Lanús empezó ganando y jugando mejor pero Boca le hizo cuatro --tres de Palermo y uno notable de Guillermo-- en un segundo tiempo arrasador. |
Por Juan Sasturain Pocas veces un partido fue tan partido como éste de ayer entre Lanús y Boca. El fútbol es estructuralmente binario y la palabra "partido" --de la que "picado" es su versión residual-- indica como ninguna esa condición de cosa escindida justito por el medio: el campo, los equipos, los dos períodos. Bien: ayer en el Sur fue tal la escisión que bien se podrían haber cortado definitivamente las dos partes temporales --por ejemplo-- y analizarlas por separado, con puntaje inclusive, como en el tenis. Porque Lanús ganó el primer tiempo y Boca ganó el segundo. Así de claro, como si fueran sets, rounds o series de TC. Pero además de dos tiempos hubo dos Bocas, dos Lanús (o Lanuses o lanúes), dos pares de Mellizos, dos Palermos, dos líneas de fondo granates y, ejemplares, sintomáticos: dos tiros libres sucesivos y abismalmente separados. El último del primer tiempo y el primero del segundo. Ambos para Boca. Y de ahí se puede partir para analizar lo tan partido. Tiro libre uno: en el minuto 45 del primer tiempo, trabajosamente, con Palermo pelota al pie por derecha en un ataque de habilidad o de inusual control de pelota, lo bajaron y Boca tuvo, estado 0-1 abajo, el mejor tiro libre a favor del período. Se pararon frente a la pelota Gustavo, Cagna y Palermo, se preguntaron si alguno había visto a Riquelme y no hicieron nada... Amagaron, el Mellizo protestó para variar y terminó dándosela a Serna que le pegó con uno de sus tres tobillos. La tribuna de Lanús festejó burlona. Pitazo y fuera: se acabó el tiempo. O no: Marito Zanabria había pedido el cambio de Soto desde hacía rato y consiguió que entrara y debutara el paraguayo Caniza. Ahora sí: chau primero tiempo, grande Lanús, Boca con pronóstico reservado. Tiro libre dos: a los treinta segundos del segundo, pelota a Guillermo con espacio por derecha, pone primera como no lo había hecho en el primero y lo bajan todavía lejos del área. Automáticamente la popular visitante empieza a gritar a lo loco ("...no podés perdeeer") en la nuca de Burela y todos pero todos menos Ibarra se van al área: un aluvión. Vino el centro, --el que se debían desde el primer período-- y fueron todos, gran cabezazo de Samuel, travesaño y Palermo que de atropellada la manda adentro. Empezó (Boca) y se acabó (Lanús) todo en una sola jugada. La jugada bisagra. Y Caniza no la había tocado aún; y dos minutos después con el 0-2 adentro --viéndolo de atrás a Palermo hacer la diagonal de izquierda a derecha-- tampoco. Esos dos tiros libres, que en el partido están separados por dos minutos, tuvieron un cuarto de hora de vestuario intercalado: ¿qué les hizo Bianchi a los pataduras auriazules? No se sabe. Pero se puede adivinar --puteada más o menos-- lo que les dijo. Sea lo que fuere, causó efecto. Sin embargo, es seguro también que no esperaba que surtiera (efecto) porque ya había dispuesto los cambios: Barijho y La Paglia (por Basualdo y Gustavo, clavado) no entraron desde el vestuario por cuestiones de frío. Finalmente en una tarde en que todos lo padecieron, nadie se recaló de frío como ellos dos: desde los cinco minutos dejaron de precalentar y se dedicaron a mirar cómo sus compañeros no los necesitaban... Tampoco se sabe qué les dijo Marito Zanabria a los suyos en el vestuario. Los debe haber felicitado: habían hecho todo bien, sobre todo hasta el gol, sobre todo Juan Fernández, sobre todo en el fondo. Claro que también habló con Caniza y le explicó que iban a marcar con línea de cuatro en el segundo. "Sí" dijo Caniza, hombre de suerte que entra en equipo ganador ante Boca. En fin: no por el paraguayo sino porque Boca fue otro y Lanús no lo reconoció: eran más para menos pero nadie era de nadie. Eso fue el partido: dos cosas distintas pero una más distinta que otra. Lanús pegó primero pero no pegó dos veces: nunca supo ni fue capaz de rematar. Boca pegó último y, aunque no hay refrán que diga cuántas veces pega el último, dice sí quién es el que ríe mejor.
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