Por Susana Viau Pedro Pou, titular del
Central, dispuso condonar las multas que pesaban sobre el Banco Mendoza. Lo hizo mediante
la resolución 360/99, la misma en la que se le revocó a la entidad la autorización para
actuar como banco. Las sorpresas no paran allí: el 31 de este mes, el Mendoza celebrará
las asambleas ordinaria y extraordinaria de accionistas. El temario que su presidente
prófugo, Raúl Juan Pedro Moneta, someterá a consideración prevé la aprobación de los
balances y de la gestión del directorio. Sin embargo, el punto más importante propone
que el banco caído cambie su objeto social y sus estatutos.
La maniobra, que saca provecho de la morosidad de Pou para determinar en qué situación
queda encuadrada la entidad, pretende eludir tanto la liquidación como la quiebra y su
posible extensión y, con ello, futuras demandas civiles contra el banquero y el Banco
República, entidad controlante. Para mayor color local, ambas asambleas, citadas con
media hora de diferencia, se realizarán en una sucursal del Banco Nación. Pero no todas
son buenas noticias para Moneta: ayer, la Cámara Federal de Mendoza ratificó la
competencia de Luis Leiva, el juez federal de la provincia que lo puso entre la espada y
la pared.
Las multas o cargos en la jerga del BCRA tenían en cuenta las
infracciones a la normativa vigente en materia de límites de préstamos a entidades
vinculadas. Hace unas semanas y en una acción casi simultánea, Pedro Pou rehabilitó al
caído Banco República (de propiedad de Moneta y accionista mayoritario del Banco
Mendoza) y 48 horas después revocó al Mendoza la autorización para operar. Esta última
medida quedó plasmada en la resolución 360/99 que, en un nuevo gesto de buena voluntad,
dispuso en principio atenuar los cargos establecidos por esta institución por
relaciones técnicas y monetarias y otros conceptos no comprendidos en el punto precedente
que se generen hasta la fecha de notificación de la presente. A continuación, y ya
soltada una parte del lastre, se resolvió revocar la autorización para funcionar
al Banco Mendoza SA en los términos del artículo 44, inciso A, de la Ley de Entidades
Financieras número 21526 y sus modificatorias. Vale la pena recordar que Pedro Pou
no ha tomado ninguna iniciativa respecto de los directorios del República y el Mendoza
que, pese a la delicada situación procesal de sus miembros, con Moneta a la cabeza y en
calidad de prófugo, siguen manejando las dos entidades.
Seguramente alentado por la buena disposición del BCRA, el directorio del Mendoza
publicó el 13 de agosto en el Boletín Oficial el doble llamado a asamblea ordinaria y
extraordinaria de accionistas para el 31 de este mes. Una comenzará a las 16 horas y la
otra a las 16.30 en una clara demostración de la armonía que reina entre los socios,
quienes al parecer aprobarán en el primer tramo y a libro cerrado los balances y la
gestión del banco caído. La asamblea extraordinaria convocada por Moneta tiene como fin
un sorpresivo cambio de objeto social, modificación del nombre y adecuación de los
estatutos sociales. Quienes siguen con atención el affaire presumen que Moneta
busca aprovechar el tiempo concedido por Pou y congelar al Banco Mendoza SA,
evitando que el Central se vea forzado, por la fuerza de las cosas, a dictar finalmente la
liquidación o la quiebra. Aventando esas alternativas, Moneta aleja también la
posibilidad de eventuales demandas civiles contra él, su patrimonio, y la entidad
controlante del Banco Mendoza: el Banco República, dueño asimismo de las acciones del
CEI. El lugar fijado para las asambleas es, de acuerdo al Boletín Oficial, el inmueble de
avenida España 1275, 4º piso. Allí funcionaba el Banco de Previsión (que dio origen al
Mendoza tras su fusión con el Banco de Mendoza) y en la actualidad es una de las
sucursales del Banco Nación.
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