Por Maximiliano Montenegro Paradojas de la política.
Fernando de la Rúa se presentó en la conferencia de los industriales en Córdoba como
futuro presidente de los argentinos. Y así lo vieron los empresarios. No me siento
ministro de Economía de De la Rúa, confesó José Luis Machinea, desnudando la
feroz interna, alentada por el propio De la Rúa, en torno de la conducción económica de
un eventual gobierno aliancista. Encima, aunque no se considera ministro, para los
industriales su discurso fue demasiado parecido al de Roque Fernández. Eduardo Duhalde se
presentó y fue escuchado, simplemente, como un candidato a presidente. Sin embargo, si
fuera gobierno, no duda de quién sería su ministro en el área clave: Jorge Remes
Lenicov. Más aún, ya transmitió, en privado, que el Ministerio de la Producción lo
ocupará un empresario, al igual que la presidencia del Banco Nación, algo que en la UIA,
obviamente, festejan.
No vine como (futuro) ministro de De la Rúa sino como referente económico de la
Alianza, contestó Machinea una y otra vez, el viernes, durante su breve paso por el
cónclave industrial de Córdoba. Aunque parezca trivial por estos días el rapto de
humildad democrática (ver aparte) de Machinea, está lleno de contenido. Quien hasta hace
poco era el ministeriable indiscutido de la Alianza para Economía, hoy trata de abrirse
espacio a codazos entre las preferencias de De la Rúa. Y lucha para que no le desmembren
el ministerio, ungiéndolo en un cargo vacío de poder.
¿Está de acuerdo en crear un Ministerio de la Producción, al margen del de
Economía? le preguntó Página/12 en la conferencia de prensa que ofreció en
Córdoba.
Estoy en contra de separar el Ministerio de la Producción.
¿Y en dividir Economía por un lado y Obras Públicas por el otro?
También estoy en desacuerdo.
Le pregunto porque recientemente De la Rúa reveló su intención de dividir el
ministerio, poniendo a un lado Obras Públicas insistió este diario.
El que decide no soy yo, pero si me preguntan por el tema, yo no estoy de acuerdo
respondió Machinea, ventilando el primer desacuerdo público con De la Rúa. El
candidato presidencial de la Alianza dijo a principios de semana que tendría un
Ministerio de Obras Públicas, cuyos programas actualmente están en la órbita de
Economía. Para ese cargo ya tiene un ministro seguro: Nicolás Gallo, ex secretario de
Obras de la Ciudad y actualmente encargado de las finanzas de la campaña. Gallo, como el
resto del entorno delarruista, no quiere saber nada con Machinea ministro. No lo vetarían
sólo si avanza la tupacamarización de Economía.
El Ministerio de la Producción, elevando el rango de la actual Secretaría de Industria,
es un reclamo histórico de la Unión Industrial. Paradójicamente, Machinea, que fue
asesor de la central fabril durante buena parte del gobierno de Menem, avisó
públicamente en la propia conferencia de la UIA que no está de acuerdo. Evidentemente,
hoy está más preocupado por la disputa de poder de cara a un futuro gobierno que por la
presión que puedan ejercer los industriales. Para ese cargo sobran los radicales con
perfil desarrollista.
El tercer desprendimiento sería el Ministerio de Finanzas, como existe en Chile. Es la
jugada maestra a la que apuesta De la Rúa si la Alianza pone objeciones insalvables a
Fernando de Santibañes, ex titular del Banco de Crédito Argentino, o a Ricardo López
Murphy como sucesores naturales de Roque Fernández. Ambos son egresados de la
ultraortodoxa Universidad de Chicago y son pedidos a gritos desde las tribunas del
establishment financiero. De la Rúa cree que con alguno de ellos dos manejando
Finanzas,la figura más heterodoxa de Machinea, tal vez asociada aún en la memoria de los
mercados con la híper del 89, quedaría neutralizada.
Por si fuera poco el embrollo, Adalberto Rodríguez Giavarini, ex economista fuerte de De
la Rúa, tampoco se resigna a ir mansamente a Cancillería. Por lo pronto, es el único
radical con línea permanente con el titular de la AFIP, Carlos Silvani, a quien
entusiasmó con la posibilidad de trascender al menemismo en dicho cargo. Pero, si hay un
área por excelencia que deberá controlar sin restricciones el futuro ministro de
Economía, para no ser más de lo mismo, es la caja de recaudación del
Estado: pese a las pocas promesas electorales de los candidatos, todas se basan en
conseguir fondos reduciendo la evasión.
