| El País
 de Madrid
 Por Octavi MartíDesde París
 
  En 1975
    predijo la crisis del sistema comunista que tardaría 14 años en llegar; y lo hizo a
    partir del análisis de datos sobre el aumento de la mortalidad infantil en la Unión
    Soviética. Con este mismo criterio, el historiador francés Emmanuel Todd, director del
    servicio de documentación del Instituto Nacional de Estudios Demográficos de París,
    llega a la conclusión de que el euro no sobrevivirá hasta el 2005 y pronostica una
    crisis profunda en Estados Unidos por su alto endeudamiento. En Lillusion
    économique, su último libro, este profeta moderno se interesa por el descenso del nivel
    cultural en Estados Unidos y critica a Europa por proclamar una unión detrás de la cual
    permanece, indiscutida, la hegemonía norteamericana que se instauró en el Viejo
    Continente después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Vamos hacia una crisis de la hegemonía estadounidense?
 Estamos viviendo un cambio de civilización. Hoy el discurso sobre el modelo de
    sociedad aparece reducido a lo económico y esta dimensión sólo se aborda en términos
    de corta duración, casi de información bursátil, sin analizar ciclos largos. Y lo
    cierto es que éste es un momento de cambio, como el hundimiento del mundo antiguo, la
    reforma protestante o la Revolución francesa. Si en los años 50 los Estados Unidos eran
    el quinto país del mundo en la clasificación, de menos a más, relativa a la mortalidad
    infantil, hoy ocupan el puesto 22. Ese es un parámetro indiscutible, que se suma a la
    crisis del nivel cultural, que cae entre 1963 y 1980, o, por ejemplo, a la proliferación
    de casos de obesidad. En la URSS falseaban las estadísticas, las ocultaban, pero los
    Estados Unidos son lúcidos y aceptan la realidad que les muestra el espejo.
 Los recientes conflictos bélicos en Irak o en los Balcanes no parecen
    confirmar esa crisis de hegemonía.
 A menudo el declive económico e intelectual va acompañado de un liderazgo agresivo
    en lo ideológico y militar. En el caso de los Estados Unidos es impresionante ver que las
    élites han abandonado los estudios científicos y técnicos. El despegue del país como
    gran potencia tuvo que ver con su capacidad para transformar la naturaleza, con la calidad
    de sus hombres de ciencia y sus ingenieros. Hoy los abogados ocupan el puesto de los
    ingenieros. Y los abogados pueden aumentar en un primer momento la rentabilidad de una
    empresa pero no parecen los más dotados para lograr que la producción crezca. Una
    sociedad ascendente combina progreso intelectual y técnico y los Estados Unidos han
    abandonado todo lo que es industria, artesanía, técnica. De ahí sus 300.000 millones de
    déficit.
 Europa parece mejor dotada culturalmente pero usted tampoco es optimista respecto a
    su futuro.
 Europa, aunque tecnológicamente sigue progresando, conoce un muy grave problema
    demográfico que, en el mejor de los casos, la llevará al estancamiento y en la
    hipótesis pesimista a la catástrofe. Entre 1990 y el 2010 el número de jóvenes de 20 a
    24 años disminuirá en un 11 por ciento en Francia, un 14 por ciento en Gran Bretaña, un
    23 por ciento en Alemania y un 40 por ciento en Italia. En España la disminución
    también será muy importante pero un poco más tardía. Un continente sin jóvenes es un
    continente sin demanda, sin consumo. En ese contexto aún me parece más difícil soñar
    con la supervivencia de un instrumento monetario común. No hay moneda sin Estado, ni
    Estado sin Nación, ni Nación sin conciencia colectiva y las últimas elecciones, por si
    hacía falta, han vuelto a confirmar que no existe una conciencia común europea.
 Usted se declara partidario de una política proteccionista.
 Sí, pero no por razones de belicosidad competitiva sino para poder practicar una
    política de relanzamiento de la economía sirviéndose del arma presupuestaria, de la
    capacidad de endeudamiento. Hoy ellibrecambismo, la mundialización, hacen que la única
    ambición de Europa sea la reducción del gasto público. No soy un estatista, creo que el
    Estado sólo tiene que ocuparse de proteger las fronteras y de algún sector estratégico.
    Pero Europa sólo puede existir si crea un espacio protegido común y sale de la trampa
    malthusiana, de la obsesión por reducir costes, salarios y gasto, una obsesión que rompe
    la solidaridad interna. Los éxitos de Airbus o de la Política Agraria Común prueban que
    el proteccionismo, si no es eterno y es inteligente, no impide ser competitivo.
 Pero esa política proteccionista europea no figura en el orden del día. No.
    Para que Europa existiese como potencia autónoma bastaría con que sus tres países
    latinos Francia, España e Italia aceptasen a Alemania como líder, pero eso
    está lejos de suceder: todos preferimos la hegemonía estadounidense. Es algo que no se
    dice pero es cierto.
 ¿Es la división lo que lleva a preferir el liderazgo de Estados Unidos antes que
    una unión de perfiles inciertos?
 Las élites europeas y japonesas tienen miedo y defienden la hegemonía americana a
    la que creen poder poner fin con sólo cerrar la bolsa. Durante la guerra del Golfo los
    Estados Unidos ya hicieron la guerra a crédito pues luego pasaron la factura a los
    aliados. Esa inversión en lo militar les permite mantener una supremacía que sus 300.000
    millones de déficit debieran hacer imposible. Los Estados Unidos tienen interés en la
    mundialización, en una sociedad y economía mundializadas porque en ese caso, ellos son
    el Estado que domina el planeta y el déficit ya no es suyo sino que forma parte de los
    flujos comerciales planetarios. El ejemplo de la OTAN en Irak y Serbia me ha llevado a
    recordar lo que sucedió con la liga de Delos. Los atenienses la impulsaron para
    protegerse ellos y las otras ciudades o islas Tebas, Esparta, Delos, Eubea, Samos,
    etc. de la amenaza persa. La aportación de los socios fue cada vez menos importante
    en hombres y material y mayor en dinero. A partir de un cierto momento sólo Atenas tuvo
    un ejército real y no tardaron con quedarse con la caja y exigir de sus aliados que
    ahora ya no tenían derecho a abandonar la Liga de Delos si no querían ser
    masacrados contribuciones cada vez mayores. La OTAN parece ir por el mismo camino. A
    veces la historia antigua sirve para comprender mejor el presente.
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