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Carlos Menem y Eduardo Frei volvieron a coincidir ayer en un tema que les importa mucho, aunque por distintas razones: la necesidad de que el ex dictador Augusto Pinochet vuelva a Chile. Y lo hicieron con una medida conjunta: el chileno reiteró que su país no asistirá a la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebrará en noviembre en La Habana, mientras no se respeten los acuerdos suscriptos en materia de gobernabilidad y extraterritorialidad de la Justicia, y Menem respaldó esa postura, subrayando su total lealtad a las disposiciones de Frei. Frei hizo ese anuncio durante la conferencia de prensa que ofreció en el Palacio de la Moneda junto con Menem, de visita oficial en el país. La posición nuestra ha sido clara y precisa desde finales del año pasado; nosotros pensamos como país, y esa es mi decisión personal, que nosotros no vamos a concurrir mientras no se respeten los acuerdos que hemos firmado, recalcó el mandatario chileno. La tesitura del presidente democristiano es la respuesta del gobierno chileno a la decisión del Ejecutivo español de tramitar la solicitud de extradición de Augusto Pinochet solicitada por el juez Baltasar Garzón, quien procesó al ex gobernante por genocidio, terrorismo y torturas. Menem, por su parte, y sobre el problema de las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el régimen militar de Augusto Pinochet, dijo que no tengo duda de que este tema, que es auténticamente interno de la República de Chile, lo van a resolver los chilenos. Ahora, cuando hay injerencias extrañas, la cosa cambia, y esto no lo podemos permitir, al menos los chilenos no lo van a permitir, agregó. Es muy difícil opinar sobre ese tema, es una cuestión donde tienen que opinar los dirigentes de todos los sectores de la comunidad chilena, sostuvo. Los motivos de tanta coincidencia no dejaron de mostrarse: aludiendo implícitamente a las medidas adoptadas por el juez Baltasar Garzón en el marco de la investigación judicial de la Operación Cóndor, Menem comentó que cuando a algún juez español se le ocurrió solicitar la extradición de muchos militares argentinos, nos creó un problema más o menos similar al que tiene Chile. La Operación Cóndor fue la coordinación de las policías secretas de las dictaduras militares de los países del Cono Sur latinoamericano en los años setenta con el fin de liquidar a sus opositores políticos. Por eso nosotros estamos acompañando a Chile en este tema que hace (afecta) a la soberanía, a la territorialidad, sobre el que hemos conversado en muchísimas ocasiones con otros países de la región y que hemos pactado. El gobierno chileno ya había anticipado meses atrás que a raíz de la detención en Londres del general Augusto Pinochet, condicionaría su presencia en la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebrará en noviembre próximo en La Habana. El senador vitalicio fue arrestado el 16 de octubre de 1998 en la capital británica, coincidiendo con la celebración de la VIII Cumbre Iberoamericana, celebrada en Oporto (Portugal). En esa reunión se acordó el rechazo a la aplicación extraterritorial de las leyes nacionales, lo que a juicio del Ejecutivo chileno se cumplió con el caso Pinochet, cuyo proceso de extradición a España comenzará el próximo 27 de setiembre en Londres. No obstante, el Partido Socialista (PS) de Chile acordó recomendar al presidente Eduardo Frei que asista a la IX Cumbre Iberoamericana, el próximo noviembre, aun si entonces no se ha resuelto el caso del general Augusto Pinochet, según dijo ayer el presidente de esta formación política, el senador Ricardo Núñez. El acuerdo fue adoptado en un consejo general que el PS celebró el pasado fin de semana, en reacción a las informaciones oficiales de que Frei no asistiría a la cita, prevista en La Habana, si antes no se resuelve el caso de Pinochet. Chile sigue estando profundamente dividido respecto del tema, si bien Frei aparece prácticamente obligado a defender la soberanía de la tortura para contener a su poderoso frente interno militar. En recientesencuestas, las posiciones de los chilenos en torno de la vuelta o procesamiento en el exterior de su ex dictador aparecieron bastante parejas, aunque es un secreto a voces que gran parte de la clase política, incluida la derecha de Joaquín Lavin y su Unión Democrática Independiente, prefiere que Pinochet esté afuera por lo menos hasta las elecciones presidenciales de diciembre, por los efectos que podría tener el espectro de un juicio en Chile.
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