Por Nora Veiras La Corte Suprema de Justicia
se pronunció a favor del reclamo de los militares, en actividad y retirados, que por esa
vía solicitan el blanqueo de las sumas no remunerativas ni bonificables de sus salarios.
El fallo tiene implicancias desestabilizantes en el presupuesto público. Los cálculos
más optimistas de los abogados de los uniformados estiman que la erogación acumulada,
retroactiva a 1991, requerirá una masa de 4 mil millones de pesos. A sabiendas de las
consecuencias económicas del blanqueo, los supremos abrieron el paraguas y advirtieron
que el Estado cuenta con normas en vigencia que le permiten cancelar las
obligaciones no en forma inmediata. Claro que el próximo gobierno no podrá eludir
el compromiso.
La historia se remonta a 1991-1992, en ese momento para compensar los postergados sueldos
de los militares en actividad se dispuso incorporar a sus salarios unos suplementos por
responsabilidad de cargo o función y por calidad de residencia.
Como esos adicionales no fueron incorporados al haber básico, no se practicó sobre ellos
descuentos previsionales y los retirados no recibieron ninguna recomposición. Ante esa
discriminación, iniciaron una demanda judicial. En ese momento, el Ministerio
de Defensa trató de conjurar el planteo y ofreció extender el pago de esas sumas a ese
sector siempre y cuando los abogados resignaran sus honorarios. Se hizo el acuerdo, pero
luego los retirados iniciaron demandas para que esos suplementos se incorporaran al
básico. El proceso avanzó en los tribunales con sentencias favorables en primera y
segunda instancia y entre 3 y 5 mil retirados empezaron a cobrar la retroactividad hasta
tanto se pronunciara la Corte.
El abogado Rafael Flores, cuyo estudio representa unos siete mil casos, estimó que
un general retirado ya lleva cobrados entre 60 y 65 mil pesos, lo cual equivale a
unos 500 pesos por mes, un coronel entre 50 y 55 mil pesos y un mayor cerca de 35 mil
pesos. El blanqueo supone un incremento de entre el 30 y el 35 por ciento del
salario. El Estado autorizó el pago a condición de que en caso de que la Corte Suprema
de Justicia revocara los fallos favorables, los damnificados devolvieran el dinero. El
cumplimiento de las sentencias ya generó situaciones totalmente anormales: alrededor de
1000 retirados ya están cobrando más que quienes tienen la misma jerarquía pero están
en funciones.
En 1996, los oficiales en actividad, ante la inminencia de la caducidad de la posibilidad
de iniciar planteos judiciales, empezaron a elevar reclamos administrativos ante los jefes
de las distintas Fuerzas Armadas y de Seguridad. En el caso del Ejército, el general
Aníbal Laiño emitió un radiograma que dio luz verde a sus hombres. Los reclamos
en ese sentido son estrictamente personales y fuera del ámbito de la fuerza,
leyeron los uniformados y los abogados se lanzaron a cazar clientes. Flores señaló que
el 90 por ciento del personal en actividad inició juicios. En este momento debe
haber unas 200 mil demandas del Ejército, la Aeronáutica, la Armada, la Policía
Federal, el Servicio Penitenciario y, en menor medida la Gendarmería. El abogado
consideró que para satisfacer los reclamos del personal en actividad se necesitarían
unos 120 millones de pesos mensuales.
Durante la gestión de Domingo Cavallo como ministro de Economía, el gobierno consiguió
la sanción de la Ley de Emergencia Previsional que le puso un tope a los montos
indemnizatorios que podrían cobrar los jubilados que ganaron juicios por irregularidades
en al liquidación de haberes. La Corte Suprema avaló esa ley y sentó jurisprudencia al
ratificar que los reclamos sólo podrían ser satisfechos en la medida que el Estado tenga
recursos para pagarlos. En el caso del blanqueo de los adicionales de los haberes
militares, los ministros apelaron a ese antecedente al decir que la cancelación de la
deuda no será en forma inmediata pues está supeditada a los futuros presupuestos a
aprobar por el Congreso. Hasta el momento,la mayoría de los retirados, cuyos casos
obtuvieron sentencia cobraron el 85 por ciento en efectivo y el resto en bonos. Ahora los
plazos podrían extenderse, pero ya no hay dudas sobre la razonabilidad del
reclamo, explican los abogados.
Otro de los argumentos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad es que tanto al personal en
actividad como en retiro se le aplica un descuento del 11 por ciento en sus haberes para
sostener la Caja Previsional y estas se achican por la cantidad de sumas en
negro que engruesan los sueldos. Los oficiales pasaron el día de ayer buscando
precisiones sobre los alcances del fallo judicial. La forma en que se calculará la
retroactividad y el tiempo en que se efectivizará el pago son las dudas que los
inquietaban.
Argumento peligroso Un tufillo preelectoral detectaron los abogados en el fallo de la Corte
Suprema de Justicia. Esto puede ser visto como un acuerdo con el gobierno con vistas
al 24 de octubre, pero es un arma de doble filo: pueden empezar a caer los reclamos de
otros gremios, comentó un habitué a los pasillos de Tribunales.
La composición de los haberes de los docentes es un caso similar al de los uniformados.
Como la fuerte incidencia de la antigüedad sobre el sueldo básico implicaba una alta
erogación de recursos, la Nación y los distintos gobiernos provinciales fueron
encontrando atajos para recomponer el sueldo de los activos con sumas no remunerativas y
no bonificables. Los gremios reclaman el blanqueo de los sueldos en negro pero
los gobiernos eluden el tema.
A partir de ahora, el fallo de la Corte Suprema de Justicia puede ser invocado como un
argumento peligroso si se siguen liquidando haberes sin los correspondientes
descuentos previsionales. |
|