Antonio
Domingo Bussi soportó ayer el primer paro general de su gestión. Fue convocado por la
CGT regional a instancias de los trabajadores municipales que desde hace 20 días reclaman
por los dos meses de sueldo que aún no lograron cobrar. Adhirieron a la medida una docena
de gremios provinciales alarmados por los desequilibrios de la economía provincial de los
que pueden ser sus próximas víctimas. Dos mil personas se apoderaron durante la mañana
del centro de la ciudad donde los negocios permanecieron con las persianas bajas y las
calles sin tránsito. Osvaldo Acosta, dirigente de los municipales, vaticinó desde los
altavoces y bajo la mirada prudente de 500 policías apostados a la distancia: Si la
crisis salarial no se soluciona, se viene el tucumanazo.
Si no media un salvataje económico de último momento, todo indica que Bussi abandonará
la casa de gobierno de Tucumán tal como llegó a ella por primera vez, cuando fue
designado interventor en la provincia por la dictadura militar: a sangre y fuego. Ayer
bien temprano, a las siete de la mañana, una sucesión de bombas de estruendo que
estallaron en el cielo de San Miguel de Tucumán imitaron las salvas militares que suelen
anunciar el inicio de un día más patrio que los demás. Un día especial para el ex
general Antonio Domingo Bussi que desde la ventana de su despacho en la gobernación
tucumana comenzó a divisar las primeras columnas de humo que se desprendían de los
neumáticos apilados y prendidos fuego por los sindicalistas en los principales accesos al
casco céntrico de la capitalprovincial. El renegrido panorama, alejado de las litúrgicas
ceremonias castrenses por las que el ex dictador debe haber sentido nostalgia, lo
convenció de disponer de inmediato un asueto en todas las escuelas y ordenar el
despliegue de 500 policías para garantizar la seguridad de edificios públicos y
controlar a prudente distancia la protesta que estaba a punto de ponerse en marcha.
Apenas pasadas las 10, dos mil personas convergieron hasta la Plaza Independencia, frente
a las puertas de la sede del gobierno tucumano, donde reclamaron por los sueldos de los
municipales a los que se les adeudan los salarios de junio, julio y medio aguinaldo. La
movilización que esta vez transcurrió sin incidentes formó parte de las actividades
programadas durante la jornada del paro por 24 horas dispuesto por la CGT regional.
Adhirieron a la medida, además de los municipales, los agentes públicos provinciales,
los docentes, los empleados de la sanidad y la Asociación de Pequeñas y Medianas
Empresas.
La magnitud de la protesta llegó hasta el Ministerio del Interior. El jefe de la cartera,
Carlos Corach, no descartó el envío de efectivos de la Gendarmería nacional a la
provincia si fuera necesario. Aunque nada dijo sobre la ayuda del gobierno
central ante los desesperados pedidos de dinero del ex aliado del menemismo que no tiene
fondos para apagar el incendio que se le viene. Bussi, agazapado en la retirada desde que
su partido (Fuerza Republicana) fue derrotado las elecciones provinciales, aseguró que la
protesta de ayer forma parte de la campaña psicológica montada para deteriorar su
imagen.
EL GASODUCTO ARGENTINO-CHILENO
Un acto a cara de Perro
La policía
jujeña impidió que integrantes del Frente de Gremios Estatales que encabeza Carlos
Perro Santillán aprovecharan el acto de inauguración del gasoducto que
unirá Jujuy y Salta con Chile para repudiar la presencia de Carlos Menem en la provincia
y abochornarlo ante su par chileno Eduardo Frei, presente en la ceremonia. Los
manifestantes respondieron a la represión atacando a los ómnibus que transportaban a
empresarios y periodistas hasta la planta, en cercanías del estadio del Club Gimnasia y
Esgrima. Ocho sindicalistas quedaron detenidos.
Apenas unas horas antes de que Carlos Menem y su par chileno, Eduardo Frei, partieran con
sendos tijeretazos la cinta que simbolizaba la inauguración del gasoducto de Atacama
que une las provincias de Salta y Jujuy con el territorio trasandino efectivos
de la policía jujeña reprimieron con balas de goma, granadas de gas lacrimógeno y
bastonazos a un grupo de empleados estatales que intentaron llegar hasta las cercanías
donde se desarrollaba el acto para repudiar la presencia del mandatario argentino en suelo
jujeño.
La protesta, encabezada por Carlos Perro Santillán, fue interceptada por la
guardia de infantería a unos trescientos metros del lugar en el que se llevó a cabo la
inauguración de la obra que reconoce antecedentes polémicos. Su construcción originó
una serie de desencuentros entre los dirigentes políticos provinciales y protestas en
varias de las localidades afectadas al trazado del conducto gasífero, que argumentaron
las consecuencias negativas que el mismo generaba en el medio ambiente de sus comunidades.
La obra obligó el desplazamiento de grupos indígenas que vieron partidos en dos sus
territorios de pastoreo ya que las tuberías funcionan como paredes que no permiten el
paso de los animales. La obra que demandó una inversión de 850 millones de dólares,
parte de la localidad de Cornejo, en Salta, y pasa por todo el territorio de Jujuy hasta
la ciudad portuaria de Mejillones en el norte de Chile. La ceremonia se realizó primero
en el paraje jujeño de El Arenal y luego la comitiva se trasladó a Chile para continuar
con el acto. El presidente Menem viajó en el Tango 01 acompañado por el
ministro de Educación, Manuel García Solá y el canciller Guido Di Tella, quien sufrió
una indisposición (ver aparte). Los disturbios entre los combativos municipales y la
policía dejaron como saldo una docena de heridos leves.
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