Por Horacio Verbitsky Cuando asumió por última vez
la presidencia de la República el patriarca dominicano Joaquín Balaguer tenía 95 años
y estaba ciego. Carlos Juárez tiene apenas 85 y buena vista. Seis años después del
alzamiento popular que prendió fuego a su casa y a las sedes de los tres poderes legales,
Juárez tiene la posibilidad de acceder por quinta vez a la gobernación de Santiago del
Estero, esta vez acompañado como vice por su esposa Mercedes Marina Aragonés. Con ese
milagro centroamericano el Justicialismo enhebraría la séptima victoria en las últimas
nueve elecciones provinciales. En algunas provincias la oposición peca por defecto y no
alcanza a constituirse, pero en Santiago lo hace por exceso: a los comicios de hoy no
presentará una sino dos fórmulas provinciales, la Alianza y la Nueva Alianza. Esto
favorece al Justicialismo, que también presenta en las urnas una fórmula disidente
encabezada por un folklorista. Pero estos resultados lejos de fortalecer la candidatura
presidencial del partido del gobierno la privan del arrastre de los líderes locales.
Eduardo Duhalde ni siquiera se cuida de rezongar en público contra esta ingeniería
electoral que atribuye a la deliberada intención del presidente Carlos Menem por frustrar
su acceso a la presidencia. Las victorias provinciales son como esporádicos puñados de
nieve que no alcanzan a formar una bola que ruede por una pendiente triunfal hacia
octubre.
Malas, pero muchas
Duhalde lleva ya tres años tratando en vano de diferenciarse de Menem. Si bien
necesita tomar distancia de un gobierno que no logra remontar en la apreciación popular
debió trocar sus críticas al presidente en alabanzas para obtener la conducción de la
campaña sin interferencias. Sus estrategia son malas, pero muchas, y el cambio frecuente
lo desdibuja. Tampoco la designación del actual vicepresidente de Menem como candidato a
sucederlo en Buenos Aires contribuye a hacer creíble la diferenciación. También es
cierto que Duhalde malversó sin dilaciones las perspectivas que el comando unificado de
la campaña le brindaba, al fracasar en forma estrepitosa la negociación con los ex
ministros Domingo Cavallo y Gustavo Béliz, tan pública que los portazos se vieron y
escucharon en todo el país en colores brillantes y con sonido estereofónico. Tampoco
consiguió persuadir de que renunciara a su candidatura al ex subcomisario Luis Patti, un
monstruo que él ayudó a crear y que ahora escapa de su control. A dos meses de las
elecciones presidenciales Duhalde no controla ni el territorio que gobierna desde hace
ocho años. Carlos Ruckauf imagina que puede salvarse del naufragio alejándose de él y
luego de hundirle el Acorazado Arslanian se desentiende de las peripecias de la
navegación del Chinchorro Lorenzo. Hay que preguntarle al gobernador, que es quien
lo designó, dice ante cada cuestionamiento. Luego de postular que había que
meterle bala a los ladrones, Ruckauf reivindicó el decreto de aniquilamiento que firmó
en octubre de 1975 como ministro de Isabel Perón. Me siento orgulloso, dijo
en el programa de cable de Luis Majul, aunque se desentendió de las consecuencias de
aquel acto, como si no hubiera tenido relación con el golpe militar y con la sangre que
comenzaron a diluviar seis meses después. Ruckauf tiene la coherencia de la que Duhalde
carece. Así como se niega a asumir el costo atroz que tuvo para el país aquella orden
desatinada, se hará el distraído en el futuro cuando se aprecie un nuevo aumento en el
número de muertes, incluyendo la de policías, como previsible secuela de su actual
mensaje de histérica violencia.
Apuro y confusión
Pocos casos ilustran en forma más acabada el atolondramiento de Duhalde que la
contramarcha con la reforma policial. La designación como ministro de un juez cuya
cámara de apelaciones lo denunció por gravísimos delitos y una sospecha fuerte de
extorsión a detenidos sin razón, sólo se explican por el apuro y la confusión. El
flamante secretario de seguridad, Héctor Lufrano justificó el retorno a cargos de primer
nivel de oficiales de la mejor maldita policía del mundo afirmando que hubo quienes
tuvieron que abandonar el servicio por olvidarse la gorra, llegar tarde o por
cuestiones administrativas. No es el caso de algunos de los que él defendió como
abogado, que no se olvidaban la gorra sino que la pasaban para recaudar en forma ilegal
hasta que los descubrieron y los procesaron. El fantasma que detenta la banca del Senado
que correspondía a Antonio Cafiero no tuvo mejor idea que recriminar a la prensa que
informa de estos hechos, por una supuesta campaña contra Duhalde. Tal vez porque es otro
de los firmantes, junto con Ruckauf, de aquel decreto de hace un cuarto de siglo y hay
quienes ocultan la vergüenza atacando a terceros. Una pregunta que desvela a Duhalde es
por qué los candidatos provinciales del justicialismo tienen la fortuna electoral que la
que él carece. Tal vez se deba a que ninguno de ellos fue vicepresidente de Menem ni
está aspirando a sucederlo, por lo que no cargan con el lastre de estos diez años
tremendos. Cada provincia tiene además una realidad propia que pesa más que las
cuestiones nacionales a la hora de elegir un gobernador, pero no cuando se trata de
renovar el Poder Ejecutivo Nacional.
