Por Santiago Rodríguez A los sheriff
elegidos por la comunidad sólo se los ve por ahora en las películas y las series de
televisión importadas de Estados Unidos, aunque es posible que los porteños puedan
cruzárselos por la calle si prospera un proyecto que acaba de presentar en la Legislatura
de la Ciudad de Buenos Aires el diputado socialista Raúl Puy. La idea central es
conseguir inmediatez entre la policía y la gente, explicó a Página/12 el
legislador, que propone la elección por voto directo de los jefes de las 52 comisarías
de la Capital Federal.
El debate de la iniciativa impulsada por Puy y que avaló con su firma el frepasista
Eugenio Raúl Zaffaroni comenzará el jueves, una vez que ingrese para su
tratamiento en la Junta de Seguridad de la Legislatura. De todos modos, el poder de
policía en la Capital sigue en manos de la Nación, así que ninguna normativa que dicten
los legisladores porteños tendrá efecto práctico hasta tanto el Gobierno central acceda
a traspasar la Policía Federal a la administración local y le confiera el control de la
seguridad en el distrito.
Si bien el legislador socialista que ocupa la vicepresidencia segunda del bloque de la
Alianza reconoce ese obstáculo en los fundamentos de su proyecto, destaca también que es
momento de generar el debate y la reflexión sobre la seguridad ciudadana, la
prevención del delito y la violencia. De hecho, en la Constitución porteña está
prevista la existencia de una Policía de Seguridad dependiente del Poder Ejecutivo, así
como la creación de un Consejo de Seguridad y Prevención del Delito, que la Legislatura
ya puso en marcha.
En el esquema previsto por Puy no cualquiera podrá acceder a la jefatura de alguna de las
comisarías porteñas: los aspirantes deberán ser comisarios en actividad o retirados, o
estar en condiciones de ascender a ese cargo, además de acreditar la aptitud física que
establezca el estatuto de la futura Policía de Seguridad local.
No podrán ser candidatos a comisario los condenados por violación a los derechos humanos
o los partícipes de sedición contra los poderes democráticos por más que hayan sido
indultados, ni los beneficiarios de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Tampoco,
aquellos condenados por delitos dolosos en el país o en el extranjero o quienes hayan
sido exonerados de fuerzas de seguridad nacionales o provinciales, a menos que la
exoneración haya sido dispuesta por causas religiosas, políticas, gremiales o
discriminatorias.
La elección de los comisarios que durarán tres años en su cargo y tendrán la
posibilidad de ser reelectos será similar a la del resto de las autoridades, con la
única excepción de que la ciudad será dividida en 52 circunscripciones electorales que
coincidan con el área de jurisdicción de cada una de las actuales comisarías. Cada
vecino votará en la sección que le corresponda según su domicilio.
Puy admite que existe un divorcio de la fuerza de seguridad con el resto de la
sociedad y considera que la elección directa de los comisarios ayudará a a
integrarla a la comunidad.
El Consejo de Seguridad y Prevención del Delito controlará el desempeño de los
comisarios y frente a denuncias sobre la comisión de delitos en alguna comisaría podrá,
con el voto de los dos tercios de sus miembros, recomendar al jefe de Gobierno la
suspensión de su titular. El mecanismo constitucional de revocatoria de mandato
permitirá a los propios vecinos remover a los comisarios, que a su vez tendrán
obligación de rendir cuentas a la sociedad: deberán ofrecer un informe anual sobre su
gestión y presentar una declaración jurada al acceder y al abandonar su cargo.
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