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COMO SE VIVE LA REVOLUCION DE CHAVEZ EN DIAS DE CONSTITUYENTE
En la calle venezolana, temor y esperanza

Venezuela protagoniza en estos días una revolución política completa que entusiasma a muchos y asusta a otros. La Asamblea Constituyente de Hugo Chávez lo rehace todo sobre las ruinas dejadas por la corrupción y por el fin del boom petrolero.

Rapiña: 23 millones de venezolanos, el 80 por ciento de ellos pobres, achacan sus atribulaciones a la rapiña sufrida a manos de los políticos de siempre.

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Presidente Hugo Chávez, en uno de sus frecuentes contactos directos con la gente.
Con las ganancias del boom petrolero, la dirigencia tradicional empezó a cavar su propia fosa.


El País de Madrid
Por Javier Moreno Desde Caracas

t.gif (862 bytes) Venezuela vive los últimos días de la IV República. Y, si ha de morir, lo hará a manos del presidente Hugo Chávez y sus aliados, que buscan con su mayoría en la Asamblea Nacional Constituyente enterrar la Carta Magna vigente, acabar con la Corte Suprema, disolver el Congreso y escribir a su gusto una nueva Constitución que les permita poner coto a los bandidos que asaltaron el presupuesto nacional durante cuatro décadas, según cree la mayoría de venezolanos que llevó al antiguo teniente coronel sublevado a la presidencia en las elecciones de diciembre pasado.
El ambiente que se respira en el país es de convención revolucionaria, y en los pasillos y despachos del nuevo gobierno se recogen declaraciones como las del ministro de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel, de 70 años, quien asegura que en Venezuela “la corrupción es lo único que funciona”, pues durante los 40 años en que se alternó en el poder la clase política tradicional, socialdemócratas y democristianos, fue mucha la desvergüenza en el robo. El ministro, considerado por muchos como la cara inteligente y amable del gobierno, revela sin indignarse el alcance del despojo sufrido por su país en las últimas décadas. “Los depósitos de venezolanos en el extranjero suman 90.000 millones de dólares, tres veces la deuda externa del país, provenientes de las grandes fortunas que se amasaron”, detalla Rangel. Veintitrés millones de venezolanos, el 80 por ciento de ellos pobres, achacan sus atribulaciones a la rapiña sufrida a manos de los políticos de siempre, barridos de la presidencia por Chávez, y parecen inclinados a entregar al nuevo líder los últimos resortes del Estado en la votación de hoy, para terror de los pudientes.
En las calles, mientras, suceden cosas no menos extraordinarias. En consonancia con otros chavistas, la funcionaria Carmen, con 20 años en el Ministerio de Transportes, acude desde hace días a las puertas del Congreso a pedir que se pase “por la piedra” a los diputados de la oposición. Tantos y tan gruesos fueron sus insultos el jueves pasado, que legisladores socialdemócratas, normalmente amedrentados por la turba que a diario exige su colgamiento, esta vez le respondieron:
–No te linchamos porque ya estás viejita.
–Conmigo no se atreven, bola de maricones, que sólo saben robar.
Sublevada, la funcionaria explica a quien quiera oír cómo se mete mano en la caja oficial, se roba con descaro en los presupuestos y contratos, y se amasan fortunas con comisiones inconfesables. “Pilas de billetes se llevan. Bien lo sé yo, que llevo muchos años en el ministerio”, declara.
–¿Y usted no roba?
–Yo no puedo.
Ese es el punto clave. Los más escépticos respecto de la revolución moralizadora de Chávez sospechan que el que no roba en Venezuela es porque, en efecto, no puede, y desconfían de que la nueva Constitución vaya a cambiar nada, como no frenó el latrocinio la Carta Magna de 1961, la moribunda, en expresión del presidente.
“La rabia no es porque roben, sino porque no les dejan nada que robar”, sostiene, siempre polémico, Manuel Caballero, de 67 años, “en la oposición desde los 15”, catedrático retirado de Historia de la Universidad Central de Caracas, escritor y uno de los columnistas más temidos por todos los inquilinos del palacio presidencial de Miraflores en las tres últimas décadas, incluyendo el actual. Caballero afirma que la lucha anticorrupción ha sido la cantilena de los ejecutivos venezolanos desde que él se acuerda, y advierte contra la presunción de honestidad de Chávezy los suyos. “Todo el mundo está contra la corrupción, como contra el pecado, pero todo el mundo peca, porque es muy sabroso”.
Sin torcer mucho las cosas, en Venezuela rige estos días la perplejidad sincera de aquel viejo gobernador mexicano que se asombraba de que sus sucesores en el cargo no dispusiesen de dinero para contentar a los más miserables y mantener con sobornos su base política tradicional. Durante muchos años, el dinero sí alcanzó, y a chorros, a amplias capas de la sociedad venezolana. Fue cuando el brusco incremento de los precios del petróleo en 1973 convirtió a este país, la mayor reserva de crudo fuera de Oriente Medio y tercer exportador mundial, en un paraíso en el que las clases medias cambiaban de coche cada año, el Estado mantenía aplacados a los más miserables con largueza en forma de subsidios, y la corrupción se entendía como una forma más de repartir la riqueza, de “privatización de los recursos públicos”, en expresión de Caballero. “Desde 1973 entró tanto dinero en el país, que prácticamente no se sabía qué hacer con él”.
De esa tesis, que la súbita riqueza de Venezuela comenzó entonces a cavar la tumba de las instituciones políticas hasta desembocar en la crisis que hoy se ventila en las calles, participa también Eduardo Roche Lander, contralor general de la República (equivalente a presidente del Tribunal de Cuentas) y crítico sin remilgos de la última Administración, la del presidente Rafael Caldera, corrupta como las anteriores.
“Desde la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez aumentaron tanto los precios del petróleo que se produjo un caudal de riqueza no trabajado. La gente consideró que había que participar de ese dinero y redistribuirlo como fuera, de forma sana o insana”, explica Roche Lander en su despacho de la Contraloría. Pero 20 años después, el precio del petróleo no es ni sombra de lo que fue y, agotado el maná milagroso por el saqueo, apenas queda qué repartir. “Eso produce desencanto en la población”, cuenta Roche Lander. “Si el país es rico y yo no, razona la gente, es porque hay alguien en el medio que se queda con todo: el gobierno y los partidos políticos”. A medida que el dinero que chorreaba de arriba abajo y mantenía el sistema bien engrasado dejó de fluir creció el descontento social.
“El pueblo venezolano no podía soportar que este país, que manejó miles de millones de dólares, estuviese empobrecido como un país africano”, sostiene el ministro de Exteriores. El descontento y el resentimiento de la mayoría acabaron por calentar los cascos de los militares, y en 1992, Chávez se levantó para acabar con la República que se repartían a su beneficio los dos grandes partidos, el socialdemócrata Acción Democrática (AD) y el democristiano Copei, de izquierdas uno, de derechas otro, ladrones todos, según el militar. No lo logró. Pero ahí inició la campaña electoral que lo llevó a la presidencia hace seis meses, y hoy está a punto de culminar con la revolución, que él denomina bolivariana, y que sus enemigos tachan de autoritaria y peligrosa para la democracia.
¿Salvará la nueva Constitución a Venezuela? “La corrupción es difícil de combatir, tiene atrapados al Poder Judicial y a los organismos de investigación”, mantiene el ministro de Exteriores, y por eso se necesita arramblar con toda la estructura del Estado y acabar con el predominio de los políticos tradicionales, en sustitución de los cuales Chávez ha nombrado a numerosos militares, compañeros de asonada en 1992 la mayoría.