Casi todo negro y algo verde
En ese sentido, Santiago del Estero es el arquetipo del clientelismo y el atraso. Con
Juárez la provincia con menor ingreso per cápita del país reelegiría todo un sistema
de poder que gira en torno de un poderoso empresario, desconocido fuera del Noroeste. Se
trata de Victorio Curi de 66 años, quien comenzó como ingeniero de la Dirección
Provincial de Vialidad y creció junto con Juárez hasta convertirse en un impresionante
terrateniente, propietario de muchas decenas de miles de hectáreas en Santiago, Córdoba,
Catamarca y Formosa, y en el constructor de rutas, obras públicas y viviendas más
importante de la región. Aparte de su antigua constructora, acaba de absorber a la que le
seguía en importancia, con la que ya formaba una UTE. Curi se desplaza en un Mercedes
Benz Negro con vidrios polarizados, lo cual para Santiago es una rareza extraterrenal,
viste siempre traje negro y usa bigote negro. En la entrada de la sede de Curi Hermanos,
una placa agradece a la Policía Federal por su inespecificada colaboración.
Curi posee los hoteles Palace I y II, los dos más lujosos de Santiago y escenario de los
acontecimientos sociales, políticos y económicos locales. Allí se alojaron Duhalde y
Palito Ortega y los camiones de Curi llevaron a los partidarios al acto de campaña. Entre
sus tres holdings (Curi Hermanos, Huaico Hondo y Compañía Rural SA) y todas las empresas
que desde allí se controlan, Curi es el segundo empleador de mano de obra de Santiago,
luego del Estado provincial. Posee edificios y casas en Termas de Río Hondo y produce
lácteos con la marca Lactibán. También es propietario de un edificio de oficinas y
cocheras en Alta Córdoba y de un campo en el camino a Nueva Esperanza en el que se alza
la finca La Verde. Allí aterrizaban los aviones que transportaban sustancias narcóticas
de uso prohibido en una de las fases de lo que se conoció como Operación Langostino. La
Dirección de Rentas de la provincia funciona en el edificio Alicia María de la calle
Garibaldi 44 que es propiedad de Curi, igual que la sede de la municipalidad de La Banda,
la segunda ciudad de la provincia. Su hija explota juegos tragamonedas en el único centro
comercial de Santiago, su hermano Carlos presidió hasta su liquidación el Banco
Platense, por lo que fue inhibido, y su hermana Josefina es juezadel Superior Tribunal de
Justicia de Santiago. El prestigio de ese tribunal no supera al de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. Luego del siestazo la intervención federal arrasó con el Poder
Judicial, de modo que al volver a la gobernación, Juárez pudo designar a todos los
miembros del Superior Tribunal y escogió para presidirlo a su amigo y coetáneo Mariano
Roque Utrera, quien fue ministro de Acción Social en una de sus anteriores gobernaciones,
y senador nacional de marzo a diciembre de 1987, cuando renunció para dejar su asiento a
Juárez. La hija de Utrera, María Fernanda, fue designada por su padre como prosecretaria
de un juzgado, pero el Nuevo Diario descubrió que sólo había rendido cinco
materias de derecho y se hizo pasar por abogada con un certificado falso. Un juez juarizta
designado en comisión intervino la administración del periódico y designó interventor
a un dirigente del partido oficial, candidato a intendente de la segunda ciudad de la
provincia. Su primera orden fue bajar el tono de las críticas al gobierno provincial.
Aire, cable y casas
Uno de los apoderados de Curi, Néstor Ick, posee el canal 7 de televisión abierta y
el sistema de televisión por cable, controla un tercio del Nuevo Banco de Santiago y el
90 por ciento del Nuevo Banco de La Rioja. Además preside el ente de control de la
Energía, que aplicó multas millonarias a la empresa provincial de energía Edese, a cuya
privatización Curi no pudo presentarse. Como no estaba en condiciones de pagar la multa,
Edese emitió acciones por ese importe, que fueron adquiridas por Curi. En cambio Curi
participó y ganó la licitación de las obras sanitarias de la provincia. Su empresa
Aguas de Santiago aumentó 250 por ciento la tarifa. Por cuentas impagas la empresa ha
embargado y está ejecutando 500 casas en Santiago. La propietaria de una de ellas obtuvo
atención pública cuando se encadenó junto con sus hijos para impedir el lanzamiento.
