Por Alejandra Dandan Afianzada la hipótesis del
atentado, la Justicia investiga la reciente ampliación del circuito rutero de la empresa
Almirante Brown cuyo micro fue destruido, expansión en la que se tocaron
puntos de mucho interés de grandes empresas de ómnibus. Así lo revelaron a Página/12
fuentes vinculadas a la investigación. La entrada de la compañía en el corredor norte
habría agudizado conflictos de intereses. Existen, además, antecedentes en la misma
región. Este diario confirmó que con metodologías similares fueron incendiados en 1997
varios coches de dos empresas de transporte ejecutivo en la ciudad cordobesa de Villa
María. Entre los competidores de esas empresas había algunos que también se disputan
pasajeros con Almirante Brown.
Alsimar Bus SRL es una empresa de larga distancia con asiento en Villa María. Hasta hace
un año Jorge Albert era su dueño. Fernando Albert, su hijo y, entonces, administrador de
la firma, reconoció que a principios del 97 cinco micros de la empresa fueron
incendiados completamente en los talleres ubicados en la ciudad de Córdoba.
Empresarios noveles en el rubro, los Albert abrieron Alsimar en el 93. Nunca
tuvimos amenazas salvo piedrazos típicos en los ingresos a las distintas
provincias, dice. Los conflictos tarifarios con el resto de los competidores
no pasaron de algunas conversaciones, siempre en buen tono. Ese buen tono
acabó una tarde de enero a las 14.30. Entró un grupo en nuestras instalaciones de
la calle Juan B. Justo dice el empresario, controló al personal y derramó
bidones de nafta en cinco coches. Todos se quemaron. La investigación está
paralizada. La familia se deshizo de Alsimar el año pasado. En esa misma ciudad, dos
meses más tarde la flota de la empresa Betel Ejecutivo de Ricardo Tigero, recibió
idéntica intimidación. En lo único que nos asociamos con Betel dice
Albert es que dábamos servicios parecidos en recorridos similares. Accionar
clásico de las bandas mafiosas surgidas a partir de la desregulación de rutas (ver
aparte).
Fernando Albert advierte que son varias las empresas con las que competía Alsimar. Entre
ellas El Tucumano, El Santiagueño y General Urquiza.
Almirante Brown también compite con General Urquiza, aunque originalmente fueron del
mismo dueño: Juan El Linyera Martínez. Ex mecánico y accionista en
Chevallier, dejó esa empresa cuando por un conflicto interno se llevó algunos coches y
puso la propia: Almirante Brown. En el 91 Martínez la vendió a los Serrano y al
mismo tiempo creó General Urquiza.
Hasta 1996, Almirante Brown realizó recorridos de corta y media distancia. Son charters
que aún funcionan entre Bella Vista y Buenos Aires. Un año después compraron los
primeros tres coches para larga distancia. Ese fue el disparador de su crecimiento en el
imperio de las grandes empresas. En marzo del 98, comenzaron a circular regularmente
hacia la frontera con Bolivia. Mes a mes incorporaron nuevos coches: en la actualidad son
veinte.
La ampliación coincidió con nuevos recorridos. Fuentes de la investigación explicaron
que una licitación habilitó la circulación de Almirante Brown por el corredor que
toca ciudades como Santiago del Estero y Tucumán. Es en este recorrido donde
empiezan a competir con pesos pesado. En algunas de esas empresas aparecen nombres
conocidos. En el corredor Buenos Aires-Aguas Blancas, Almirante Brown compite con General
Urquiza, Flecha Bus, La Veloz del Norte, La Internacional, entre otras. En Flecha Bus,
según fuentes de la UTA, Augusto Alasino jefe del bloque de senadores del PJ,
tendría al menos participación accionaria. Hace seis meses Flecha Bus se incorporó al
recorrido hacia Aguas Blancas sumándose así a la competencia con Almirante Brown. Desde
la empresa, Marcelo Serrano, uno de los dueños insiste: Acá hay que pensar a
quién perjudicó Almirante Brown porque sus pasajeros dejaron de viajar en otras
empresas. De hecho, el veloz crecimiento de la empresa es una de las variables
analizadas para estudiar los absurdos motivos que podrían haber activado el bidón que
ahora investiga el FBI. La jueza Alejandra Rodenas, a cargo de la causa, relativizó la
expansión. Yo sé que hay empresas que compiten dijo, sé también del
crecimiento de la Almirante Brown, pero no hay hasta el momento ningún indicio serio para
atribuirle a esta situación el móvil del supuesto atentado.
Lo que hay tras la disputa El trazado de las rutas del transporte de pasajeros de larga distancia es una
madeja en la que se disputan corredores, servicios, horarios, paradas, tarifas y
pasajeros. Antes de la desregulación aplicada por Domingo Cavallo en el 92, los
corredores tenían dueño, pero la modificación de las reglas de juego provocó una
disputa feroz entre las empresas históricas, las nuevas, y una infinidad de formas que
surgieron, como por ejemplo los micros truchos, todos dispuestos a captar con
recursos muy distintos tajadas de un mercado cada vez más alicaído.
