Producción Especial
Por Maximiliano Montenegro y David Cufré Desde Córdoba
El empresario de mayor
peso en la industria argentina cree que, una vez que se haya consolidado, el
próximo gobierno deberá analizar la flexibilización de la paridad cambiaria que iguala
el valor del peso y el dólar. Roberto Rocca, presidente del poderoso grupo Techint, dijo
que el uno a uno no es para siempre.
¿Hay que devaluar? preguntó este diario a Rocca en un aparte de la sesión
inaugural de la conferencia de la UIA.
Es un problema psicológico contestó el empresario. Pero todo el mundo
se da cuenta de que el tipo de cambio (fijo) es un problema. La argentina no es una
economía como Hong Kong, que intermedia servicios financieros y comerciales. Este no es
el momento de tocar el tipo de cambio. Pero cuando esté consolidado el próximo gobierno
no tendría que haber inconvenientes en poder anunciar con tranquilidad un régimen de
fluctuación cambiaria, como fluctúa el yen contra el dólar, o el marco contra el
dólar, o las monedas europeas entre sí, y no pasa nada. Brasil pudo devaluar con éxito
porque ellos nunca tuvieron este problema psicológico que existe en Argentina, pero que
en algún momento se va a superar.
Es la primera vez que un empresario de la talla de Rocca se anima a hablar abiertamente
del atraso cambiario, un tema que se debatía hasta ahora en la Unión Industrial solo a
puertas cerradas. En todo momento, durante la entrevista, el jefe industrial se preocupó
por aclarar que no estaba hablando del presente. Pero que el futuro gobierno no podrá
eludir la cuestión.
Ninguno de los candidatos a ministro de Economía, ya sea del duhaldismo o de la
Alianza hablan del tema cambiario. Para usted, ¿no son conscientes del problema?
Son todos conscientes de que hay un problema psicológico que hoy no tiene
solución.
El empresario, de origen italiano, apeló a una frase en latín para explicar cómo
razonan los candidatos presidenciales:
Creen que quieta non movere dijo, usando una expresión que se
traduce como lo que está quieto, mejor no moverlo.
Pero Rocca advirtió que esto no es así para siempre y dijo que hay que
esperar a que los cambios generen las oportunidades.
Desde su creación hasta el año pasado el empresario dirigió el Instituto de Desarrollo
Industrial de la UIA. Por lo tanto, es evidente que discutió sus posturas dentro de la
organización, y que esas posturas forman parte del debate permanente de la UIA aunque las
controversias sean mantenidas en reserva.
¿Tiene preferencia por alguno de los candidatos a ministros de Economía para un
futuro gobierno que se barajan en estos días? preguntó Página/12 a Rocca en otro
momento del diálogo.
Tanto (José Luis) Machinea como (Jorge) Remes Lenicov o (Domingo) Cavallo tienen
buena voluntad respondió, poniendo a Cavallo dentro del pelotón de los
ministeriables y no de los presidenciables. También cuentan con un nivel técnico
considerable y proponen cosas razonables. No hay diferencias filosóficas sino
coincidencias de concepto. Podrán diferenciarse en cómo implementen sus políticas.
Con una devaluación de la moneda brasileña del 30 por ciento en términos reales,
¿hay que suspender el Mercosur hasta tanto se normalice el comercio bilateral?
En Europa hubieran dicho enseguida: Paramos hasta ver qué pasa. Cuando
devaluó Francia, Italia dijo que no entrarían más heladeras francesas hasta tanto se
arreglara esa situación. En la Argentina es más complicado porque no hay instituciones
donde definir estos temas y todoslos puntos tienen que terminar discutiéndolos los
presidentes. Habría que crear las instituciones necesarias para negociar y asumir
compromisos políticos para poder decir en algún momento: paremos por un tiempo.
¿Hay que fijar un impuesto a las empresas de servicios públicos privatizados y
utilizar los fondos en políticas activas para la industria?
