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Por Laura Vales y Raúl Kollmann A dos semanas de haber asumido, el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense Osvaldo Lorenzo le devolvió ayer a la estructura policial el control sobre la formación de los efectivos de la fuerza. Cuando el ex diputado Luis Lugones fue designado interventor civil de la Maldita Policía dio un paso emblemático: pasó la formación de los uniformados a manos de un civil, creando la Subsecretaría de Formación y Capacitación y disolviendo la Dirección de Institutos, la estructura casi militar que agrupaba a todas las escuelas policiales. Ayer, mediante un decreto ministerial reservado, se volvió a establecer la Dirección de Institutos y se puso al mando al comisario Aldo Burgos. El tema de la formación de los policías es fundamental para darle el perfil a la fuerza. El interventor Lugones y después el ministro León Arslanian insistieron en que los uniformados no pueden seguir siendo formados como una elite militar, incluso con prácticas de servilismo y al margen del resto de los jóvenes del país. La idea era llevar a los policías a las universidades, donde harían sus carreras en investigaciones, seguridad u otras disciplinas científicas, quedando únicamente al margen de ese esquema el entrenamiento físico y de tiro. La forma organizativa de esta estrategia de educación policial fue la disolución de la Dirección General de Institutos, que siempre fue el bastión en el que se formaba a los cuadros con la mentalidad antidemocrática del pasado. Esa Dirección ejercía el control sobre la Escuela Superior de Policía, para jefes, en La Plata, la Escuela Juan Vucetich, para cadetes y oficiales, y la Escuela de Tropas, llamada Dantas, para el resto del personal. Lugones impulsó un cambio revolucionario y simbólico: en lugar de un policía al frente de Institutos, se creó la Secretaría de Formación, con un civil a la cabeza. Además, se creó un centro de formación policial, en el que asumió como titular una mujer civil. Lorenzo produjo ayer una contrarreforma simbólica. En el marco de la Subsecretaría de Formación, en la que está el ex secretario de Cultura de la intendencia de Presidente Perón, Darío Giustozzi, se volvió a dar vida a la Dirección General de Institutos, que controlará a las tres escuelas policiales. Al frente de esa Dirección fue designado el comisario Aldo Burgos, quien hasta hace unos días fue director general de Seguridad. Con este cambio, no sólo se le dio vida a una vieja estructura de la Maldita Policía, sino que se puso allí a Burgos, un hombre de buen trato con Arslanian, que fue así removido de un cargo clave ejercía cierto control sobre la seguridad en toda la provincia, siendo reemplazado por un hombre de confianza de Lorenzo, el comisario Luis Parravicini. En fuentes provinciales, se considera que la recreación de Institutos no va a producir cambios totales en la formación por el simple hecho de que quedan dos meses hasta las elecciones y es imposible modificar los planes de estudio o lanzar nuevos programas. Si gana la Alianza señaló uno de los hombres que trabaja actualmente en formación policial, seguramente va a dar marcha atrás a todo lo que resolvió Lorenzo ayer, y si gana Ruckauf todo indica que se volverá a la estructura militar anterior a las intervenciones. El candidato del PJ ya anunció que quiere un policía al frente de la fuerza, de manera que lo propio hará con la formación. Para Lorenzo, el restablecimiento de Institutos es otro gesto hacia la interna policial. Tal como señaló este diario, sus primeras medidas apuntaron a ubicar a hombres relacionados con los antiguos, poderosos y millonarios comisarios en puestos claves y al mismo tiempo se puso en marcha la reincorporación de cuatrocientos oficiales y suboficiales operativos, es decir hombres acostumbrados a negociar y pactar con delincuentes. Desde el inicio, Lorenzo sostuvo que el divorcio es uno de los mayores factores que crean inseguridad, les reclamó a los padres que le dijeran a los hijos que dejen de delinquir y se mostró en evidente coincidencia con Ruckauf en su estrategia de meterle bala a los delincuentes. Según se dice en La Plata, cada paso que hoy da Lorenzo es acordado previamente con Ruckauf, su mentor.
LORENZO Y LA MALDITA POLICIA
¿Usted cree que si tuviera relación con esa gente la llamaría en este
momento?, preguntó el ministro de Seguridad bonaerense, Osvaldo Lorenzo, para
rechazar una vez más la negociación con los ex hombres fuertes de la Maldita Policía.
Que me investiguen lo que quieran, desafió después, en alusión a la causa
que lleva el procurador general de la Nación, Nicolás Becerra, por presuntas
irregularidades cometidas cuando era juez federal. El cuestionado ministro deberá
explicar el miércoles próximo por qué decidió reincorporar a la fuerza a policías
sumariados, ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Reforma Policial de la
Legislatura bonaerense.
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