Esto no es de ahora, dijo a Página/12 un asesor de la Comisión de
Transportes de la Cámara de Diputados. Hace rato que existen hechos de este tipo,
aunque es cierto que nunca se llegó a tanto. Esta es una guerra entre mafias muy
pesadas.
Según un informe del Ministerio de Economía, hasta el 92 el sector estaba
fuertemente regulado, y concentrado en muy pocas empresas. El 9 por ciento poseía
la mitad del parque del sistema; esto es, unas 14 empresas contaban con una flota conjunta
de más de 1400 vehículos, sobre un total de 2850 unidades. El decreto 958/92 de
Domingo Cavallo desreguló el sistema. Parcialmente sostienen en el despacho
de la diputada Marcela Bordenave, aliancista. La apertura fue muy limitada, porque
sólo pudieron competir los titulares de servicios de transporte público. De todos modos,
la competencia no fue tolerada por ellos mismos.
Para que se entienda mejor el panorama agregó en off un allegado a la
Comisión Nacional de Regulación del Transporte, está por un lado la Fatap, que
agrupa a los empresarios históricos. Y por el otro la Celadi, más nuevos. Pero, además
de competir entre sí, tuvieron que competir contra los micros truchos, contra
la baja del poder adquisitivo, contra la baja de las tarifas de los vuelos de cabotaje que
golpeó muy fuerte al sector. La competencia es feroz, por cada vez menos pasaje.
Apelan a todo y son pesados, fue la definición más común. En
Florencio Varela había una cooperativa que había armado charters a Constitución
aseguró la misma fuente. Tenían todo en regla, pero tocaban los mismos
puntos que una línea histórica. Le cayeron con todo: lobby, policía que los paraba en
la ruta, secuestro judicial de unidades, amenazas. Los dejaron en la lona. |
EL SOSPECHOSO SERIA UN PEON QUE VIVE EN LA
ZONA
Estamos por identificarlo
Los
investigadores del atentado incendiario al ómnibus de la empresa Almirante Brown, que le
costó la vida a doce personas, trabajan sobre una pista firme que permitiría aclarar la
tragedia. Estamos cerca de identificar al hombre que subió al colectivo con el
bolso antes de que se incendiara, dijo una fuente a Página/12. La jueza Alejandra
Rodenas se limitó a ratificar que por ahora hay indicios de que fue un atentado, a
partir del relato de dos testigos que aseguran haber visto a un hombre subir con un
bolso. Uno de los testigos, Fany López, aportó los rasgos con los que se
confeccionó el identikit que, ahora se sabe, respondería a un hombre de 60 años y no de
50 como se dijo inicialmente. Parece que es alguien de la zona, dijo la fuente
que avanzó también en la hipótesis del atentado: todo indica que sería una
cuestión vinculada a las empresas que cubren esta ruta. Los integrantes del FBI que
durante 48 horas recogieron elementos que permitirán establecer cómo y a partir de qué
elemento se desató el fuego, regresaron anoche a Estados Unidos. Los rastros serán
analizados en la base de los federales y se estima que en tres semanas la jueza Rodenas
recibirá un informe.
La partida de los agentes del FBI dejó instalada la hipótesis del atentado. No obstante,
la jueza sostiene que hay que ver qué determinan las pericias, que según la
magistrada pueden demorar alrededor de un mes. En cualquier caso, la pista
más firme es la del atentado a partir del testimonio de dos personas, una de ellas Fany
López. La mujer describió a un individuo que subió con un bolso y que luego se
bajó rápidamente. Según una fuente policial, el chofer abrió la puerta del
baño y en vez de cerrarla la dejó abierta y eso hizo propagar el fuego.
Otra de las pericias hechas fue la del tratamiento de la carrocería, ya que ardió
instantáneamente. Al parecer, la mezcla de sustancias químicas hizo que la temperatura
fuera mayor que la que produce el combustible, a tal punto que hubo vidrios que se
derritieron, sostuvo la fuente.
Ahora, la policía espera conocer resultados preliminares de las pericias químicas para
establecer si el material incendiario podría tener origen en una fábrica de fuegos
artificiales de la zona. Parece que fue un artefacto casero, sin mucha
elaboración, dijo uno de los investigadores.
Al cierre de esta edición, efectivos de las TOE efectuaban procedimientos en la zona
rural cercana a Fighiera para tratar de dar con el sujeto descripto por dos pasajeros que
según los propios investigadores sería un peón de la zona.
Mientras, los efectivos del FBI cargaron sus equipajes alrededor de las 11 y fueron
trasladados con custodia de las TOE hasta Buenos Aires para abordar el vuelo de United
Airlines que a las 21.40 de anoche partió a Estados Unidos.
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