Tal vez abrumado por los tironeos internos, Machinea prefirió mostrarse, en el crítico
escenario de la UIA, como garante de la estabilidad por sobre todas las cosas. Su mayor
audacia fue anunciar que, no bien asumido, el gobierno deberá negociar un nuevo paquete
de endeudamiento por 8 mil millones de dólares con los organismos internacionales para
cubrir los baches de financiamiento del año próximo.
Machinea es uno de los principales interesados en el acuerdo político que propuso De la
Rúa para aprobar un paquete de leyes en el Congreso después del 24 de octubre. La base
de estas medidas es un nuevo ajuste fiscal de por lo menos $ 4 mil millones, para
contrarrestar el déficit legado por Menem que, según la Alianza, llegaría a fin de año
a 10 mil millones. Por eso, el economista que no se siente ministro ni siquiera pudo
prometer a los industriales hacer realidad la postergada rebaja de aportes patronales que,
tiempo atrás, él mismo consideraba imprescindible para estimular la competitividad de la
producción.
Domingo Cavallo, en cambio, prometió eso y mucho más para rebajar costos empresarios.
Las reducciones impositivas que anunció Cavallo costarían 24 mil millones. Acá se
aplica el teorema de Baglini: cuanto más lejos del poder, más disparates se dicen,
resumió Machinea, con razón. Sin embargo, esto no quita que el diagnóstico de Cavallo
sea válido: Si sólo se preocupan de cómo conseguir financiamiento, habrá dos
años más de depresión y un ajuste salarial del 20 por ciento. Una cosa es
reconocer que Argentina ha quedado cara en dólares, y otra muy distinta es descubrir la
fórmula para remontar el atraso cambiario. Ante este interrogante, la mayor carta del
equipo económico aliancista es esperar a que mejore el contexto internacional: precios de
las commodities de exportación, depreciación del dólar frente a terceras monedas y
condiciones de financiamiento más favorables.
La única prenda que el economista radical ofreció a los empresarios fue el compromiso de
reponer la carta que Roque y el ex viceministro Carlos Rodríguez, pese al aval del FMI,
perdieron ante Erman González: los contratos temporarios de trabajo, más conocidos por
la oposición como contratos basura. Si bien aclaró que pagarían cargas sociales
pero no indemnización, este punto seguramente agitará aguas en la Alianza.
Remes Lenicov no propone nada más allá de Machinea, aunque se cuida de resaltar en
público, como el radical, la palabra ajuste. En lo personal no tiene rivales a la vista
como ministro de Economía en un gobierno de Duhalde, lo cual no significa que de
nuevo aplicando el teorema de Baglini no pudieran aparecer si las encuestas dieran
un vuelco. En ese caso, el candidato que dice que el modelo está agotado también podría
dar una voltereta hacia la ortodoxia. Para los dirigentes de la UIA el ganador de octubre
ya es De la Rúa. Pero los sorprendió gratamente el mensaje que, en privado, les dejó el
gobernador de Buenos Aires: en caso de ser presidente, Ministerio de la Producción y
Banco Nación serían comandados por empresarios. Esta fórmula no intranquiliza a Remes,
que la consensuó con Rodolfo Frigeri, titular del Banco Provincia, y Carlos Brown, ex
ministro del área en la provincia y actual candidato a intendente por SanMartín. Aunque
en los últimos meses ha consultado a diversos economistas, incluyendo al gurú Miguel
Angel Broda, por ahora, Remes, Frigeri y Brown son el trío de confianza de Duhalde en
temas económicos y productivos.
Muchísimos candidatos ¿Se siente ministro de De la Rúa? le preguntó este diario a
Machinea.
No.
¿Por qué?
Porque los argentinos van a elegir su presidente y después el presidente tendrá
que elegir su ministro. Yo no me siento ministro de De la Rúa. Simplemente, soy el
coordinador de los equipos económicos de la Alianza.
De la Rúa vino a hablar como futuro presidente. Y todas las preguntas que se le
hicieron aquí a usted era como si fuera a ser el ministro.
Bueno, éste no es mi caso.
¿Hay otros candidatos dando vuelta?
Debe haber muchísimos candidatos a ministro de Economía.
Buena onda mundial
Tanto Machinea como Remes Lenicov creen que la recesión
actual quedará atrás y el próximo gobierno podrá estrenar crecimiento. En este
sentido, confían, más que en ninguna otra cosa, en la suerte. La idea es que el contexto
internacional cambiaría fundamentalmente en tres aspectos, motorizando la actividad
económica local. Son los siguientes:
La economía internacional está mostrando signos nítidos de reactivación.
La depreciación del dólar, frente al euro o al yen, continuará en los próximos
dos o tres años.
Ya empieza a notarse un repunte en el precio internacional de las commodities
(productos básicos), que son el núcleo de las exportaciones argentinas. |
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