Es difícil, porque después habría que cuidar que, como sucede siempre, ese
impuesto no se traslade al consumidor. Hoy hay que tender a un mayor equilibrio fiscal y
esto se puede hacer recortando gastos o aumentando impuestos. Si se considera el tema de
los impuestos, entonces el tema del impuesto a las empresas de servicios privatizadas
puede ser una alternativa más.
Multinacional argentina Techint, uno de los grandes grupos económicos locales, ha llegado a ser al
mismo tiempo una de las pocas empresas siderúrgicas que puede competir cabeza a cabeza
con los pesos pesados del mundo. Con sus plantas de tubos de acero sin costura en Italia
(Dálmine), México (Tamsa) y Venezuela (Sidor), que la transforma en una multinacional
argentina, tiene actualmente una facturación de alrededor de 4500 millones de dólares y
suma cerca de 30 mil empleados.
Actualmente Techint busca expandir su peso en América Latina. Y quiere diversificarse.
Además de siderurgia, la empresa procura participar en actividades claves como la
energía, la construcción, el gas y el petróleo.
Además, la reciente creación de un departamento de Comunicaciones evidencia un claro
interés en capturar rentas en este creciente negocio. Techint intentó ganar dos
licitaciones: la telefonía básica en Ecuador y el PCS en Argentina. La apertura local de
la competencia en este servicio les permitiría según especulan las cabezas del
grupo intervenir (en sociedad con otras empresas como la estadounidense Nextel) en
servicios como comunicaciones empresarias o internas, así como intentar una penetración
en las zonas de alta concentración en comunicaciones.
El grupo manejado por la familia Rocca fue uno de los que más creció con las
privatizaciones emprendidas por el gobierno de Carlos Menem en la última década, desde
la telefonía a los ferrocarriles (Ferroexpreso Pampeano) pasando por la distribución de
gas y electricidad (Edelap) y el sector petrolero.
Techint mantiene una participación en Transportadora de Gas del Norte, Nor-Gas,
Alcatel-Techint, Caminos del Oeste y Tecpetrol.
Su adquisición estrella fue en aceros, donde se alzó con el ex gigante estatal Somisa,
que transformó en Siderar.
Debate que divide aguas
El problema del atraso cambiario es un tema que divide aguas
dentro de la Unión Industrial. Hasta ahora, ningún empresario de peso lo había
planteado tan abiertamente en público como lo hizo Roberto Rocca. Sin embargo, hay varios
creen en el seno de la entidad que es, por lo menos, impostergable empezar a discutir la
alternativas a la paridad fija de un peso igual a un dólar. De hecho, dentro del Comité
Ejecutivo de la entidad, hay cuatro industriales de fuerte gravitación en las decisiones
de la entidad, que opinan de esta manera, aunque en público no se pronuncien al respecto.
Rocca ya había dado una señal clara de que la cuestión merecía debatirse al nombrar en
su reemplazo al frente de Instituto de Desarrollo Industrial a Roberto Favelevic. El ex
titular de la UIA cuenta con todo el aval del pope de Techint y ha dicho en más de una
oportunidad que es necesario analizar la hipótesis de salir de la Convertibilidad. Ayer
el propio Favelevic reiteró la idea ante Página/12: El tipo de cambio es una
restricción grande al crecimiento. Así el país se vuelve inviable. Hay que empezar a
pensar en serio cómo se sale del tipo de cambio fijo, afirmó. Y agregó que para
aminorar los costos que podría ocasionar una devaluación habría que hacer un
pacto de gobernabilidad. |
SONDEO DE PAGINA/12 ENTRE LOS INDUSTRIALES
Cuatro preguntas, cuatro voces
Por M.M. y D.C. Desde Córdoba
¿Hay que
suspender el Mercosur? ¿El próximo gobierno debe devaluar? ¿Habrá presiones del sector
privado en favor de la devaluación? ¿Se debe fijar un impuesto a las ganancias
extraordinarias de las empresas privatizadas? Al menos en público, varios de los
industriales consultados por Página/12 fueron más cautelosos que Roberto Rocca. A
continuación, sus opiniones.
