The Guardian de Gran Bretaña
Por Tom Gibb Desde La Habana El líder demócrata del
Senado de Estados Unidos, Tom Daschle, regresó a Washington desde Cuba pidiendo que
alimentos y medicinas fueran excluidas de las sanciones norteamericanas, después de un
encuentro de seis horas con Fidel Castro el fin de semana. La visita de Daschle, el más
alto político de Estados Unidos que visitó la isla comunista después de años, refleja
el creciente debate que existe sobre el embargo que Estados Unidos le impuso a Cuba hace
37 años. Dos semanas atrás, el Senado aprobó una enmienda que autorizaba licencias de
un año para que las compañías norteamericanas exportaran alimentos y medicinas a Cuba,
pero la medida todavía debe pasar por la Cámara baja, donde los republicanos esperan
derrotarla.
Este es sólo un pequeño cambio de la actual política, que permite algunas ventas con
licencia, pero los cubanos sostienen que las licencias tienen demasiadas restricciones
burocráticas. No les sirve ni a los intereses de los Estados Unidos ni a los de
Cuba continuar el embargo sobre abastecimientos tan vitales como alimentos y
medicina, dijo Daschle, y añadió que sólo perjudica a las familias de
granjeros norteamericanos que no pueden utilizar ese mercado, y a los ciudadanos de Cuba
que necesitan la comida y la medicina.
El lento giro de opinión en el Congreso parece ser en parte resultado de los poderosos
lobbies farmacéutico y agrícola, a los que les gustaría poner un pie en el mercado
cubano en expansión. Funcionarios cubanos le dijeron a Daschle que el país importa ahora
mil millones de dólares en alimentos, cifra que podría duplicarse en los próximos cinco
años. La última vez que Castro recibió una visita de esta importancia fue en 1996,
cuando existían claras señales de que la administración Clinton estabacontemplando
aliviar las sanciones comerciales. En ese momento, los funcionarios cubanos hablaban de
significativas reformas económicas. Todo eso terminó cuando la Fuerza Aérea cubana
derribó a dos aviones livianos piloteados por exiliados de Miami que lanzaban panfletos
sobre La Habana. El presidente Clinton firmó entonces la ley Helms Burton, que
fortaleció el embargo.
En los últimos meses, el gobierno cubano endureció las leyes y reglamentos que impiden
la acumulación de capital a los cubanos. También endureció las leyes contra oponentes
políticos, justificándolas al citar la hostilidad de Estados Unidos. Hay pocas señales
de que Daschle haya hecho grandes progresos durante el fin de semana cuando instó a
Castro a que se flexibilizara ante la oposición política y abriera la economía cubana.
La visita de Daschle recibió una mínima cobertura por parte de la prensa estatal de
Cuba, en parte quizás porque el gobierno cubano no quiere alimentar falsas expectativas
sobre el fin del embargo. Los funcionarios de la administración Clinton fueron claros en
cuanto a que no planean un importante giro en la política hacia Cuba.
En la práctica, permitir exportar alimentos y medicinas a Cuba apenas aliviaría las
dificultades económicas en la isla. Gran cantidad de mercadería de Estados Unidos ya se
ve en las tiendas cubanas, a menudo importada a través de un tercer país. Pero los
precios están fuera del alcance de la mayoría de los cubanos. Sólo aquellos que reciben
dinero de parientes en el exterior pueden acceder a ella. Los funcionarios cubanos del
área de Salud le dijeron a Daschle que unos 200 medicamentos estaban agotados en la isla,
aunque la mayor parte son fácilmente obtenibles por otros países. Pero el gobierno
cubano no puede pagarlos porque no tiene dinero.
El embargo afecta más profundamente al negarle a Cuba su mercado más natural y nadie en
Washington habla todavía de permitir que los productos cubanos se vendan en Estados
Unidos. Los opositores a Castro también sostienen que la escasez crónica se debe a las
restricciones internas en la isla, que favorece el inmenso mercado negro de bienes robados
a compañías estatales a través del que muchas medicinas, por ejemplo, son ofrecidas por
vendedores ambulantes de puerta en puerta.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
LA DERECHA SE AUTOLANZO EN MEXICO
Fox se hizo el zorro
El líder
del derechista Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox, fue ayer el primero en salir
al ruedo hacia con vistas a las elecciones presidenciales del 2000 con un esbozo de
programa de gobierno. El ex presidente de Coca Cola de México y ex gobernador del estado
de Guanajuato sacó grandes comunicados en casi toda la prensa local llamando a la unión
de la oposición para vencer al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que lleva 70
años en el poder en México, y así partir en dos la historia. El PAN está
negociando una alianza con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y
con otros siete partidos de oposición. Según una encuesta publicada este fin de semana
por la revista Milenio, Fox se estaría quedando en este momento con el 50 por ciento de
las intenciones de voto para los comicios presidenciales en caso de que la alianza se
concrete.
Con el comunicado publicado ayer en los diarios mexicanos, Fox dirigió ayer claramente su
proa hacia Cuauhtémoc Cárdenas, el líder del PRD y actual alcalde de la capital federal
mexicana. Si se llegara a concretar formalmente esta alianza de todos los partidos de
oposición, el candidato saldría de Fox o Cárdenas, quien por el momento tiene un nivel
de popularidad mucho más bajo que el derechista. Esta unión es el punto de salida
para un proyecto diferente y mejor para los mexicanos, proyecto que vendrá de fuera del
poder o no vendrá. Aquí encuentra la alianza su verdadero valor histórico, dijo
el ex empresario.
Fox dividió en tres áreas su plan de gobierno: la primera sobre asuntos morales y
garantías de respeto a la ley y honestidad a fondo, la segunda respecto a la educación y
la lucha contra la pobreza, y la tercera, en la que propone un crecimiento económico del
siete por ciento anual para generar empleo y abatir los rezagos sociales, marco en el que
basa la estabilidad macroeconómica, sustentada además en la disciplina fiscal y
monetaria, así como en la independencia de la política monetaria.
En este momento, la alianza entre dos adversarios ideológicos como el PAN y el PRD es
empujada por dos razones: las encuestas, que revelan que sólo esta unión puede derrotar
al oficialismo en las presidenciales del año próximo, y las divisiones que están
apareciendo en el PRI. Para responder a un clima cada vez más adverso, el partido que
gobernó México durante la mayor parte de este siglo reemplazó el dedazo (la
elección de su candidato a través del presidente de la Nación) por unas internas en las
que los cuatro precandidatos se enfrentan ferozmente.
La unidad del PRI, así como el triunfo electoral, están en riesgo, dijo ayer
el precandidato presidencial Humberto Villanueva. La advertencia estuvo dirigida
fundamentalmente al ex gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo, y al ex ministro de
Gobernación, Francisco Labastida, quienes últimamente se estuvieron endilgando errores
de gestión. Es ahora cuando apostamos finalmente a la democracia, a la apertura y
en el momento en que pedimos el voto de toda la ciudadanía y hacemos un partido más
cerca de la gente, el más democrático del país, cuando surge el riesgo de
fractura, protestó ayer el presidente del partido, Antonio Fernández.
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