Aguas de Santiago también ha sido denunciada por contaminar barrios enteros con desagües
cloacales a cielo abierto. Curi también es propietario de la Auditoría General Externa,
que controla la obra social de la provincia y cuyos aranceles han provocado un paro de
médicos. El mes pasado comenzó a publicar el diario Abril.
No sólo es contratista del gobierno provincial. Desde hace muchos años Juárez vive en
terrenos y viviendas propiedad de o construidas por Curi. La primera, y más modesta, en
la calle Congreso 110/12. La segunda, en Belgrano sur 2940 esquina Añatuya fue incendiada
durante el siestazo de 1993 y todavía pueden verse los escombros. En ese terreno, Curi
estaba construyendo una casa para su hijo Alejandro, pero luego la entregó a Juárez. La
actual, en Alvarado 325 y Avenida Moreno. También el juez federal Angel Toledo vive en un
piso propiedad de Curi, en Belgrano 910 3º. Los seis departamentos del edificio, cada uno
con cochera, son los más lujosos de la provincia. En cada piso vive un hijo o un sobrino
de Curi y el único foráneo a la familia es el juez, cuya fiesta de segundo casamiento se
celebró en casa de Curi. Como el amigo de mi amigo es mi amigo, Toledo dispuso en 1997
que el Estado debía indemnizar con dos millones de dólares a Juárez por los daños que
la causó el siestazo. El fiscal Aldo Alzogaray apeló el fallo por considerarlo
exorbitante en una provincia donde es imposible encontrar propiedades que valgan más de
200.000 dólares.Juárez y Toledo también poseen campos contiguos, ambos comprados a una
sucesión por Curi y luego cedidos a la mujer del gobernador y al juez. Este cuadro ayuda
a entender por qué una victoria del candidato justicialista no mejora las chances
presidenciales de Duhalde.
Ellos lo hicieron
La Alianza también arrastra sus dilemas. Tres diputados del Frepaso, Darío
Alessandro, Nilda Garré e Irma Parentella pidieron a la Justicia que investigue la
posible malversación de fondos en que habría incurrido el presidente a raíz de la serie
de avisos Menem lo hizo. Su emisión ya había sido prohibida por la jueza
Emilia García, quien entendió que no respondía al interés general sino al personal del
Jefe de los Restos del Estado. No es sorprendente que la denuncia contra Menem no la
firmen legisladores de la Unión Cívica Radical. La semana pasada comenzó a emitirse en
televisión un aviso del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sobre sus planes
de asistencia materno-infantiles, que presenta entre lactantes y pañales a Fernando De la
Rúa, con un texto gemelo al del spot menemista. El año pasado, mientras ambas fuerzas de
la Alianza se disputaban la candidatura presidencial, Chacho Alvarez denunció en un
reportaje la existencia de un presunto sistema de corrupción delarruista.
Pero luego de la consagración de la fórmula presidencial, el Frepaso perdió interés
por los manejos administrativos del gobierno de la Ciudad y por el origen de los fondos
con que se pagan los avisos de la campaña de la Alianza. Esto no contribuye a realzar la
credibilidad de quienes se postulaban como portadores exclusivos de un nuevo modo de hacer
política pero pone en evidencia la difícil convivencia al interior de la entente.
El mes pasado uno de los colaboradores más próximos a Duhalde dijo en un encuentro de
trabajo haber recibido un mensaje reservado de Chacho Alvarez, anunciándole que existía
un acuerdo explícito entre Menem y De la Rúa, gestado por Enrique Nosiglia y Luis
Barrionuevo. Según el emisario, además de menoscabar las chances electorales de Duhalde
el acuerdo marginaba del sistema de decisiones al Frepaso. Como Chacho tenía las manos
atadas, transmitía la información para que Duhalde la hiciera pública. Pero quien
denunció un presunto plan canje de gobernabilidad por impunidad no fue Duhalde sino el
candidato de Acción para la República, Domingo Cavallo. Nosiglia y Alvarez se detestan
en forma tan abierta que el ex ministro del Interior querelló por injurias al diputado
del Frepaso, pese a todos los mediadores que trataron de disuadirlo. Ante una consulta
para este artículo Chacho Alvarez negó haber transmitido al duhaldismo cualquier mensaje
acerca de un pacto. Este diario tampoco encontró indicios serios de la existencia de un
acuerdo formal ni de la participación de Barrionuevo. Pero sí pudo determinar que en una
reunión con dirigentes radicales de la Capital Nosiglia dijo que ahora que Chacho
ya está en la bolsa el Frepaso está muerto. No hay que darles nada en ningún lado. En
octubre ganaremos los radicales. También recibió testimonios sobre una discusión
de De la Rúa con la primera línea partidaria de la provincia de Buenos Aires. El jefe
provincial Leopoldo Moreau dijo que Alianza tenía dos alternativas: O hacemos
sangrar al menenismo, preparamos los juicios y mandamos presos a varios o nos encaminamos
a una conciliación y negociación. Desde mi punto de vista hay que adoptar la
primera. De la Rúa le respondió: Bueno, la primera alternativa fue la que
adoptó inicialmente Alfonsín, y así le fue.
