Nicolás Gallo, presidente de AUSA, fue más terminante: mientras recorría el sector averiado, sostuvo que "esto no se arregla en menos de dos semanas. Roggio va a tener que hacerse cargo de las pérdidas".

Los daños aún no fueron estimados, pero voceros del gobierno porteño insistían ayer en que "se efectuará el reclamo cuando estén calculados". Nosotros no tenemos poder de fiscalización en esas obras. Corresponde a la Comisión Nacional de Transporte", aseguraron. Entretanto, del lado de Roggio, el vocero Juan Bautista Ordóñez respondía en condicional que "el problema podría tener como causa el desmoronamiento del túnel. Es lo que parece, pero todavía no reunimos todos los datos". De todos modos, y sin haber otra notificación pública, una cuadrilla de obreros de Roggio trabajaba sobre la autopista echando cemento a toda máquina y haciendo mutis por el foro.

La policía montó un operativo para cerrar el paso al tránsito pesado. Más de un centenar de uniformados habían sido distribuidos en las bocas de acceso a la autopista, mientras motociclistas angostaban el paso por el sector dañado. En la vía que conduce hacia Ezeiza, el tramo quedó reducido a dos carriles. Mientras que del otro lado, en el sector donde se deslizó el asfalto, el tránsito quedó reducido a un carril.

"¿Por qué cobran el peaje si pasar por ahí lleva más de media hora?", preguntó este diario a un vocero de AUSA. "Se sigue cobrando porque hay otras alternativas", respondió la fuente, aunque el automovilista las descubra cuando ya no tiene alternativas, junto a la cabina del peaje. Hasta ayer, ningún cartel anunciaba la reducción de carriles. Sólo una pequeña nota, junto a cada casilla de peaje, informaba que el tránsito estaba restringido. "No hubo tiempo de preparar la cartelería. Mañana los automovilistas van a tener todas las indicaciones necesarias. Entretanto, no pudimos hacer otra cosa que contar con la colaboración de la prensa y la policía", sostuvo la fuente. "Por el momento, pedimos disculpas y recomendamos no usar la autopista en las horas pico", añadió. Ayer, domingo, día de poco tránsito, una columna de un kilómetro se extendía por la autopista Dellepiane, sobre el carril que se dirige al centro.

 

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