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INSOLITO ROBO DE CRUDO EN UN OLEODUCTO NEUQUINO
Amigos del petróleo ajeno

En lugar de probar con gasolina o nafta, fueron directamente a las fuentes: el fin de semana perforaron el oleoducto de una firma privada y se llevaron 80 mil litros de petróleo.

En la zona son frecuentes las “pinchaduras” de ductos que llevan productos ya refinados.
Pero es la primera vez que ocurre el robo de crudo, poco apto para vender en el mercado negro.

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Por Pedro Lipcovich

t.gif (862 bytes) La oleosa ola delictiva llegó a los oleoductos: amigos del petróleo ajeno, mediante un agujerito de sólo 11 milímetros de diámetro, se apropiaron de 80.000 litros del oro negro, a 120 kilómetros de la capital de Neuquén. “Es la primera vez que recibimos una denuncia así”, confió a este diario el comisario de la zona donde, en cambio, son frecuentes las “pinchaduras” de conductos que llevan combustibles ya procesados como la gasolina. La empresa propietaria del oleoducto consideró el robo como “un episodio menor”. Página/12 investigó los detalles del hecho, de modo que los lectores que posean oleoductos sabrán, de aquí en más, cómo protegerlos.
Los émulos de Boogie “El Aceitoso” operaron en el oleoducto propiedad de la empresa Pan American Energy, que une el paraje de Lindero Atravesado -donde están los yacimientos– con la localidad de Centenario, a 80 kilómetros de la capital provincial. Aprovecharon la disminución de personal de mantenimiento durante el pasado fin de semana largo. El subcomisario Ramón Pacheco, de la comisaría 5ª de Centenario, explicó a este diario que “para la policía es imposible vigilar la extensión de un oleoducto, y las empresas tienen sus propios servicios de seguridad”.
El volumen sustraído, según la denuncia de la empresa, es de 80.000 litros. Mario Calafel, vicepresidente de asuntos públicos de la petrolera, dijo que esa cantidad “tiene un valor inferior a 10.000 dólares. En términos de la producción de la compañía, es un tema menor pero plantea una cuestión logística interesante: tuvieron que hacer un pozo de hasta un metro y medio de profundidad y saber cómo perforar el caño”.
Según averiguó este diario, los petroladrones actuaron provistos de un taladro a batería, ya que uno eléctrico hubiera producido un incendio. Utilizaron una mecha de 11 milímetros, le hicieron una rosca al agujero con una fresa e instalaron una canilla de bronce (una de hierro se hubiera calentado por la fricción del líquido, produciendo un incendio). Para extraer el petróleo, aprovecharon el lapso en que, al entrar en funcionamiento las bombas del oleoducto, aumenta la presión. En estas condiciones, por ese agujerito, “en pocos minutos se llena un camión de diez mil litros”, afirmó un experto policial.
Las huellas encontradas en el lugar indican que los oleodelincuentes utilizaron un camión tanque con el que habrían hecho cuatro viajes hasta totalizar la cantidad sustraída. Los investigadores examinan la posibilidad es que los oleotraficantes hayan vendido la sustancia a agricultores de la zona para encender los “humos” que evitan las heladas de los cultivos en un invierno especialmente riguroso.
El ingeniero Eduardo Braganza, director del Departamento de Geología y Petróleo de la Universidad del Comahue, observó que “si bien el petróleo que transporta ese gasoducto es muy liviano, bastante próximo a la gasolina, no puede ser utilizado como combustible en motores, salvo para ciertas calderas. En los gasolinoductos de la zona, siempre hubo pequeños robos, porque ese combustible puede mezclarse con la nafta”.
Por lo demás, “agujerear un caño de oleoducto no es difícil ni peligroso para una persona que tiene las herramientas y sabe hacerlo, y en la zona hay mucha gente que trabajó en petróleo y tiene los conocimientos”, comentó Braganza, y precisó que “en la zona, la producción diaria de cada pozo va de 5000 a 30.000 litros, de modo que, para la actividad petrolera, éste puede considerarse un robo de gallinas, aunque, en este caso, digamos que se robaron una gallina muy gorda”.

 


 

SERAN VENDIDAS LAS TWIN TOWERS
Una transacción gemela

t.gif (862 bytes) Constituyen uno de los símbolos de Nueva York. Alguna vez, incluso, desplazaron en altura con sus 109 pisos a otro icono de la ciudad, el Empire State Building. Otra vez fueron blanco de un atentado terrorista. Ahora, las hiperfamosas Torres Gemelas o, según el nombre oficial, el World Trade Center, serán vendidas. La operación se convertirá en la mayor transacción de ese tipo en Nueva York: la venta está estimada en 1500 millones de dólares.
En las torres, construidas entre 1966 y 1977, tienen oficinas unas 450 empresas. Todos los días, el movimiento allí es de alrededor de 50 mil empleados. En el subsuelo funciona un amplísimo complejo comercial conectado al subterráneo. Allí fue donde en 1993 estalló una bomba que provocó seis muertos y más de mil heridos.
Lewis Eisenberg, máximo representante de Port Authority, el ente público propietario de las torres, ya había anunciado hace cuatro años la intención de venderlas o entregarlas en concesión. Ahora finalmente espera concretar la operación que podría desplazar en el ranking de las ventas más exitosas al Rockefeller Center vendido en 1996 en 1200 millones de dólares.
Como operación inmobiliaria, las torres se convirtieron en “el trofeo de los trofeos”, comentan los empresarios del rubro inmobiliario neoyorquino. Eso sí: antes de adquirirlas, los futuros dueños deberán hacer bien los cálculos. Port Authority, por ser un ente público, paga de impuestos por los 64 mil metros cuadrados que suman los dos edificios la friolera de 26 millones de dólares por año al municipio de la ciudad. Un privado, se estima, deberá pagar unos 75 millones más.

 

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