Alberto Alvarez Gaiani
Vicepresidente de la Unión Industrial:
No hay que suspender el Mercosur. Hay que trabajar para mejorarlo, y para
evitar que ocurran hechos lamentables como los de este momento.
Es
imposible salir de la convertibilidad. Lo que hay que buscar es la devaluación real para
que Argentina pueda ser competitiva.
Duhalde y
De la Rúa han remarcado que no van a devaluar. Tendrán que buscar los métodos para
lograrlo. Sufrirán presiones, pero también tendrán apoyos.
Impuesto
extraordinario a las privatizadas no se puede poner bajo ningún punto de vista, porque
hay contratos firmados y el Estado debería soportar los juicios de las empresas. Hay que
aumentar la competencia para que los precios se ajusten a los valores
internacionales.
Vincenzo Barello
Presidente de Fiat Argentina:
Suspender el Mercosur sería empezar a matarlo. No hay que tenerle miedo a
los problemas. En Europa la integración también tuvo marchas y contramarchas, pero lo
importante es que siempre se fue para adelante.
Con la
devaluación no se gana nada. Las empresas y el Estado están endeudados en dólares y el
perjuicio sería enorme. Además, en la Argentina es muy fuerte la memoria inflacionaria,
por lo que una devaluación tendría un impacto inmediato sobre los precios.
El
próximo gobierno debe resolver el problema de la pérdida de competitividad. No sé qué
tipo de presiones recibirá. Pero una devaluación no llevaría a nada bueno.
En
Argentina ya hay demasiados impuestos. En otros países lo que se ha hecho fue simplificar
la estructura tributaria. Ese me parece el camino correcto.
Guillermo Gotelli
Presidente de Alpargatas:
Suspender el proceso de integración sería una pérdida de tiempo. Lo que
hay que hacer es todo lo contrario. Se debe avanzar sin demoras en la búsqueda de
soluciones.
Cualquier
medida macroeconómica tiene que adoptarse dentro del marco de un programa global. Hay
muchas maneras de recuperar competitividad antes que devaluar.
En Brasil
la devaluación fue disparada por las presiones del mercado. La próxima administración
deberá anticiparse a esas presiones. Hace falta un liderazgo fuerte para que las
soluciones lleguen por una vía racional.
Los
impuestos deben cobrarse a todas las empresas que ganan plata.
Carlos Bueno
Presidente de la Cámara de la Industria del Calzado:
El Mercosur no puede seguir como está, pero tampoco en conveniente suspender
el proceso de integración. Hace falta un replanteo, sin tirar todo lo hecho por la
borda.
El tipo
de cambio está atrasado. Necesitamos mejorarlo, lo cual no significa devaluar ni salir de
la convertibilidad. Se puede mejorar la competitividad sin devaluar, mediante una
auténtica política industrial, mejorando la eficiencia del Estado y bajando los enormes
costos financieros.
En los
primeros seis meses de gestión, el próximo gobierno va a recibir presiones de todos
lados. De acuerdo a cómo mueva los hilos en ese período dependerá su suerte en los
siguientes tres años y medio.
El
diseño de las privatizaciones fue proclive a que las empresas tuvieran ganancias
desmesuradas. Eso se debe corregir a través de un impuesto o de la modificación de los
contratos. Pero no podemos seguir pagando servicios carísimos.
LA UIA QUIERE FORMAR UN GRUPO PRODUCTIVO
Industriales vs. financistas
Pronóstico: Cuando esté consolidado el
próximo gobierno no tendría que haber inconvenientes en pasar a un régimen de
fluctuación cambiaria. Osvaldo Rial,
presidente de la UIA, que cada vez exterioriza más su irritación.