Lotecitos
En realidad el propio Alfonsín, enamorado del modelo italiano de la lottizzazione, por
el que se subdivide el poder entre los principales partidos del sistema para que ninguno
quede a la intemperie, se ha pronunciado por la búsqueda de acuerdos con el menemismo.
Esto no carece de racionalidad, considerando el alto número de gobernaciones
provinciales, la bancada en la Corte Suprema de Justicia y la mayoría que el partido del
gobierno retendrá en el Senado por lo menos hasta la renovación total del 2001, por no
hablar de su rama sindical, adormecida de negocios pero siempre pronta a despabilarse en
el llano. Un indicioclaro de que el candidato impuso su visión fue el envío al archivo
de la investigación que los radicales ya tenían avanzada sobre el uso de los fondos
reservados del Senado por parte de Ruckauf, quien como parte de su alejamiento de Duhalde
recompuso su relación con Menem. En un intento por conmover tanta paz, Chacho dispuso
revitalizar las investigaciones de la comisión que se conoció como FBI de la
corrupción, con las que cree que podrá presentar a De la Rúa hechos consumados.
Más allá de las especulaciones estratégicas de Alfonsín o de los negocios que puedan
interesarle a Nosiglia, la entente radical-peronista a espaldas del Frepaso se asienta en
la relación desigual de fuerzas al interior de la Alianza. El 6 a 3 de la interna entre
De la Rúa y Fernández Meijide, en la que el Frepaso sólo se impuso en la Capital,
convirtió a los comicios de octubre en poco más que un nuevo clásico entre los dos
partidos tradicionales. En ese sentido sí es legítimo hablar de una continuación del
Pacto de Olivos. La irrelevancia electoral del Frepaso en el interior se demostró tanto
en la derrota cordobesa como en la victoria catamarqueña. Con directivas nacionales
solapadas o sin ellas, la federación de partidos radicales de provincias se negó a abrir
espacios en sus listas a esos magros aliados. En Entre Ríos el rudo candidato y ex
gobernador Sergio Montiel desconoció a la candidata a vicegobernadora escogida en
comicios internos por el Frepaso y se negó a compensarlo con una candidatura a diputado
nacional. En Misiones, la UCR sólo cedió a sus socios dos puestos en la lista de
legisladores provinciales y prefirió privilegiar antiguos acuerdos locales con el MID.
Entonces que llamen a Frigerio para hacer campaña, les hizo contestar Chacho
Alvarez. En La Matanza los radicales aprovecharon el conflicto interno mal resuelto por el
Frepaso y por esa brecha introdujeron como una cuña a Pinky. En Avellaneda expulsaron a
la diputada Silvia Vázquez por intentar algo parecido, aunque en el Frepaso se preguntan
por qué la UCR no fue capaz de contener esa rebeldía. Al justificar el sacrificio de un
proyecto propio en beneficio de la alianza con el radicalismo, imprescindible para poner
punto final al ciclo menemista, Chacho Alvarez explicaba que el Frepaso debía construir
una base institucional en la cual apoyarse para seguir creciendo y disputar más adelante
el poder. Aspiraba a obtener tres gobernaciones, un bloque de medio centenar de diputados,
posiciones en diversas legislaturas y consejos deliberantes y varias decenas de
intendencias. La realidad no ha sido generosa con ese proyecto, que cada día más parece
limitado a las dos Buenos Aires, Capital y Provincia. Y aún allí, el Frepaso sólo
llevará 12 candidatos a intendente. De los 38 diputados nacionales que hoy tiene el
Frepaso, fruto de la excelente elección de 1995, 21 terminan su mandato a fin de año. En
el mejor de los casos la bancada quedaría igual que ahora, aunque lo más probable es que
se reduzca. En cambio la UCR avanzará, en contraste con lo que fue su pésima elección
de 1995, cuando su fórmula presidencial fue tercera detrás del PJ y del Frepaso. El
riesgo de este proceso es que pueda concluir con la reabsorción de la tercera fuerza que
emergió en 1994 en protesta por el primer pacto y reinstaure el bipartidismo,
empobreciendo aún más el paisaje político.
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