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VENEZUELA INSISTE EN HABLAR CON LA GUERRILLA
SuperChávez no tiene límites

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Mientras crece la violencia en Colombia, el gobierno venezolano
anunció que hubo “contactos informales” con la guerrilla del país
vecino. Esto puede generar una crisis diplomática con Bogotá.


t.gif (862 bytes)  Después de alertar que se avecinaba “un vietnamcito” en Colombia si se producía una intervención extranjera, ayer el presidente venezolano Hugo Chávez aseguró que seguía dispuesto a dialogar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para garantizar la paz en sus fronteras. El canciller venezolano José Vicente Rangel admitió ayer que ya hubo contactos “informales” con la guerrilla, lo cual podría derivar en un conflicto diplomático: Bogotá ha dicho, y reiteró ayer, que Chávez “no es soberano en Colombia” como para reunirse con un grupo insurgente de ese país. Mientras tanto, la posibilidad de un diálogo de paz entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) pareció alejarse ayer luego de que esta guerrilla hiciera estallar un oleoducto. Y la imagen de Washington en su lucha contra las drogas, principal argumento para su intervención en Colombia, cada vez se devalúa más luego de la revelación, el sábado, de que ocho miembros de su embajada en Bogotá están siendo investigados por narcotráfico.
La reiterada disposición del presidente Chávez a dialogar con la guerrilla fue significativa dado que viene luego de una incursión el viernes de irregulares colombianos en su territorio, que dejó a un sargento venezolano herido. Las sospechas sobre la identidad de los atacantes recayeron sobre las FARC, aunque también se considera posible que hubieran sido “narcos o bandoleros”. Chávez afirmó ayer que la oferta de diálogo con la guerrilla, que había planteado la semana pasada, seguía en pie, y que podría permitir que líderes guerrilleros viajen bajo salvoconducto a Venezuela para negociar. “Nosotros no estamos apoyando a la guerrilla –puntualizó– pero estamos obligados a defender nuestra soberanía y garantizar la seguridad en el territorio. Nuestra política exterior hacia el problema colombiano es la de la búsqueda de la paz, y si para eso tenemos que reunirnos con los jefes guerrilleros colombianos, pues lo haremos”, explicó al fin de su programa radial “Aló, presidente”. La posibilidad de un encuentro no es en bien vista por el gobierno colombiano, cuyo diálogo con la guerrilla está estancado. “Aspiramos a que el gobierno de Venezuela atienda los principios que hemos sentado para la participación de gobiernos extranjeros en el proceso de paz –recalcó el canciller colombiano Guillermo Fernández de Soto–, es decir con estricto apego al principio de no intervención y buscando la coordinación con nuestro gobierno.” Bogotá teme que una reunión eleve a las FARC de ser “insurgentes” al estatus de “beligerantes” a nivel internacional. El canciller venezolano Rangel salió ayer a calmar las aguas. “Hemos dicho que estamos apostando a la paz”, declaró en una entrevista. Rangel negó que su gobierno buscara “manipular” el conflicto colombiano, y agregó que “tenemos demasiados problemas en Venezuela, no queremos asumir otros que no nos pertenecen”. Rangel visitará Colombia “en las próximas semanas”.
Por ahora las FARC no se han pronunciado ni sobre la oferta de Chávez ni sobre el incidente de la frontera, y su posición hacia Venezuela es confusa. Fuentes del gobierno venezolano afirmaron que los responsables del incidente del viernes fue una columna de las FARC que opera “al margen del comando central”. Esta columna también habría sido responsable del secuestro el 8 de agosto de un avión venezolano, el cual fue liberado poco tiempo después, aparentemente por orden de la dirigencia guerrillera. En este contexto, el presidente colombiano Andrés Pastrana consideró ayer que sus intentos de retomar las negociaciones de paz con el grupo guerrillero podrían prosperar en los próximos días. “Yo hice una propuesta y espero tener respuesta en los próximos días”, afirmó optimista. Pero las señales ayer no fueron alentadoras: las FARC secuestraron a dos civiles en un retén carretero. Y los paramilitares tomaron ayer la iniciativa ocupando el municipio de Puerto Lleras y asesinando al alcalde de Barayas (suroeste colombiano). Hay rumores de que se formó un nuevo grupo paramilitar, integrado por ex-miembros del Ejército opuestos a cualquier acuerdo con la guerrilla. Este grupo sería responsable del crimen delperiodista Javier Garzón, miembro de la comisión oficial para la paz con el ELN.

 

GALEANO SALE EN DEFENSA DE CHAVEZ
La batalla intelectual

t.gif (862 bytes) Contra las opiniones negativas desde el exterior –sobre todo la de Mario Vargas Llosa–, el presidente venezolano Hugo Chávez presentó ayer mensajes de solidaridad internacional para su “revolución pacífica”, enviados por el escritor uruguayo Eduardo Galeano y el líder nicaragüense Tomás Borges. La esposa de Chávez, Marisabel, aseguró ayer que su marido no usaría la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para disolver el Congreso venezolano, dominado por su oposición, “mientras pueda cohabitar” con la ANC. El constituyente opositor Allan Brewer Carías admitió que la reforma constitucional propuesta por Chávez “sólo recoge las propuestas que se han venido planteando durante los últimos veinte años”.
“Resulta que nosotros no somos bárbaros –se ufanó el presidente durante su programa radial “Aló, presidente”–, resulta que ya hay voces que se levantan en todo el mundo en defensa de Venezuela.” Chávez se había indignado en la última semana por un artículo de la revista norteamericana Time, que contenía “52 horrorosas mentiras en tres páginas”, y una columna del escritor peruano Mario Vargas Llosa, quien fue calificado por Chávez como “un escritor al que respetamos pero que se está prestando a infamias”. El presidente subrayó que quienes lo defienden no son “amigos de Chávez, sino amigos de la libertad y de la democracia verdadera”.
El jueves pasado, la ANC aprobó un decreto de reorganización nacional en el que se refiere a un “estado de emergencia”. Algunos juristas estiman que esta expresión alcanza para que Chávez cumpla una de sus principales promesas electorales: la disolución del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia, y la instauración de un cuarto poder, el Poder Moral.

 

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