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El Tío Sam está logrando poco a poco lo que quiere: que los países fronterizos de Colombia bloqueen el flujo de suministros a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El diario brasileño Jornal do Brasil informó ayer que la Policía Federal del país, con apoyo de las Fuerzas Armadas, vigilará las vías fluviales en la región del Amazonia, por donde se transportan abastecimientos para las FARC. La medida estaría ligada a la visita del zar antidrogas norteamericano Barry McCaffrey a Latinoamérica, y el diario adelantó que el gobierno de Brasilia pedirá una mayor cooperación entre ambos países en la lucha antinarcóticos. Por su parte, las Fuerzas Armadas peruanas aseguraron ayer que redoblarían la vigilancia en la frontera, especialmente en los ríos, para impedir la infiltración de narcotraficantes o guerrilleros al país. La inspiración para el bloqueo a la guerrilla proviene claramente desde Estados Unidos, que según el Jornal do Brasil, está orientando a los propios militares colombianos en una operación para cortar, desde fuera del área controlada por los guerrilleros, sus rutas de abastecimiento de armas y alimentos. El diario agrega que los norteamericanos consideran que la operación todavía no ha surtido efecto dado que los guerrilleros siguen siendo abastecidos desde Manaus (en el norte de Brasil) a través del río Amazonas y sus afluentes. Es justamente este agujero en el cerco colombiano el que Brasil se aprestaría a sellar, controlando la entrada y la salida de embarcaciones, principalmente a través del río Icana, para el municipio colombiano de Mitu. Esta versión es reforzada por un artículo publicado el miércoles del diario O Globo, que aseveraba que durante una visita oficial a Brasil, el comandante del Comando Sur norteamericano, Charles Wilhelm, ofrecerá dinero y equipo militar para forjar un cerco en torno de Colombia y las FARC. Según Jornal do Brasil, la razón por la que Brasil se acerca a Estados Unidos en el conflicto colombiano es primordialmente el problema del narcotráfico. Brasilia teme, según el diario, que la producción de cocaína se desplace a la Amazonia brasileña, beneficiándose de la baja densidad de la población y las dificultades de controlar la frontera. El presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso había afirmado el jueves que las Fuerzas Armadas debían estar listas para combatir al narcotráfico, y proteger los intereses de su país contra las zonas de inestabilidad regional. El entendimiento entre ambos países progresará cuando el general McCaffrey arribe este lunes a Brasil. El jefe de la Casa Militar brasileña, Alberto Cardoso, le pediría como contraprestación al bloqueo en Amazonia una cooperación efectiva con su país para la lucha contra el narcotráfico. Washington debería comenzar a combatir contra el lavado de dinero del narcotráfico en Miami, y detener la exportación de precursores químicos para el procesamiento de drogas. Cardoso exigirá además que Estados Unidos deje de presionar a su gobierno para que la Fuerza Aérea de Brasil derribe a todo avión no identificado en la frontera. La vía aérea es una arteria importante de la guerrilla y el narcotráfico, y Estados Unidos busca que Brasil adopte medidas similares a las que tomó Perú, que en dos años derribó a 60 aviones. En efecto, Perú parece seguir de cerca el esquema norteamericano. Como en Brasil, la clave consiste en tomar control del tráfico fluvial. Fuentes militares afirmaron ayer que hay guarniciones en las principales aldeas con acceso a los ríos, y que al menos 20 lanchas rápidas y tres cañoneras patrullan permanentemente los 1600 km de frontera. El canciller de Perú, Fernando de Trazegnies, afirmó que debemos estar preparados ante los riesgos que plantea el conflicto colombiano. El refuerzo de su frontera también está ligado con la lucha contra el narcotráfico. Según el New York Times, los ríos que atraviesan Perú se transformaron en una importante ruta para las drogas luego del éxito de la Aeronáutica en cortar la vía aérea. McCaffrey había afirmado hace un mes que la distinción entre la guerrilla y el narcotráfico ya no existe. Los vecinos de Colombia parecen comenzar a creerle.
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