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En la variedad está el gusto






Buenos Aires tendrá su Festival de cine gay, en diciembre. Los organizadores ya tienen la sala, pero los sponsors se hacen los osos.

 

 

Américo Ortiz de Zárate.

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Por Cecilia Bembibre
t.gif (862 bytes)  Buenos Aires tendrá, por primera vez, su festival de cine gay. En una tradición inaugurada en San Francisco –donde un evento similar se realiza desde hace 23 años– y a la que adhieren Londres, Quebec, Barcelona y muchas otras ciudades, la muestra se hará entre el 2 y el 8 de diciembre en el cine Atlas Recoleta. “Cuesta comprender un evento cultural que venga de los gay”, subrayó Lucho en diálogo con Página/12, exponiendo las dificultades. A pesar de ser uno de los coordinadores del Grupo Nexo, una de las asociaciones civiles más visibles vinculadas con la comunidad homosexual (publica una revista del mismo nombre), Lucho eligió dar la entrevista con su apodo. El festival incluirá tres ciclos que todavía se están armando: restrospectiva de películas no estrenadas en el país, panorama de cine actual relacionado con la temática gay y concurso de cortometrajes nacionales (para quienes quieran información sobre la competencia, comunicarse al 4373-3525 entre las 18 y las 21).
–En países como Canadá o Inglaterra, el festival gay es sponsoreado con megaempresas como American Express o United Airlines. ¿Cuál es la perspectiva en Argentina?
–Muy diferente. Las mismas empresas que en otros países descubrieron que esto es negocio son las mismas que acá saben que los sectores conservadores son más negocio todavía. Todavía una Lita de Lázzari que da directivas desde su programa puede más que el diez por ciento de la población, que es el porcentaje gay-lésbico estimado. Hay empresas que en su país de origen auspician eventos de este tipo y dan directivas desde allá para que la filial argentina no lo haga. No creo que en el primer mundo la gente sea tan abierta, simplemente se dio cuenta de que es un mercado que da mucha plata. Un gay que gana el mismo sueldo que un hombre casado tiene más plata que un hombre casado.
–¿Cómo explica esa falta de apoyo?
–Acá lo que jode no es la cama, es la palabra gay. Es la diferencia. Nadie está diciendo “compren pornografía”. Esto es un hecho cultural, para gente que les gusta el cine. Y el grupo que lo organiza edita una revista que ya ronda los seis años. Si esperamos el momento ideal para la sponsorización, no lo hacemos nunca. Preferimos financiarlo con $ 2,50.
–¿Cuál es su opinión de la imagen gay en los medios?
–Creo que hay mejoras. Fue una buena sorpresa lo que está pasando en “Verano del 98”. El típico maricón que todo el mundo etiquetó en cada cuadra sigue vigente, y está muy bien que existan los estereotipos, pero no constantemente como una burla. El macho que vive mirándoles el culo a todas las mujeres que pasan puede ser tan gracioso como el más grande de los maricones. Pero nadie se burla de lo que es un bien común. La televisión tuvo un buen avance con el planteo que se hizo en “Verdad/Consecuencia”, por ejemplo.
–¿Y en el cine argentino?
–El cine argentino tiene una deuda absoluta con el tema. El cine argentino no existe; el cine argentino gay, menos. Lo único que va a haber en la muestra de cine argentino son los cortos. Pero después de Adiós Roberto, de Américo Ortiz de Zárate, que ya murió, y Otra historia de amor no se trató una temática abiertamente gay en el cine local. Hay algunos personajes sueltos, escondidos. Y ni hablar de un film que trate el tema sin el recurso de culpa, conflicto y final trágico.
–¿A qué atribuye la ausencia de esas películas?
–A que de eso no se habla. Hay ya una enorme dificultad de estrenar títulos internacionales de temática gay. Son pocas las que traen, y mucho tiempo el que se tarda en estrenarlas, más allá de que sean películas excepcionales. Una comedia como Es o no es habría estado meses y meses en cartel, si el protagonista de la historia no hubiese sido un gay.

 

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