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 "Colombia
no está en peligro de ser tomada por la guerrilla", aseguró ayer el subsecretario
de Estado norteamericano, Thomas Pickering, al desestimar la necesidad de una
intervención militar. Sin embargo, adelantó que Estados Unidos incrementará la ayuda
militar y económica a las fuerzas armadas colombianas si el presidente Andrés Pastrana
reformula --es decir, refuerza-- su estrategia contra la "narcoguerrilla".
Pickering reconoció los temores de Venezuela en relación con el "derrame" del
conflicto colombiano a través de la frontera --donde ayer fue secuestrado el obispo de la
localidad colombiana de Tibú--, e insistió en la necesidad de establecer bases militares
en ese país para controlar la situación, un pedido que el presidente Hugo Chávez ya
había rechazado."Una estrategia para el proceso de paz, una estrategia para luchar contra el narcotráfico y una estrategia de diplomacia regional." Con esas palabras, Pickering enumeró ayer los temas que Estados Unidos quiere ver incluidos en el nuevo "plan nacional global" que reclamó a Pastrana. La triple estrategia retoma los reclamos más fuertes de Estados Unidos en la región: mantener abierta la remota posibilidad de diálogo entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), reforzar las fuerzas armadas en la lucha contra el tráfico de drogas y seguir con los sondeos en los países de la región para que "participen políticamente" en el conflicto colombiano. Al referirse a los rumores sobre una intervención militar en Colombia, el número tres del Departamento de Estado aseguró que "Estados Unidos no tiene un plan regional para imponer". "Esa no es nuestra política. Es una idea loca. No es necesario", insistió. Pero subrayó que, una vez que Pastrana formule la nueva estrategia, Washington le dará la ayuda necesaria para combatir al narcotráfico y sus aliados guerrilleros. El subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Peter Romero, agregó que un batallón especial antidrogas del ejército colombiano, entrenado y equipado por Estados Unidos, estará listo para operar a fin de año. "El presidente Pastrana tiene que sentarse con su gabinete para formular una estrategia general. Nosotros trataremos de ayudar donde podamos, pero francamente los primeros pasos tienen que darlos los colombianos", aclaró. "Cualquier tipo de discusión sobre una suma de dinero de nuestra asistencia a Colombia sería prematuro --agregó Romero--. La envergadura, los números, y el tipo de entrenamiento quedarán determinados por la estrategia de Colombia y por su propio compromiso." Los altos funcionarios de la delegación norteamericana comentaron además el resultado de las conversaciones en Venezuela sobre el temor de que la guerra interna colombiana desborde sus fronteras. "Esto no es un tema norteamericano, pero es un tema en el cual Estados Unidos le puede pedir a dos amigos que trabajen conjuntamente", instó Pickering al referirse a la disposición del gobierno venezolano a dialogar con las FARC, algo que podría generar una crisis diplomática con Bogotá. Peter Romero aseguró que Chávez "está preocupado por su frontera y por una extensión" del conflicto en su país, pero "dejó claro que no iniciará discusiones con la guerrilla colombiana sin una expresa autorización y luz verde de Pastrana". Los enviados norteamericanos intentaron convencer a Chávez de que dé luz verde a la utilización de su espacio aéreo para que Estados Unidos realice operaciones antinarcóticos, insinuando que sería una buena forma de controlar ese "derrame" tan temido.
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