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![]() Para los vecinos de la cuestionada estación respirar combustible era cosa diaria. Deben estar cargando en la Shell, respondían a quien, ajeno al microclima de la manzana, preguntaba por semejante aroma. Incluso el 24 de enero del 1994, un día previo al estallido, pensaban que algún desprevenido se había olvidado un bidón con combustible en la baulera del edificio de Darragueira 2008. La madrugada del 25, la duda quedó saldada: el arranque de la bomba de agua desató la explosión y voló un departamento del edificio. La estación quedó intacta, pero fue clausurada de inmediato. Los festejos de fines del 98 trajeron de regalo la nueva obra. En enero empezaron a trabajar y nos empezamos a inquietar porque las obras avanzaban. Habían puesto cuatro tanques muy importantes. Empezaron a tirar paredes, todo a puertas cerradas, señala María Agustina Chaneton, que un par de meses después de la explosión vio cómo el suelo de su cochera se levantaba 20 centímetros y un fuerte olor a combustible se instalaba para siempre en su casa, ubicada a 20 metros de la estación. El tema de fondo es que acá hay suelos contaminados y no se hizo gran cosa, apunta Daniel Pechman, arquitecto asesor de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires. En su momento, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y los técnicos de ex Inspección General de la Municipalidad comprobaron que las napas de la zona estaban contaminadas por hidrocarburo proveniente de la ex Shell, a manos de la concesionaria RJSRL. Ahora, la estación ya no pertenece a la empresa Shell, es bandera blanca: no tiene contrato con ninguna petrolera. Pero la preocupación de los vecinos es la misma. A nosotros nos dicen que la zona ya perdió valor explosivo, pero el peligro es que, en caso de una nueva pérdida, la tierra contaminada no tiene poder absorbente, apunta López Pomar. Consultado por Página/12, Enrique García Espill, secretario de Planeamiento Urbano de la ciudad, informó que los propietarios presentaron una consulta, que es el primer trámite para reconstruir la estación. Pero la empresa empezó a trabajar sin permiso. El acta de la Dirección de Fiscalización de Obras y Catastro, del 12 de agosto, dice: Se intima a la paralización de la obra hasta que se presente un informe que demuestre fehacientemente el resultado de los trabajos de remediaciónen el terreno provocados por el derramamiento de combustible. Seis días más tarde fue clausurada. Desde entonces, los vecinos volvieron a respirar, pero no demasiado profundo. Hemos visto regatear tanto el control y la seguridad que nos hace sospechar: no sabemos si vienen y los acomodan..., nosotros no podemos vivir con el corazón en la boca, se quejan. Producción: Sonia Santoro
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