Hasta Menem fue cauto ayer en Córdoba y no confrontó como en años anteriores. |
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Por M.M. y D.C.
La semana próxima, la
Unión Industrial jugará fuerte en el tablero empresarial. Forzará la virtual ruptura
del Grupo de los Ocho, que nuclea a las principales entidades patronales, al proponer una
nueva asociación que marginará a la Asociación de Bancos Argentinos y a la Bolsa de
Comercio.
Así, propondrá un grupo productivo conformado por las entidades de la
industria, la construcción, el comercio y las combativas federaciones agrarias. La movida
marcará un quiebre en el establishment económico que durante los últimos diez años
brindó su apoyo incondicional al Gobierno.
Por eso, sabiendo del clima contrario a su figura que reina entre los industriales, el
presidente Carlos Menem realizó ayer un discurso autocrítico en tono de despedida.
Reconoció que el país atraviesa momentos difíciles y convocó, a sólo 110
días de concluir su mandato, a un acuerdo social urgente entre Estado,
empresarios y trabajadores.
Menem no pudo disimular el nuevo enfrentamiento con Roque Fernández, que desató otra
crisis en el gabinete (ver aparte), apenas aterrizó en esta ciudad. La primero que le
preguntaron los cronistas que lo abordaron en el aeropuerto fue por la continuidad de su
ministro de Economía.
En realidad, ninguno de los empresarios reunidos aquí se interesó siquiera por la salud
de Roque en el gabinete. Una síntesis de la opinión de los industriales que vinieron a
Córdoba podría ser ésta: ni Fernández ni Menem se acordaron de la industria en los
últimos años; la estabilidad no peligra; hay cosas más importantes de qué ocuparse.
El propio Menem reconoció el clima de efervescencia que envuelve a los industriales y
apeló a un discurso alejado del tono de confrontación que supo utilizar en años
anteriores en las conferencias organizadas por la UIA. Se acordó diez años
después, comentaron a Página/12 varios de los industriales presentes cuando Menem
habló de un pacto. Pero a decir verdad, la propia Unión Industrial se mantuvo durante
toda la era menemista encuadrada dentro de las propuestas económicas lideradas por el
establishment financiero y el mercado de capitales.
También diez años después, el actual titular de la UIA, Osvaldo Rial, parece convencido
de que las propuestas de los industriales solo podrán avanzar en la arena política si se
despegan de la tutela de esa franja del poder económico, más interesada en el ajuste
fiscal con el fin de prestarle al Estado que en financiar a tasas razonables a los
sectores productivos.
La propuesta y sus fundamentos, que la UIA hará públicos en los próximos días, son los
siguientes:
Conformación
de un grupo productivo, al margen del tradicional Grupo de los
Ocho, que en realidad sólo aglutina a seis entidades desde las fusiones ocurridas
entre las asociaciones de banqueros y constructores: la Asociación de Bancos, la Cámara
de Comercio, la Bolsa de Comercio, la Cámara de la Construcción, la Sociedad Rural
Argentina y la UIA.
Expresamente se
dejará de lado a los representantes de los bancos y de la bolsa, por considerarse que en
los últimos tiempos refrendaron las posturas del gobierno en contra de los intereses de
los sectores de la producción. Hoy, el único reclamo en el que coinciden, por igual,
industriales, constructores y ruralistas es la necesidad de reducir las elevadísimas
tasas de interés que cobran los bancos por el crédito.
En cambio, se
buscará integrar a las asociaciones agrarias que mantuvieron en los últimos meses un
fuerte conflicto con el menemismo: Coninagro, Federación Agraria y Confederaciones
Rurales.
Ya se
realizaron contactos entre los diversos dirigentes empresarios y todo indica que el grupo
productivo será una realidad. La única entidad que todavía se mantiene reticente a
quebrar la vieja estructura patronales la Sociedad Rural. Pero en la UIA confían en que
finalmente se plegará a la propuesta. De no ser así, aseguran, se quedará
también afuera.
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