Por R. K. Si a mí me hubieran dejado hacer un
procedimiento la noche anterior a la muerte de Cabezas, el asesinato no se hubiese
cometido. Estas palabras se las dijo un ex oficial de la Bonaerense, que lleva
actualmente seis meses detenido, a Gustavo Prellezo en la cárcel de La Plata. Prellezo lo
contó ayer ante el fiscal Ismael Molas. El misterioso testigo, del cual no trascendió la
identidad, podría declarar ante el fiscal la semana próxima, siempre y cuando se le
garanticen condiciones de seguridad. La base del relato del policía-testigo es que en
Pinamar existía una banda de narcopolicías, que distribuía los estupefacientes con
protección del jefe de la zona, el comisario Alberto La Liebre Gómez, y
Cabezas fue asesinado por alguna circunstancia relacionada con esa banda. Molas prometió
investigar el caso y seguramente pedirá una copia de todos los tramos de la causa Cabezas
en los que se habla de drogas. La gran duda es si Prellezo introduce la cuestión de las
drogas para que el expediente pase a la justicia federal más controlada por la Casa
Rosada y más adversa a Eduardo Duhalde o porque apunta a la llamada pista policial,
que por razones políticas nunca se investigó.
Prellezo, principal acusado del asesinato de Cabezas, sostuvo ante Molas que era conocido
que Gómez era parte de la distribución de drogas en Pinamar, al punto que en diciembre
de 1996, un mes antes del crimen, apareció una pintada en la calle Libertador al 800 en
la que decía textualmente Gómez, dejá de vender droga en Ku. Ku era el boliche de onda
de la zona.
De todas maneras, el grueso de la declaración de Prellezo estuvo dedicado a presentar a
su testigo-policía. Según Prellezo, este hombre está detenido desde hace seis meses
porque le habrían armado una causa: Los policías de Pinamar le dibujaron una
acusación por ser autor intelectual de un robo calificado, relató Prellezo. Lo
cierto es que el testigo estaría dispuesto a declarar la semana que viene pero reclama
dos condiciones de seguridad, presentarse en la causa con identidad reservada y que se le
otorgue protección a su familia.
El primer paso de Molas será encontrar un juez que tome la causa abierta por la denuncia
de ayer. Prellezo y su abogado, David Lettieri, recusaron al juez federal de Dolores,
Hernán Bernasconi, ya que el magistrado y el ex policía actuaron juntos en la
cuestionada instrucción del caso Coppola. La solución estaría entonces en que la
investigación la tome un conjuez de Dolores o bien un juez federal de Mar del Plata.
Mientras esto se decide, Molas dijo que pedirá copia de todas las partes del expediente
Cabezas en las que hay mención del tema de las drogas. Ayer, durante su exposición,
Prellezo fue mencionando varios números de fojas en los que ya aparecían elementos que
según él coinciden con los dichos de su testigo.
Con esta denuncia le dijo ayer Lettieri a este diario no pretendemos
pasar la causa al fuero federal. Lo que buscamos es que se investigue la organización de
narcotráfico que existía en la zona y que efectivamente pudo tener relación con el
asesinato. Toda la pesquisa se orientó únicamente a la pista Yabrán. Nunca se quiso
investigar la vertiente que unía a delincuentes, drogas y policías.
Este es justamente uno de los puntos más controvertidos de esta nueva ofensiva de
Prellezo. La investigación del caso Cabezas siempre estuvo dominada por la guerra entre
Menem y Duhalde. Permanentemente flotó en el ambiente que los abogados de Yabrán y la
Casa Rosada hacían esfuerzos para que el expediente pase a la justicia federal, más
dominada por el gobierno nacional, en tanto Duhalde quiso siempre que no se mueva del
ámbito provincial, donde él y los hombres de la Policía Bonaerense juegan de locales.
Lo fundamental sería poner al margen esa puja política y evaluar las pruebas concretas
que aporten la semana próxima Prellezo y su testigo estrella.
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