 


 

LOS ABOGADOS DISCUTEN SU DEFENSA
Enfermando otra vez a Pinochet

t.gif (862 bytes) Los abogados españoles del ex dictador chileno Augusto Pinochet se reunirán hoy en Londres con su cliente, con el objetivo de discutir la estrategia para su defensa antes de que comience el juicio que decidirá si es extraditado a España. Los abogados adelantaron que pedirán nuevos informes médicos antes del inicio el 27 de setiembre de este juicio, acto que podría imitar el bufete de abogados británico que defiende a Pinochet. Si los nuevos estudios confirman la conclusión de un análisis médico entregado recientemente al gobierno británico –que consideraba probable que el ex dictador no sobreviva al proceso– harían factible su liberación por “razones humanitarias”. En Chile, el titular de las Fuerzas Armadas, Ricardo Izurieta, afirmó ayer que su apoyo, el sábado, a la amnistía para los represores chilenos representaba la posición del cuerpo militar.
Uno de los motivos de la reunión de hoy sería que el ex dictador reciba una segunda opinión sobre la situación que le plantean sus abogados británicos. “Nuestro cliente desea hablar con nosotros por la cuestión idiomática –explicó Stampa Braun antes de partir de España– para que le expliquemos de la manera más clara posible la situación y lo que nosotros vemos”. Braun y su colega Fernando Escardó se encontrarán hoy en la casa que el senador vitalicio alquila al suroeste de Londres. También acudirá el brigadier general Juan Carlos Salgado, el enlace con las fuerzas armadas chilenas. En el encuentro se abordará además qué acciones tomar en caso de que el tribunal británico falle a favor de la extradición a España. Braun consideró que “es un caso que va a dar mucha guerra”.
La salud del ex dictador se perfila como el elemento clave en el juicio, y su equipo de defensa británico se prepara para basar su defensa en ella. Según informó ayer su abogado Stephen Gentle, el estado del general es cada vez más preocupante, y se decidirá “en pocos días” si se ordenan nuevos análisis médicos. Otro abogado del equipo confirmó que “estamos considerando argumentar el tema de la salud de nuestro cliente (dada) la percepción generalizada de que se ha deteriorado”. El estado de salud del ex dictador había sido puesto en duda por un informe presentado por los partidarios de Pinochet, firmado por el médico personal del general, Helmuth Hernández, y por el médico británico que lo trató desde su arresto, Michael Loxton. En él, se detallaban 13 enfermedades que estarían aquejando al ex dictador, entre ellas diabetes, problemas cardíacos y de la próstata, artritis y asma. La conclusión era que existía un grave riesgo de que el ex dictador muriera durante el proceso judicial. La organización de derechos humanos Amnesty International (AI) cuestionó la validez del informe, argumentando que sólo un médico designado por los tribunales podía presentar un informe que detenga el proceso de extradición. Pero el ministro del Interior Jack Straw pareció prepararse para esta contingencia la semana pasada, cuando ordenó un informe sobre cómo podría liberar a Pinochet por razones de salud.
La otra alternativa para evadir el proceso de extradición, el arbitraje internacional, fue atacada ayer por el Colegio de Abogados de Inglaterra, que agrupa a 75.000 profesionales. La organización afirmó que el destino de Pinochet debe ser decidido por “el proceso adecuado en un tribunal judicial”.

 

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