Por M. M. La Unión Industrial planteará, en
público, un dilema para que resuelvan los candidatos presidenciales: en los próximos
años, con más de lo mismo, no hay para Argentina ningún motor de
crecimiento a la vista que le permita despegar y crear empleo en la próxima
década. ¿Cómo encender nuevamente los motores del crecimiento? Más allá de los
reclamos puntuales y de corto plazo (suba de aranceles, cláusulas de salvaguarda con
Brasil), que nunca faltan, la UIA apuntará a instalar algunas ideas básicas. Una es el
proyecto de grupos productivos, que integren a empresarios del agro, la
industria y la construcción; otra es trazar un horizonte de desarrollo del país en 20
años.
Buena parte del diagnóstico y propuestas que los industriales presentarán durante la
conferencia que empieza hoy se discutirán en el panel que abrirá las sesiones de
mañana, titulado La visión empresaria de la Argentina industrial. Allí se
tratarán diversos temas que ya fueron analizados por los dirigentes de la entidad:
Argentina
necesita construir una visión de país y de compromiso de los actores clave de la
sociedad, como lo han hecho Chile, Holanda, España, Irlanda y Nueva Zelanda, entre otros
países.
Es necesario
promover y desarrollar grupos nacionales viables y convertirlos en multinacionales
medianas, siguiendo las estrategias de España, Brasil y México. Sin embargo, la
UIA no planteará el caso de la desnacionalización de YPF a manos de Repsol.
Para las PyMEs
las políticas generales no funcionan, por lo que son necesarias políticas
específicas.
La aspiración
sería llegar al 2020 con un ingreso per cápita similar a los países de clase
media a nivel mundial: España, Irlanda y Portugal.
Por otra parte, se abordarán los siguientes problemas que presenta hoy la
Convertibilidad:
La deuda
pública nacional, de 110 mil millones de dólares, y el creciente costo para
refinanciarla amenaza la solvencia del sector público.
Roque
Fernández sostuvo más de una vez que si consiguiera algún superávit fiscal no habría
mejor inversión que la recompra de deuda, para aliviar el peso de los intereses en el
Presupuesto. Los industriales sostienen que una medida conveniente en este aspecto sería
elevar un 5 por ciento el arancel externo, para resguardar la producción nacional de las
importaciones con un peso sobrevaluado, y utilizar los recursos fiscales para recomprar
deuda.
Aun con un PBI
creciendo durante el próximo gobierno al 6 por ciento anual, como originalmente sugería
el programa de la Alianza, la tasa de desocupación al concluir el mandato no bajaría del
12 por ciento, apenas 2,5 puntos menos que la tasa actual.
Esto significa
que, para reducir los actuales niveles de desocupación, serán necesarias nuevas formas
de producción. Un camino que planteará la UIA es la creación de emprendimientos de
menos de 25 personas en empresas nuevas o existentes. Para ello, reclaman al sector
público una simplificación fiscal y normativa; la facilitación del acceso
al sistema financiero, y la asistencia mediante subsidios directos para las capacitación
tanto de empleados como empleadores.
El otro camino
es el de los grupos productivos, formalizando alianzas entre empresarios del
agro, la industria y la construcción para el desarrollo de actividades conjuntas en
diversas regiones del país. A diferencia de los chaebol coreanos, que son grupos
económicos de grandes dimensiones con injerencia estatal, en la UIA creen que los
grupos productivos autóctonos deberían ser de tamaño mediano y
exclusivamente privados. Sin embargo, reconocen la importancia de que su creación sea
alentada desde el Estado.
Caída del 12,5 por ciento La Unión Industrial Argentina tendrá la posibilidad de debatir en torno a
la situación del sector industrial con datos calientes recién elaborados. Hoy, en la
primera jornada del Encuentro, la Fundación de Investigaciones Económicas
Latinoamericanas (FIEL) dará a conocer sus estimaciones acerca de la caída en el nivel
de actividad del sector: 12,5 por ciento en el último año. Los datos corresponden al mes
de julio, y revelan que solamente el renglón de productores de bienes de consumo no
durables muestra algunos signos de reactivación. Sobre la pobre performance de junio, el
índice de producción industrial apenas registra un aumento en julio del 1,2 por ciento
(desestacionalizado).
La falta de recuperación del sector de bienes durables, por ejemplo, revelarían que ni
aun con el Plan Canje se logró revertir la caída generalizada en los niveles de
producción. La pérdida de posiciones de la industria automotriz en los mercados externos
(principalmente a partir de la devaluación y recesión brasileñas) no se compensa con el
empuje dado al mercado interno a través del acarreo a desguace de los rodados de más
años. Pero, además, las terminales se muestran reticentes a agregar turnos de trabajo
para atender la demanda actual, cuando enfrente aún tienen un futuro incierto, una vez
que el Plan Canje agote su envión inicial.
El economista Abel Viglione, de FIEL, había señalado días atrás la existencia de
signos de reactivación, lo cual llevaba a suponer que la recesión había alcanzado su
piso. Sin embargo, los registros estadísticos siguen sin reflejar indicios de un cambio
de tendencia en el ciclo. Si el segundo trimestre fue el piso de la recesión, el
interrogante de muchos de los empresarios que asisten al Encuentro en Córdoba es por
cuántos meses más se mantendrá la industria en ese mismo nivel. |
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